Extraña sucesión de infortunios que, poco a poco, fueron minando mi voluntad hasta transformar aquel viejo anhelo de triunfo en esta pacífica convivencia con el fracaso.

martes, 1 de marzo de 2011

MI PAYASO

Síntesis del post: Un payaso. Mi payaso. Un voluntario. Dos caballeros y una señorita. El opuesto de un payaso. Reflexión final.



Me quedo mirando a un payaso. Estoy en el primer piso de un centro comercial, en un amplio salón dominado por el color blanco, con una gran variedad de juegos y espacio de sobra para que corran los niños.

Me quedo mirando a un payaso, decía. A un grupo de payasos, aunque a uno en especial. El número es sencillo, no demasiado imaginativo, pero los niños lo celebran con genuino entusiasmo. Una torta, un cachetazo, un tropezón, narices coloradas, pelos rizados y una diminuta bicicleta con su campanita. No hay faltantes ni sobrantes. Solo el material necesario para convocar una respetable cantidad de carcajadas infantiles. Está muy bien.

El payaso, mi payaso, pide un voluntario entre el público adulto. Es un buen payaso, tiene algo más que sus compañeros, algo que lo distingue y lo eleva, aunque yo no sepa explicar la razón. El caso es que, sumergido en esa idea, yo lo estaba observando con atención. Y entonces me mira, o me invita con la mirada. Discretamente, pero con energía.

Un voluntario es un individuo que produce un acto, pronuncia una frase o lleva a cabo una actividad más o menos prolongada, precisamente, en contra de su voluntad. Y entonces hace el ridículo. Esa es la definición personal que se trasluce en mis ojos durante los dos o tres segundos que dura el cruce de miradas; y el payaso, que es un buen payaso, que tiene algo más que sus compañeros, algo que lo distingue y lo eleva, se percata sin abandonar la discreción. Entonces su energía se concentra en otro adulto (uno de verdad) y el número prosigue sin mayores contratiempos.

Ahora estoy sentado en un banco a la salida del centro comercial. Estoy tomando una coca zero, y de pronto escucho una voz a mis espaldas:

–¿No te gustan los payasos? –indaga.

Enseguida reconozco a mi payaso.

–Me gustan –respondo –. Los que no me gustan son los voluntarios.

–Eso supuse.

Los dos permanecemos en silencio durante algunos minutos. Uno al lado del otro. Él fumando un cigarrillo, yo tomando mi coca zero.

En ese lapso pasan dos caballeros. Tendrán unos cuarenta y cinco años. Teléfonos móviles en mano, chombas de marca, bermudas de tela y calzado oneroso. Se cruzan con una señorita (muy bonita ella) y la abordan en grupo. Le cierran el paso, le dicen un par de estupideces y medio en broma medio en serio la invitan a pasear en un auto importado que, dicho sea de paso, es cierto que les pertenece. Una vez descartados por la dama le espetan alguna frase un poco más agresiva y se alejan palmeándose las espaldas, riendo a carcajadas, como los niños de hace rato.

–¿Sebés cuál es el opuesto de un payaso? –desafía mi payaso con la vista clavada en el horizonte.

–No tengo la más pálida idea –respondo yo, que no tengo la más pálida idea.

–Un pelotudo.

Aguardo la explicación en silencio, porque la idea me parece interesante.

–El payaso, el verdadero payaso, es un tipo triste. Y eso no es ningún cliché, no te engañes. Parece, pero no lo es. El payaso tiene su repertorio, pero lo reserva para el escenario. Después vuelve a su casa en colectivo, todavía con la cara pintada, algo desteñida por el sudor. Se toma dos o tres ginebras en un bar mientras piensa en alguna novia del pasado. O en una esposa que se fue de la casa una tarde, con una valija rota y tres pibes a cuestas, sin dejar siquiera una nota. O en alguna desgracia de esa calaña. Cuando se le acaba la plata que ganó en el escenario camina media hora por una calle de tierra hasta su casa. Abre una reja oxidada, atraviesa un jardín sin flores, se tira en un sillón apolillado y mira televisión hasta que se queda dormido. Y no se nota que es un payaso hasta la mañana del día siguiente. El payaso, el verdadero payaso, siempre es capaz de divertir al día siguiente. Es un tipo triste, sí, pero tiene el escenario. Esa es su redención.

