Extraña sucesión de infortunios que, poco a poco, fueron minando mi voluntad hasta transformar aquel viejo anhelo de triunfo en esta pacífica convivencia con el fracaso.

viernes, 27 de agosto de 2010

POTENTE GEN SEGUNDO SEMESTRE

Síntesis del post: Potente Gen, porque es viernes, y los viernes yo siempre subo un Potente Gen.

Estimados:

La idea era no largar con el segundo semestre hasta dentro de algunas semanas, pero la falta de tiempo para escribir me obliga a echar mano a los más bajos recursos.

A lo nuestro sin más, que si no estaría escribiendo un artículo hecho y derecho.


POTENTE GEN SEGUNDO SEMESTRE

En esta ocasión, y como siempre hago a la hora de iniciar un nuevo ciclo, les traigo un candidato de fierro a ganar la manga. Aprecien el hallazgo.

Gen Dunst

Kirsten y Christian. Hermanos.

Kirsten. Hermana famosa.

Otra vez los hermanos.

Christian. Hermano ignoto.

Otra vez los hermanos. Juntos y separados.


Desde mi punto de vista el parecido es contundente e integral, pero claro, la última palabra la tienen ustedes.

Ahora me voy contento, porque es viernes. Y los viernes yo almuerzo solo. Y como lo que me gusta. Y me tomo un vinito chico con hielo y soda. Y postre. Y café, si dan.



Tengan ustedes un renovado fin de semana.

PS: Arderán en el infierno quienes no concurran a MIB a denostar al Amado Líder por no otorgarme una licencia.

jueves, 19 de agosto de 2010

PROHIBIDO PISAR EL CÉSPED

Síntesis del post: Fantástica comparación. Autoría. Docencia. Leyenda de Othar. Caída de la comparación. Auxilio. Conclusión.



Jueves 19 de agosto, 7.45 horas, un noticiero cualquiera:

“Este señor es como Atila. Es el Atila del siglo XXI, en el cual después que pasaba por un lugar no se permitía más que creciera el pasto. Esto es lo mismo, donde pasa él no se permite que crezca la educación pública”.

La autoría de esta auténtica gema de la claridad conceptual, la analogía y la pureza idiomática a la hora de la construcción de oraciones no pertenece al número cuatro del Club Atlético Chacarita Juniors sino a la ex rectora del colegio Nacional Buenos Aires, Virginia González Gass.

La aguda acusación de la mencionada docente está dirigida al actual rector del colegio, cuyo apellido no recuerdo en este momento.

Una vez superado el primer impacto, identificada la idea principal y revisados los enlaces entre las distintas secciones de cada oración, procedo a ensayar una interpretación libre de la originalísima comparación que extrajo de la manga esta simpática profesional:

Resulta obvio a los ojos de cualquiera que el rey de los Hunos poseía una suerte de guardia pretoriana munida de tijeras y machetes para impedir el crecimiento del césped en todos los sitios donde a él se le ocurriera poner un pie.

Sin embargo, profundizando un poco en la leyenda original nos encontramos con el hecho de que la misma no se refiere a Atila sino a Othar, su caballo, del cual se decía que por donde pisaba no volvía a crecer la hierba. Esta buena nueva coloca a la comparación de la señora González Gass de cara a una serie de inconvenientes bastante severos, si es que su talento para la construcción de las frases no constituía ya un obstáculo suficiente.

A la luz de la reciente revelación debemos admitir que siendo el equino el autor de las pisadas mágicas, nos hemos quedado sin jinete, y en consecuencia, sin un objeto para nuestra comparación. O lo que es peor, sin una guardia pretoriana ducha en el arte de la jardinería para imponer al césped los efectos de la prohibición. Porque hablábamos de una prohibición, y no de un resultado producido por una condición –mágica o no- del sujeto.

Llegado este punto la situación adquiere ribetes de tragedia. Una tragedia mayúscula. No tenemos nada. Nada de nada.

