Extraña sucesión de infortunios que, poco a poco, fueron minando mi voluntad hasta transformar aquel viejo anhelo de triunfo en esta pacífica convivencia con el fracaso.

viernes, 26 de febrero de 2010

POTENTE GEN GRANDES INJUSTICIAS / YO TENGO CALLE

Síntesis del post: Potente Gen. Grandes injusticias. Yo tengo calle. Avenida Granata.

Buenas noches:

En primer lugar exponemos una de las grandes injusticias de la segunda temporada de Potente Gen, y de ese modo dejamos todo listo para largar con la tercera el viernes que viene. Cortito y al pie.

POTENTE GEN. GRANDES INJUSTICIAS

El Gen Swayze ni siquiera ganó su manga. Desde mi punto de vista merecía mejor suerte, pero bueno… fueron ustedes.

Patrick y Don. Hermanos.

En otro orden de cosas, es menester informar que luego de una ardua negociación el Concejo de los Notables ha rebautizado la Avenida Rivadavia.

Avenida Presidente Amalia Granata



Es importante dejar claro que fue necesario el voto de quien suscribe para desempatar. Para serles franco, no sé cuál pudo ser la razón que me impulsó a votar como lo hice.


Tengan ustedes un notable fin de semana.

miércoles, 24 de febrero de 2010

DUDAS ACTUALES

Síntesis del post: Asuntos de máxima actualidad. Dudas que todos tenemos. El Universo y la singularidad.



Aquellos que frecuentan este humilde espacio (o sea ustedes) saben de sobra que hallarán en el dueño de casa (o sea yo) esa obstinada preocupación por exponer en cada nuevo artículo un tema de la más cruda actualidad. Y es que el mismo (o sea, de nuevo yo) entiende que carece de sentido y, por qué no, de dignidad, el hecho de soltar ante las narices del público (o sea, de nuevo ustedes) un asunto que no guarde estrecha relación con el devenir de los acontecimientos cotidianos.

A lo nuestro:

En esta ocasión deseo platear un interrogante. Más bien una cuestión repleta de interrogantes que sin duda reflejarán con fidelidad una serie de dudas sumamente actuales que deben hallarse en carne viva dentro de vuestras almas:

¿En qué momento deja uno de ser un bienamado difunto para transformarse en un simple antepasado de una familia que lo desconoce por completo?

¿Cuándo nos convertimos en ancestros?

¿Cuál es la diferencia –si es que existe alguna- entre ancestro y antepasado?


El asunto, como podrán ustedes ver, es de la máxima importancia, porque marca el instante preciso en que el Universo deja definitivamente atrás nuestra singularidad.

¿Qué cosa puede ser más urgente?



Tengan ustedes muy buenas noches.

lunes, 22 de febrero de 2010

YO TENGO CALLE

Síntesis del post: Ensayo nueva sección. Presentación. Planteo. Primera vuelta.





Cuestión previa: En este sencillo acto presentamos la nueva sección de este humilde espacio. Yo tengo calle. El planteo de la misma va a quedar expuesto toda la semana, para que todos tengan oportunidad de leerlo.
Dejemos que el tiempo decida si habrá que explotar –también- este nicho, o habrá que seguir buscando nuevas alternativas al PG.


Planteo:

Corre el año ochenta del siglo XXI en la era de Nuestro Señor Jesucristo. Muchas son las cosas que han cambiado –para bien y para mal- en nuestro país y en el mundo. La República Argentina ya no es el sitio apacible (¿apacible dije?) que solía ser, y su capital, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no es la excepción a la regla.

Una sucesión de gobiernos corruptos y conflictos bélicos sin sentido han echado por tierra todos los esfuerzos de inserción en la nueva dinámica global, eso sin mencionar la drástica reducción de la población y los serios problemas de infraestructura que amenazan con producir una disgregación definitiva.

Sin embargo, el reciente final de una absurda y prolongada guerra con Noruega (después de todo el Señor Bugman tenía razón) ha insuflado una mínima aunque necesaria cuota de esperanza en el alicaído espíritu de nuestros connacionales, y por lo tanto, los habitantes de la ciudad capital se encuentran inmersos en una titánica tarea de reconstrucción que –esperan ellos- le devolverá a la metrópoli su gloria de antaño.