–Interesante –respondo, porque es interesante.

–En cambio el pelotudo, el verdadero pelotudo, es un tipo alegre. Es jodón, gritón y bien predispuesto. Y también tiene su repertorio, aunque es incapaz de reservarlo para una ocasión especial. Es pelotudo a jornada completa, porque para poder ejercer con propiedad, tiene que serlo todo el tiempo y en todas partes. Si se cruza con una mina, la enfurece. Si se toma dos o tres ginebras, no piensa en nada; pelea o vomita. No hay un escenario para los pelotudos. Para que dejen de serlo aunque sea por un rato. Y para colmo su condición se les nota, se les nota de lejos. Por eso la tragedia de ser un pelotudo es que no hay redención posible, ¿entendés ahora?

–Entiendo, sí –contesto convencido.

–Ahora si me permitís, mirá lo enojada que quedó esa pobre piba. Necesita alguien que la consuele un poco, y como a vos no te gusta el papel de voluntario...

Dicho esto se levanta, se despide con un guiño casi imperceptible y avanza sobre la señorita con su pintura desteñida, sus pelos rizados y su nariz colorada. Al cabo de unos segundos la chica sonríe, taconea un poco y finalmente escribe algo en un papelito con su lápiz labial.

Supongo que esta pequeña charla me habrá enseñado algunas cosas que, con tiempo y ganas, me ocuparé de meditar. Por lo pronto creo que me veré obligado a reformular mi estúpida definición de lo que es un voluntario.




Tengan ustedes muy buenas noches.

44 comentarios:

Maga h dijo...

Que placer leerlo Sr. Yoni!
Sin nada que agregar, les dejo el espacio a sus creativos comentaristas.

Me voy más que satisfecha, con la certeza de poder detectar rapidamente a un pelotudo.

Maga h dijo...

Volví...sabe? Esa imagen de su payaso me quedó dando vueltas en la cabeza...-Claro!!-Dije- Era la misma que estaba colgada en la sala de espera del consultorio de mi madre!

Terrible estar sentado en la antesala de un consultorio odontológico y de compañia semejante cara de dolor!

Mire a donde me llevó su entrada, y ahora si me voy.

Pablo dijo...

Muy interesante la definición del payaso, pero a mí no me van ni un poco... agradezco ser un payaso de vez en cuando y bastante pelotudo el resto del tiempo! jajajajaja!

Un cálido saludo para usté!

La condesa sangrienta dijo...

Detesto los payasos tanto como a los pelotudos (y acabo de darme cuenta el por qué de mi alergia a los chopins!)

un beso

Dany dijo...

Mire que dejarme sin palabras.......estimado Sr. Bigud.
Realmente disfuté leyendo esta entrada. No tengo la intención de hacer un comentario ocurrente, de payaso o pelotudo, vaya uno a saber. El relato me encantó.

Ochurus dijo...

Qué grande Yoni...una maravilla.



Los payasos me ponen tensa.Nunca, ni en mi infancia me reí o me pareció divertido algo que hiciera un payaso. Siempre me produjeron la misma tristeza.

El payaso fumando en la puerta es el resumen ideal de aquella imagen en mi mente.

Los pelotudos simplemente me indignan...todos a una isla...ya.

un saludo

Anónimo dijo...

usted reformule tranquilo su definición sobre lo que es un voluntario que yo voy a reformular la antipatía que, hasta hace unos minutos, venía sintiendo desde siempre por todos los payasos

besos, ya sabe

Mariela Torres dijo...

A los payasos nunca los entendí, y a los pelotudos menos. Pero, si tengo que elegir, prefiero en payaso, que es payaso un rato, nada más.

Me gustó su relato.