Supongo que en tren de acudir en auxilio de la licenciada podemos forzar la siguiente conclusión, que si bien no es apta para recomponer el paralelo que quisimos trazar, al menos nos salva la ropa:

Aquel que desde la función docente pisotea la educación pública impidiendo su normal desarrollo es un caballo.

Pero claro, de este modo no surgiría patente la relación con el actual rector del colegio. Ni con el rey de los Hunos. Ni con Othar, su caballo. Sí, por supuesto, con un caballo cualquiera.

Y con ella, para qué engañarnos.

No me cabe la menor duda de que su exposición, unida a la ausencia de un responsable que se transformara en objeto definido de la comparación, arrastraría todas las miradas hacia su persona, obligándonos a forzar nuevas e ingeniosas interpretaciones.

Quién puede saber qué construcción sintáctica y/o gramatical elegiría para la ocasión. Después de todo es solo una simple docente, no tiene por qué armar las frases como el número cuatro del Club Atlético Chacarita Juniors.


Tengan ustedes un educativo fin de semana.

jueves, 12 de agosto de 2010

HARINA DE OTRO COSTADO

Síntesis del post: Negocio. Financiación y compensaciones. Contrapunto. Desconcierto. Conclusión.



Para que se ubiquen en situación les informo que en este momento nos encontramos en la sala de reunión de una oficina céntrica. Se están ultimando los detalles de un negocio que en un futuro más o menos cercano podría arrojar resultados interesantes, así que les pido encarecidamente que tomen asiento, guarden silencio, no coman golosinas con envoltorios ruidosos y apaguen los celulares.

El individuo que nos ocupa pronuncia un encendido discurso. Es el único de los presentes que expresa una disconformidad, una duda, una excepción. Él no es ningún improvisado. Tiene más de treinta años de experiencia en la actividad, y no piensa cargar con el esfuerzo financiero mientras otros realizan aportes de nimio valor, corriendo riesgos considerablemente menores y disfrutando idénticos beneficios que él. Lo que busca, entiendo yo, no es un reconocimiento grupal de su valentía, una sentida palabra de aliento o una palmada en el hombro. Más bien desea una suerte de compensación previa. Un documento rubricado que lo habilite a morder, al final del camino, una tajada acorde con su papel en la obra. Lo justo es lo justo.

Ahora nuestro hombre escucha los dos o tres argumentos que salen al cruce de su proclama. Mueve la cabeza en señal de reprobación, pero no interrumpe a los expositores. Eso habla muy bien de él.

De pronto el último argumento lo descoloca. Su rostro evidencia el desconcierto. No entiende qué tiene que ver con el nudo de la discusión, cuál es la relación con su demanda compensatoria, y entonces pone el grito en el cielo:

“¡ESO ES HARINA DE OTRO COSTADO!”

Luego de semejante conclusión (maravillosa por cierto), nuestro hombre pregunta dónde está el baño. Es evidente que la carga emocional del contrapunto ha provocado un desbalance en su delicado organismo.

De inmediato me hago cargo de la respuesta:


“Está en el palier, justo al costal de la puerta de entrada”.

Y es que si de compensaciones se trata, lo mejor es demostrar buena voluntad desde el momento cero. Salvado el equilibrio entre costados y costales se podrá pasar, sin temor a un malentendido, a la cuestión económica. Lo justo es lo justo, y negocios son negocios.


Tengan ustedes un compensatorio fin de semana.

jueves, 5 de agosto de 2010

MI SOCIEDAD SECRETA

Síntesis del post: Mi sociedad secreta. Reunión en mi ausencia. Resultado previsible. Hormigas y ravioles. Mar del Plata. Vergüenza.

Cuestión previa: Esta semana no comenzará el segundo semestre de Potente Gen. Todavía nos vamos a tomar alguna que otra semanita más.

MI SOCIEDAD SECRETA

Cuando uno forma parte de una agrupación secreta no es conveniente desentenderse de la marcha de la misma. Ni siquiera por quince mugrosos días. Y mucho menos cuando se ostenta el pomposo cargo de secretario de actas. Pero es a base de golpes que el hombre aprende, porque la experiencia se nutre de una dolorosa cadena de comprobaciones empíricas, y el éxito no es otra cosa que la enmienda minuciosa del error pasado.