En el nuevo auditorio “Embajador Honorario Luis D’Elía”, el Concejo de los Notables ha decidido rebautizar algunas calles, plazas y monumentos públicos de la ciudad con la noble intención de refundar la república, erradicando de la memoria colectiva a algunos personajes que poseen una enorme cuota de responsabilidad en el estado actual de las cosas.

El primer objetivo del benemérito Concejo es la Avenida Rivadavia, que atraviesa la ciudad de este a oeste y acaba de ser reabierta al tránsito después de cinco años.

Seamos francos: Ya casi nadie sabe quién demonios fue ese señor Rivadavia. De hecho ni siquiera existe el famoso sillón, que ha sido reemplazado por el más cómodo y moderno sofá de Amalia Granata, cuyas dos presidencias (entre 2019 y 2027) fueron la única brisa de prosperidad en los últimos cien años. Además en las escuelas ya no se estila estudiar la historia nacional del siglo XIX. Ni siquiera se menciona nada de lo ocurrido antes de la primera presidencia de Juan Domingo Perón, así que mal podría alguien extrañar el apellido de un ignoto en los carteles de la vía pública.

Distintos sectores de la vida pública nacional influyen dentro del Concejo de Notables para introducir a sus respectivos candidatos en la terna de la cual saldrá el nuevo nombre de la avenida.

Luego de varias reuniones extraoficiales, el sector político ha logrado imponer a la ex presidente Amalia Granata. Era de esperar; su nombre no podía estar ausente.

Aunque con algo más de dificultades, el sector sindical filtró finalmente el nombre de Hugo Moyano, ex líder de la CGT y presidente de la Asociación Argentina de Tenis desde 2030 hasta su muerte.

Por último, y superando todas las presiones ejercidas por sectores más poderosos, la gente del espectáculo se alzó con la última vacante en la terna. Mirtha Legrand es para ellos la candidata ideal, aun cuando corre con una enorme desventaja: Es la única de los tres que sigue viva, y con sus centenarios almuerzos todavía en el aire. Pero nunca se sabe lo que puede ocurrir.

A lo nuestro entonces:

En pocas horas la Avenida Rivadavia llevará el nombre de uno de estos tres próceres, y les corresponde a ustedes -estimados Notables- la penosa tarea de tomar la decisión y fundamentarla.

¿Cuál será?

1- Avenida Presidente Amalia Granata

2- Avenida Compañero Hugo Moyano

3- Avenida Mirtha Legrand


Pueden también proponer leves variaciones en el nombre elegido (Ej: Avenida Compañero Hugo, o Avenida Presidente Granata, o Avenida Chiquita Legrand).

El pueblo aguarda su debate, sus sabias palabras y, sobre todo, su decisión. Tengan a bien no insultar a sus compañeros ni arrojarse objetos contundentes. Recuerden que son Notables.

Los escucho.


Tengan ustedes muy buenos días.


PS: Si la cosa anda más o menos bien (quiero decir, si me gusta cómo va), en próximas ediciones estaremos rebautizando más sitios públicos. Algunas veces habrá tres candidatos para un solo sitio. Otras, un candidato para tres sitios. Y demás combinaciones que aún no se me ocurrieron.

PS2: Aprovechamos la ocasión para agradecer con efusión al Señor Mariano (Es lo que hay) por el magnífico cabezal nuevo que espontánea y desinteresadamente diseñó para este espacio. Un groso.

viernes, 19 de febrero de 2010

POTENTE GEN. GRANDES INJUSTICIAS.

Síntesis del post: Potente Gen 2010. Anuncio. Grandes injusticias.

Cuando por fin terminó la última temporada de Potente Gen, luego de un larguísimo año de intensas búsquedas, entusiastas adhesiones, fervorosos repudios y encuestas varias, pensé que había llegado el momento de eliminar la sección para siempre. Argumenté para mis adentros que en la vida todo se trata de ciclos, y que cuando estos se completan lo mejor es buscar nuevos horizontes. Me dije, muy convencido y con el dedito índice en alto, que es vano el intento de explotar un pozo que se ha secado. Incluso llegué a imaginar una nueva sección (Yo tengo calle se llamaría) que, siempre de acuerdo con mis delirios estivales, sería capaz de llenar el vacío sin problemas.