Saludos.

Etienne dijo...

Se nota la tristeza de los payasos, se les nota en la sonrisa agrandada con carmín y los zapatones exagerados, se les nota en las melodías que susurran de regreso a casa.
Lo peligroso de los pelotudos es que a veces lo disimulan, y te atrapan sin que te puedas liberar.

A mi la gente triste me produce admiración.
Abrazos y gracias por este pedazo de vida cotidiana que nos regala!

Yoni Bigud dijo...

Magah: Se va con una certeza muy valiosa. Muchas gracias a usté.

Magah: Saber amedrentar también es una virtud. Aunque no estoy seguro de que sea bueno ejercerla con los clientes.

Pablo: Sin duda una mezcla explosiva. Muchas gracias a usté.

Condesa: Estoy aquí para abrirle los ojos.

Dany: Ni de voluntario. Muchas gracias a usté.

Ouchurus: ¿Usté dice un yurasicparc de pelotudos? No está nada mal, pero ya hemos visto en esa saga que esas cosas no terminan bien.
Muchas gracias a usté.

Laura: Así va a terminar, escribiendo papelitos con su lápiz labial. Muchas gracias a usté.

Mariela: Una elección muy lógica y no menos lúcida. Muchas gracias a usté.

Etienne: Ah... el que disimula. Un pelotudo sagaz dice usté. Una suerte de oximoron.
Muchas gracias a usté.


Un saludo.

Marina Judith Landau dijo...

Su relato me encantó, me conmovió, y hasta me ha dejado pensando...
Su payaso me ha gustado mucho. Pero he conocido payasos pelotudos, y mucho.
Un abrazo.

Elvis dijo...

Muy listo su payaso. Los pelotudos enfadan a la chica y el aprovecha el momento sutilmente. Claro, a la chica despues de tropezarse con un pelotudo, cualquiera que se le acerque con dos dedos de frente será bien recibido... Cuestión de contrastes...
Un abrazo.

Bugman dijo...

Señor Bigud, apenas pude leer su artículo. Tengo coulrofobia. Los payasos son malvados.

Alelí dijo...

me deprimí!

El Gaucho Santillán dijo...

El problema, es que los pelotudos no sospechan que son pelotudos.

Y son felices!!

al final, uno no sabe si envidiarlos.

Un abrazo.

Pablo dijo...

Siempre me llamó la atención que un payaso, el símbolo de la alegría, la diversión y la risa (v.g. "¿te tragaste un payaso?"), sea visto por todos como alguien triste, perturbador y malvado. ¿Será la impostación? ¿la máscara? ¿por qué sometemos a nuestros hijos a esto? Schopenaueriano.

Gran texto.

ElFlaco dijo...

Permitame que lo felicite, pero esto no es un eufemismo, este texto estimado amigo para mi ha sido de lo mejor que he leido en su blog. Si Señor! permitame felicitarlo de parte de un voluntario medio pelotudo y bastante payaso.

Samain dijo...

Más que payaso, filósofo...
Nunca se me hubiese ocurrido verlo de esa manera.

Como persona con cara de buena y tranquila, no me gusta la gente estridente; en este caso los Payasos y los Pelotudos.

Definitivamente los Payasos me caen considerablemente mejor que los pelotudos.

Ahora bien, si después de que un pelotudo me pone de mal humor, se me acerca un payaso, lo muelo a palos.

Hay que reconsiderar, de todas maneras, el tema del Voluntario.

Excelente, como siempre Sr. Yoni.

Samain dijo...

Ah... Y 18! (por el anterior)

Cris dijo...

Holis Don Yoni! aquí poniendome al día de a poco, perdone mi ausencia ,justo que Usté siempre está presente en mi sitio, un día de estos daré el premio al comentarista mas presente y ese serä....por mi parte si tuviese que elegir me quedo con un Payaso triste ,antes que un Pelotudo Alegre, aunque en verdad los payas no me gustan mucho, yo siempre me quedo a mitad del río , ni tanto ni tampoco, si sigo entre dos orillas "Con mi barca mi iré a Naufragar".
Saludingui
Cris//mujeresdesincuentay

Any dijo...