Según debería constar en el acta número ciento seis de la sociedad, durante la semana pasada el chamán y el operador celebraron una reunión en ausencia de este secretario de actas. Y como no podía ser de otra manera, la misma desembocó en una tragedia de mayúsculas proporciones.

Al parecer el operador, haciéndose cargo de su condición de brazo ejecutivo, desempolvó sus contactos y se hizo de un cigarrillo de dudosas propiedades, dotando por fin de un propósito a aquella desnuda voluntad de ocultación que motorizó la fundación del mencionado ente colectivo. Una barbaridad que, de haberse hallado presente, este secretario de actas no habría tolerado, más allá de admitir ahora, con el diario del lunes, que la misma vino a solucionar, aunque sea en forma transitoria, esa carencia de objeto que tanto nos preocupaba.

La reunión se llevó a cabo a altas horas de la noche en el domicilio particular del operador, y una vez ejecutada la maniobra que le dio motivo, la célula actuante sufrió una dramática merma en su capacidad operativa que a la postre provocó una falla esencial en el protocolo de seguridad. Un desenlace previsible cuando las cosas no se planean con la suficiente antelación y responsabilidad.

La mujer del operador (aquella que descubrió la existencia misma de la agrupación luego de sorprender a su marido infraganti y someterlo a una compulsiva declaración indagatoria que arrojó resultados catastróficos) regresó a la casa más temprano luego de cambiar el turno de su guardia con otra enfermera, hallando a la célula en tal estado de indefensión que le provocó, según sus declaraciones posteriores, una mezcla de ternura, lástima y risa.

Desde mi humilde punto de vista, una sociedad secreta, un ente clandestino y misterioso, una verdadera logia diría, no puede despertar ternura en aquellos individuos que no forman parte. Y mucho menos lástima o risa. Es una vergüenza. Solo por eso ya me dan ganas de disolverla.

En fin… Identificado el olor de la sustancia y preguntados por la naturaleza de su actividad, los involucrados comenzaron a negar todas y cada una de las imputaciones a pesar de las abrumadoras evidencias en su contra. Pero luego de algunos minutos su concentración perdió intensidad. De pronto el operador halló más interesante el viaje de una hormiga que se desplazaba a través de la pared de la cocina que las preguntas de su mujer. Y mientras tanto el chamán abrió la heladera, tomó un recipiente con ravioles de ricota sobrantes de alguna cena pasada, los untó con dulce de leche y comenzó a devorar como un etíope.

‘Qué lindo… para ella llegar hasta el techo del living debe ser como ir de acá a Mar del Plata’, declaró el operador luego de haber permanecido más de tres minutos en absoluto silencio.

‘Nooo… Mar del Plata vendría a estar como por la pared de tu dormitorio’, corrigió el chamán empujando el último raviol con el dedo índice mientras demandaba con la mirada la convalidación de su argumento por parte de la dama.

Llegado ese punto la mujer no consideró necesario ni conducente continuar con el interrogatorio, y entonces se retiró a Mar del Plata. O a su dormitorio, como ustedes prefieran.

A continuación no se transcribe ningún acta porque la célula actuante se quedó dormida antes de redactarla, o siquiera haber nombrado un secretario suplente a tal efecto.


Esta aventura no está resultando como yo la había planeado. Siento más vergüenza que orgullo.



Tengan ustedes un alocado fin de semana.

lunes, 2 de agosto de 2010

AIRE COSMOPOLITA

Síntesis del post: Maratónica jornada. Aeropuertos. Aire cosmopolita. Biografía no autorizada. Reflexión.




Apareció y dijo:

Heme aquí.

Y así, sin más, dio paso al nudo del asunto que traía entre manos, porque las cuestiones pendientes le daban mala espina, y luego del colosal siestón que se había echado los párpados no se le juntaban ni para pestañar.



Península de Yucatán. México. Viernes 30 de julio, 13.30 horas.