La decisión estaba tomada.

Sin embargo, con el retorno a las obligaciones diarias, al ritmo demoledor de la rutina, me fui dando cuenta de que las cosas son como son, y poco importan los deseos. Cuando uno encuentra un nicho debe sacarle el máximo provecho, y eso es exactamente lo que pienso hacer.

“En síntesis, piensa seguir robando con eso hasta que venga la policía y lo detenga”, dirá usted que, ni lerdo ni perezoso, ya se ha formado una idea cabal de mis intenciones.

“Sí”, diré yo. Y lo miraré con mis grandes ojos inexpresivos.

Potente Gen es a este humilde espacio lo que el gestito de idea es Carlitos Balá. Lo que el piquete es a Raúl Castells. Lo que el Chavo del ocho es a Gómez Bolaños.

En esta casa somos tribuneros. Y si lo que hace falta para lograr la aprobación de la benemérita audiencia es aplicar un poco de hielo en el estado de cosas, reprimir cualquier idea nueva que llegue a la superficie, aferrarse a los muebles viejos como si fueran piedras preciosas, eso es lo que se hará. Y ni una palabra más al respecto.

En marzo largamos con el Potente Gen 2010, que no será un torneo, y que casi con seguridad tampco será estrictamente semanal, pero que al menos será. Todo el año.

Recuerden las reglas:

1- Parecido físico sobrecogedor.

2- Lazo de sangre.

3- Posteo en día viernes.



Mientras tanto, para entretener a las masas, dejo expuesta una de las grandes injusticias de la primera temporada. La semana que viene expondremos una de la segunda temporada.

POTENTE GEN. GRANDES INJUSTICIAS

El Gen Baldwin solo obtuvo tres votos en la encuesta que consagró al Gen Darín como campeón de 2008.

Alec.

Daniel.

Stephen.

William.


Perdieron malamente. Y eso que eran igualitos. Y encima eran cuatro. Lo atribuyo a que en aquella época todavía no eran ustedes expertos en el tema.

Que no se repita.


Tengan ustedes un recargado fin de semana.

lunes, 15 de febrero de 2010

SOPAPOS A LA MADRUGADA

Síntesis del post: Delirio onírico. Anciana golpeadora. El Ser. Reflexión sobre los deseos.



Una brisa templada me arrebata de pronto de las honduras oníricas. Estoy empapado en sudor, y mi propia irritación me impide ver –al menos en un primer instante- a la anciana que aguarda sentada al pie de mi cama.

- ¿Quién es usted?- me pregunta como si fuera yo el invasor.

- Yo soy Yoni.

La vieja se arrima hasta mi posición y me aplica un soberano sopapo que me deja latiendo la mejilla derecha.

- Haga un esfuerzo intelectual- me insta mientras sacude la mano ejecutora-. ¿Quién es usted?

- Soy una antología de materiales grotescos y un par de zapatos- respondo algo molesto, pensando que es lo que desea oír.

Otra vez me golpea. Y otra vez exige otro tipo de esfuerzo.

- ¿Quién es usted?- indaga paciente.

- Soy la suma de mis sueños menos las grietas de mi voluntad.

Un nuevo cachetazo me arranca definitivamente del sopor.

- ¿Quién es usted?

- Soy una pérdida tiempo, un soneto y un albañil.

El golpe me enfurece, pero no hago nada para evitarlo.

- ¿Quién es usted?

- Soy un todo complejo, una locura veraniega o un bárbaro fabulador.

Esta vez no me pega. En cambio sale de la habitación mientras el rumor de su voz se arrima a mis oídos como una víbora ponzoñosa.

- Si desea saber quién es usted, levántese, vístase y venga a la cocina a prepararme un té.

Medito un instante. Luego apago la luz y sigo durmiendo. No tengo el más mínimo interés en saber quién soy.