Adhiero a su definición de voluntario, no creo que sea estúpida. Tampoco me hace gracia ese tipo de "voluntariado" al que casi te obligan. Odio esos momentos donde desde el escenario alguien se ensaña con uno de la platea, o lo invita (a la fuerza) a subir y ser parte del espectáculo. Asi que lo entiendo.
Payaso es un trabajo como cualquier otro, pelotudo es una forma de vida, bastante extendida por cierto.
un abrazo

Mecha dijo...

A mi no me gustan los payasos, pero SU payaso tiene toda la onda...




Además de tener razón, claro!

Epístola Gutierrez dijo...

Su payaso supo aprovechar la oportunidad que esos tarados le dejaron servida. Pero también le podría haber ido muy mal, eh.
Como sea, me encantó el relato!
Saludos.

Yoni Bigud dijo...

Marina: Hay de todo en la viña del Señor, lo admito. Muchas gracias a usté.

Elvis: Contrastes, sí. Saber aprovecharlos también es un arte.

Señor Bugman: Elijo respetar sus fobias.

Alelí: Oh.

Gaucho: Envidie nomás. La felicidad no es para cualquiera.

Señor Pablo: Supongo que se debe a la tradición. Uno somete porque ha sido sometido.

Flaco: Muchas gracias a usté.

Samain: No, si usted de buena tiene solo la cara. Muchas gracias a usté.

Samain: Bien ahí.

Cris: Una elección difícil la suya. Muchas gracias a usté.

Any: No hay nada que hacer contra la forma de vivir, eso es seguro. Muchas gracias a usté.

Mecha: Cuidado con el payaso...

Epístola: El que no arriesga no gana. Muchas gracias a usté.


Un saludo.

El Mostro dijo...

Los payasos apestan. Los payasos tristes apestan aún más. Los pelotudos de ropa cara y calzado oneroso y auto importado deben fallecer a manos de payasos tristes.

Disculpe la rudeza, pero recién salgo de una reunión, donde abundaban unos y otros.

Un abrazo mostro.

A.R.N. dijo...

el voluntariado siempre da frutos gratificantes. besin

Gregorio Kolbe dijo...

Su definición de voluntario es impecable, don Yoni. No se deje engañar por este payaso, que al margen de lo que pueda decir, fue a seguir haciendo de payaso.
Su función es interpretar ficciones, convencernos de algo que en realidad no es, aunque lo estemos viendo. No todos son tipos tristes. Los payasos son actores (cómicos, si quiere agregar algo distintivo). La diferencia con los actores es que trabajan a tiempo completo. En eso son como los pelotudos. Y cotizan más bajo. Esto no lo juzgo.
En fin, su payaso necesita un psicólogo. Urgente. Y los pelotudos un escopetazo.

Un abrazo.

PD: ¿coca zero?

Viejex dijo...

Me dieron ganas de aplaudir de pie a su payaso. Me emocionó.

Más que revisar la definición, creo que deberíamos usar otra palabra para los falsos voluntarios.

P/D: Como dice Kolbe acá arriba...coca zero, válgame el cielo!

Julieta dijo...

Los payasos no me gustan, me aburren y me da pena ver a un pobre tipo haciendo de payaso..Quizá no le quede otra, es un trabajo como cualquier otro, pero no me gustan!
Saludos!

Jessica dijo...

Excelente relato. Felicitaciones.

Caro Pé dijo...

El pelotudo es incapaz de reservar su repertorio para una ocasión especial' muy buen post.
Saludo!

Mona Loca dijo...

A mí lo que me sorprende es que el payaso se haya animado a encararlo luego de su espectáculo.
A acercársele mientras usted tomaba su coca zero parado por ahí.

¿Qué lo llevó a hablarle, a preguntarle por sus gustos y contarle una teoría ingeniosa?

Tan amigable luce usted últimamente, o era el aire vacacional???