Apoyado en su fortaleza y su juventud, este humilde servidor se lanza de cabeza a una maratónica jornada que lo conducirá, primero por tierra, desde algún punto perdido de la península hasta el Aeropuerto Internacional de Cancún. De allí al de México DF, luego al de la ciudad de Lima y finalmente a Ezeiza. Su núcleo familiar, embanderado en una oprobiosa campaña de ‘solidaridad cero’, tomará una ruta mucho más directa. Sin embargo a él no le importa. Y a ellos –sospecha- tampoco.


Aeropuerto Internacional Benito Juárez. México DF. Viernes 30 de julio, 23.30 horas.

Estimados:

Los aeropuertos son sitios extraños. Fríos. Impersonales. Y en ellos la gente experimenta una suerte de transformación psicológica que, observada con tiempo y tranquilidad, presenta algunas aristas bastante interesantes. Es como si cada individuo, absorbido por la formalidad de los trámites que deben llevarse a cabo en orden a lograr un abordaje exitoso, dejara de lado el ‘modo cotidiano’ para adoptar, por decirlo de alguna forma y en tren de respetar el título de esta breve reflexión, un marcado aire cosmopolita.


Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Lima. Sábado 31 de julio, 06.55 horas.

‘¿Qué diablos quiso decir con eso del marcado aire cosmopolita?’, pregunta uno de mis lectores que viene siguiéndome desde la playa resuelto –por culpa de algún desorden de personalidad- a escribir mi biografía no autorizada.

‘No tengo la más pálida idea’, contesto yo, que luego de tantas horas de viaje ya perdí el hilo no solo de esta sino de todas mis reflexiones en curso.

Sin embargo me explayo, porque sería una pena no aprovechar el hecho de que por fin he podido enchufar mi computadora en el salón de espera, y la misma se encuentra recargando la maltrecha batería otorgándome alguna perdida esperanza de terminar de una buena vez con este artículo.

A ver si me explico. Cuando miro alrededor, siento como si todos los pasajeros formáramos parte de un ejército sin patria que solo se mantiene unido gracias a las circunstancias, a una suerte de castellano neutro, al idioma británico, al pasaporte de color azul, verde o rojo y a un sinfín de papeles migratorios completados con una letra horrorosa a causa del sueño y las turbulencias.

‘No entiendo’, desliza tibiamente el lector, que para ser un aspirante a biógrafo no es ninguna lumbrera.

De cualquier modo me están llamando a abordar, así que la respuesta tendrá que aguardar una mejor ocasión.


Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini. Buenos Aires. Sábado 31 de julio, 15.30 horas.

Les decía hace algunas horas, en otra ciudad y con otro humor, que los pasajeros en tránsito alrededor de los distintos aeropuertos del mundo adoptan –adoptamos- un marcado aire cosmopolita.

‘Y yo le decía que no lo entiendo’, acota mi biógrafo personal, esta vez no tan tibiamente.

En cualquier caso ya no tiene ninguna importancia. En este preciso instante, el marcado aire cosmopolita se me ha ido al mismísimo demonio mientras estrujo el cogote de una empleada de LAN que tiene la mala suerte de hallarse a cargo de la sección ‘reclamo de equipajes’.

Es que un pasajero sin valija ya no es un pasajero, y por lo tanto los improperios se me caen de la boca en un perfecto criollo que no tiene nada de neutro ni de británico.

Lo único positivo de esta situación es que mi biógrafo se hace humo ni bien la policía aeronáutica aparece en el horizonte.



Barrio de Caballito. Buenos Aires. Domingo 1 de agosto, 16.30 horas.

Una cuadrilla de la empresa LAN armada hasta los dientes toca el timbre de mi casa y huye sin aguardar una contestación. Con la llegada del equipaje, la maratónica jornada a la que hacíamos referencia al comienzo de este artículo por fin se completó. En consecuencia ha llegado la hora del colosal siestón al que también hacíamos referencia al comienzo de este artículo.

Por favor no me molesten con preguntas impertinentes y biografías no autorizadas. Nos leemos el lunes por la tarde, momento en el cual tengo pensado reanudar las visitas a los blogs amigos y afines.


Tengan ustedes muy buenas noches.