Hay que ver lo erradas que pueden estar algunas personas –o algunos espectros- acerca de los deseos ajenos.


Tengan ustedes muy buenas noches.

jueves, 11 de febrero de 2010

DE CATALEJOS, TELESCOPIOS Y OBSERVATORIOS

Síntesis del post: Una historia que no es un cuento, con algo de fábula y algo de verdad. Pero más fábula que verdad, porque yo no soy tan amigo de las crónicas.




Cuestión previa: Hace unos días estuve esperando en su despacho a un señor no tan importante como para ser esperado. Esperé como quince minutos, y en ese lapso tuve ocasión de observar con detenimiento todo lo que me rodeaba. Dos objetos entre no tantos llamaron mi atención: Un catalejo y un trabuco naranjero. Le pregunté el porqué de la presencia de esos objetos en la oficina a la señorita que me trajo el café, pero no me supo responder. Y lo mismo ocurrió con dos empleados con cara de bobos que también se asomaron –creo yo- para constatar si me había ido, si estaba robando algo o si me había muerto. Entonces me inventé una historia, porque yo cuando me quedo solo en un ambiente extraño imagino cosas raras.


DE CATALEJOS, TELESCOPIOS Y OBSERVATORIOS


- ¿Qué está haciendo Gerarduzzi? ¡Por el amor de Dios!

- Estoy enfocando el encuentro de dos cuerpos celestes con este potente telescopio, señor.

- Gerarduzzi… ese aparato es un catalejo fabricado en el año mil seiscientos veinte. Y por si no lo sabe es del señor Ugarteche. Supuestamente perteneció al capitán barba negra, o barba roja, o azul. En fin, no sé de qué color era la condenada barba, y maldita la falta que me hace. Lo que sí sé es que si lo agarra Ugarteche mirando las estrellas con ese adorno, se va a poner a trabajar en esas uñas mugrosas suyas con pinza y soplete hasta que haya aprendido a diferenciar una oficina gerencial de un cubículo gris y carente de futuro como el suyo.

- ¿Cómo sabe que son estrellas señor Ramírez? Yo le dije que estaba observando el encuentro de dos cuerpos celestes, pero no hablé de estrellas.

- ¿Y qué importa eso Gerarduzzi? Lo vi haciendo malabares con el catalejo y se me ocurrió hablar de estrellas. También pude haber dicho planetas, o cometas, o asteroides. ¡Da lo mismo! ¿Usted entiende cuál es la situación? Ugarteche va a llegar de un momento a otro, y le advierto que desde que su esposa huyó a Europa con el arquitecto Pedragosa anda de un humor pésimo. Si nos encuentra hurgando en su oficina es capaz de perseguirnos hasta la calle con el trabuco naranjero de su abuelo. A propósito… ¿no sabe si Gladis lo descolgó para lustrarlo? Yo se lo pedí la semana pasada, pero ahora que miro con más atención, me parece como si el arma llevara quinientos años en esa pared.

- Usted dijo estrellas, señor Ramírez. Dijo estrellas.

- ¡Basta Gerarduzzi! ¡Sé que busca estrellas porque soy el gerente de personal! ¡Y punto! ¡Por esa maldita intuición llegué a ocupar este puesto! De cualquier modo, con ese instrumento obsoleto solo pueden distinguirse las palomas que más bajo vuelan. Nada más. Es un adorno Gerarduzzi. ¿Entiende?

- ¿Pero entonces yo qué cuernos estuve observando toda la mañana?

- No lo sé, mi amigo. No lo sé. Tal vez solo fueron dos aviones militares que reflejan la luz solar en la lente; o dos satélites de la NASA que extraviaron su órbita. Lo que sí es indubitable –y le pido que por una vez en su vida confíe en mí- es que las estrellas de esta y de otras galaxias solo pueden captarse en plenitud desde un observatorio.

- ¿Un observatorio? ¿Y por qué tanta burocracia señor Ramírez? ¿Qué nos quieren ocultar?

- No es burocracia Gerarduzzi, no tiene nada que ver con eso. Lo que ocurre es que estos cuerpos están demasiado lejos de nuestro planeta. Y por otra parte, no creo que nadie quiera ocultarnos nada.