Enigmas que me desvelan a esta hora de la mañana.

besos

Mona Loca dijo...

Perdón, sentado en un banco, tomaba la coca zero.

(Un detalle, pero cuenta...)

Yoni Bigud dijo...

Mostro: Descárguese tranquilo, y arengue a los payasos tristes para que hagan su trabajo.

A.R.N: Ya lo creo.

Gregorio Kolbe: Mientras no lo pague yo, que vaya a todos los psicólogos que desee.
Sí, coca zero. Un brebaje muy atractivo.

Señor Viejex: Tiene razón, la palabra es lo que no está bien. Cambiar una definición es más trabajoso.
Gregorio Kolbe no dijo válgame el cielo. Eso lo dice usté, mientras toma una Tab.

Julieta: Cuánto prejuicio... :)

Jessica: Bienvenida. Muchas gracias a usté.

Caro Pé: Muchas gracias a usté.

Mona: ¿Vio? Creo que estoy perdiendo el toque, y cualquier payaso me ve cara de buen samaritano.
Imagine si además de todo fuera simpático.

Mona: Todos los detalles son relevantes. Quizás lo que lo atrajo fue el banco. El reposo. Y no yo.


Un saludo.

Mona Loca dijo...

No, fue usted.
Pero es indicador, porque...
Bueno, no sé si decírselo.

Si hubieran charlado parados, daba cuenta de que era una cosa así, al pasar. Más bien un comentario.

Pero...¿sentarse en el banco a charlar?
MMMHHH...implica intención de quedarse un buen rato.

Agradézcale a esos pelotudos que le ofrecieron al payaso la oportunidad de ver otro objetivo.

QUiero ver cómo se lo despegaba al payaso, sino.

de onda.

besos

Yoni Bigud dijo...

Mona: Y sí, menos mal. Me salvé de algunas reflexiones que seguramente no serían tan interesantes como la primera. Le digo que de cualquier forma, entre esa señorita y yo no había mucho que pensar.

Un saludo.

La Novia dijo...

Una vez leí en algún lado que la pelotudez la sufre el que no es portador...

Y un payaso es un payaso...

Beso

Dany dijo...

"Un voluntario es un individuo que produce un acto, pronuncia una frase o lleva a cabo una actividad más o menos prolongada, precisamente, en contra de su voluntad. Y entonces hace el ridículo"

Volvi a leer el relato que me parece muy logrado. Ahi rescato su definición de voluntario y no se porque debería reformularla. Piense en el ingeniero y la carpita.

Pablo Schmutz dijo...

Mentira! los payasos de Cirque du Solei tienen altas casas con piscina incluida...a mi no me quieran venir a joder...

Yoni Bigud dijo...

La Novia: Es cierto, el pelotudo tiende a perjudicar a quienes no lo son. Y lo hace sin querer.
Y sí, un payaso es un payaso.

Dany: Usted tiene un punto, lo admito. Las piezas encajan.
No, las de la carpita no. Las de su razonamiento.
Muchas gracias a usté.

Pablo Schmutz: Bienvenido. Esos no son payasos, son empresarios que lucran con la carcajada.


Un saludo.

Damaduende dijo...

Usted vio IT? Si? Bueno yo no, y sabe por qué? Porque los primeros treinta segundos, con el payaso Pennywise apareciendo detrás de la sábana flameando bastaron para marcarme de por vida.
Venirme a hablar a mí de payasos, ´brasevisto...

Pampa dijo...

El tema del payaso es interesante, pero me preocupa más el tema del pelotudo...
Aunque el payaso no lo dice, el pelotudo no descansa nunca: es pelotudo hasta cuando duerme. Y cuando se va de vacaciones es más pelotudo todavía...

Darío dijo...

Lo vi en la oblogo. Me quedé con: "Es un tipo triste, sí, pero tiene el escenario. Esa es su redención".

Esa frase me compró.

Anónimo dijo...

como hago ahora para encontrar a mi payaso?

nati + EME