- ¿Conoce usted alguno de estos famosos observatorios señor Ramírez?

- Sé que existen varios en el desierto de Arizona, pero entienda que no soy un experto. Nunca estuve demasiado interesado en el asunto cósmico.

- Pues entonces el señor Ugarteche y su empresa van a tener que cubrir los gastos de nuestro traslado, señor Ramírez. Es de vital importancia para el Universo que atestigüemos ese encuentro.

- ¿Qué le parece si comenzamos con un plan algo menos ambicioso Gerarduzzi? Usted me termina esa planilla de ingresos y egresos que duerme en su escritorio hace más de cuatro días, y mientras tanto yo me ocupo de ablandar el ánimo del señor Ugarteche.

- ¡Trato hecho señor Ramírez! Es una excelente idea, como todas las suyas. Usted es un buen hombre.


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- Buenos días Ramírez. Quiero a Gerarduzzi en mi oficina inmediatamente.

- Justamente de él quería hablarle señor Ugarteche…

- ¡Nada! Que venga, que quiero que me enseñe mis estrellas nuevas.

- Para eso, señor, vamos a tener que viajar a Arizona. Es lo que estoy intentando decirle desde que llegó.

- Correcto Ramírez, saque ya mismo esos pasajes.




Tengan ustedes muy buenas noches.

PS: Más adelante hablaremos de la nueva temporada de Potente Gen, los Yoni Awards y demás promesas vacías. Por ahora prefiero escribir pavadas fuera de los días habituales. Soy un loco bárbaro.

PS2: Hoy estrenamos fondo nuevo. Muchas gracias Stella.

martes, 9 de febrero de 2010

JORNADAS LÚDICAS

Síntesis del post: Jornada lúdica. Apostadores. La suerte y la estadística.



El comportamiento que algunos individuos desarrollan en el casino a la hora de las apuestas es como mínimo llamativo. De eso tratará, si es que no me desvío por el camino, la modesta reflexión del día de la fecha.

Es casi la una de la mañana de un día cualquiera de vacaciones. Acodado sobre el paño de la ruleta aguardo que el instinto, el tedio o un repentino arrebato de coraje me empuje a probar suerte. Mientras tanto, observo atentamente la batalla que libra un osado apostador para mantener su patrimonio más o menos indemne. Es un señor bajito, muy bien vestido y algo inclinado a la verborragia. Con cada nueva bola riega el tablero con fichas de cinco que distribuye de un modo que –explica- parece azaroso pero es producto de los cálculos más finos. Su mujer, una señora bastante vulgar que viste un trajecito de colores estridentes y tiene la cara hecha a martillazos por algún cirujano de dudosa reputación, emite unos horrendos graznidos cada vez que el crupier barre con las apuestas luego de cantar alguno de los escasos números que han quedado solitarios en el tablero.

El hombre recibe los golpes con más entereza, aunque siempre ensaya unas ridículas explicaciones basadas en la estadística, que de ser correctas deberían estar contribuyendo a engrosar su cuenta bancaria, en vez de obligarlo a rascar el fondo de sus bolsillos cada diez o quince minutos.

“Hoy está tirando mal. Hace tres rondas que no sale la tercera docena, cuatro que elude la primera columna, cinco que no tira un colorado y veintidós que no aparece el cero. La cosa no puede tardar en normalizarse”. Todas esas explicaciones –y otras más complejas- le espeta a la dama de los graznidos, que parece más interesada en señalar las zonas del tablero que han quedado desiertas de fichas, que en dilucidar los pormenores de la catástrofe lúdica que ocurre frente a sus ojos. De cualquier modo entiendo que es inútil insistir; de lejos se le nota que un su vida ha tenido que hacer esfuerzos para ganar un solo centavo, y sus acotaciones (intercaladas entre graznido y graznido) revelan sin lugar para la duda razonable que no es ninguna lumbrera. Imagino que sería más sencillo tratar de explicarle logaritmos a Karina Jelinek.

Una señorita munida con una bandeja repleta de tragos tan coloridos como el trajecito antes mencionado me ofrece algo de beber. Le pido un Yoni Uoquer negro, sin hielo y hasta la mitad del vaso. El espectáculo lo demanda.

Mientras espero, continúo observando como el hombre fustiga a las estadísticas en nombre de unos asuntos que están mucho más vinculados con la fortuna. No existe ninguna relación directa entre el accionar del crupier y su precipitado empobrecimiento, pero él no lo entiende así.

De diez veces que yo quede solo frente al arquero con tiempo de sobra para definir, ocho voy a errarle al arco. Ese es un asunto relacionado con la estadística, y la conclusión es irrefutable. El colorado cinco repite no porque no haya salido durante cuarenta y tres rondas, sino porque dio la puñetera casualidad de que la bola rebotó en un diamante y volvió a caer en ese numerito. Talvez haya una tercera, o quizás no vuelva a salir hasta mañana por la noche. Ese es un asunto relacionado con la suerte, y hay que aguantársela.

“Vino otro crupier, cambiemos de mesa”. El hombre explica que la situación es nueva y distinta, que los cálculos no se aplican cuando cambia el tirador y que más vale buscar nuevos horizontes. Sin embargo, yo opino que de acuerdo con su lógica debería quedarse. La dama de los graznidos está realmente abatida. Ella no piensa, y tampoco tiene ánimos para cuestionar la decisión. Todos los números que ha señalado o sugerido a lo largo de la noche han permanecido solitarios, inmensamente lejanos a los laureles o los galardones. Asumo que en parte debe sentirse responsable por los resultados obtenidos. Allá ella. Se me ocurren millones de cosas por las cuales responsabilizarla, pero no esta.

Ahora que la mesa está sola, cambio unos inocentes papelitos y pido color mientras bebo algunos sorbos de mi recién arribado Yoni Uoquer.

Negro cuatro. Repite. Cero. Colorado treinta y seis. Negro diecisiete. Negro veinte. Colorado diecinueve. Colorado uno. Colorado doce. Negro veintiocho. Repite.

Pierdo todo lo que cambié en el preciso instante en que termino mi bebida.

La noche está terminada. Mejor me vuelvo a mi casa, hoy está tirando mal. Y para colmo cambia el crupier.



Tengan ustedes muy buenas noches.

viernes, 5 de febrero de 2010

DEL HEROISMO Y SUS DOLOROSAS DERIVACIONES

Síntesis del post: Acción heroica. Dolor físico. Dolor espiritual. Inicio de temporada.



Cuestión previa: Esta es la historia de una acción heroica, no del héroe anónimo que la protagonizó. Y entonces me permito el lujo de relatar en primera persona solo para darme aires de gran caballero.
De este modo ponemos fin al receso que se ha extendido desde fines del año pasado, y anunciamos el comienzo (será el día martes, como es costumbre) de la temporada 2010 de este humilde espacio.


Estaba tan indefensa que me dio un poco de pena. Cercada en un rincón del bar por ese gigante enardecido por el alcohol, y abandonada cobardemente por sus amigas. El panorama no tenía buen color para ella, y mucho menos para mí.

Un impulso solidario me condujo al centro de escena, aunque lo hice maldiciendo mi sentido de la oportunidad. Sin mirar al grandote para no darle entrada en la conversación, le pregunté a ella si existía algún problema. La fortuna quiso que dijera que sí, pero que podía arreglar las cosas ella sola, razonando. Retrocedí cuatro o cinco pasos, desentendiéndome de la pelea, pero sin regresar a mi ubicación original. Él pareció molestarse un poco, pero solo habló con la mirada, y entonces mi breve intervención sirvió para calmar los ánimos de la discusión por un rato.

Daba cuenta yo de mi tercera jarra de cerveza cuando de nuevo comenzaron los forcejeos y los insultos, esta vez mucho más intensos que antes. Me acerqué y me interpuse entre los dos, ya sin preguntar si era o no bienvenido en la fiesta. Ella aprovechó la maniobra para escapar del rincón, y yo quedé colocado en su antigua posición, donde -les confieso- me sentí un tanto claustrofóbico.

El grandote hizo un amago de iniciar la persecución, pero entonces lo pensó mejor y eligió concentrar su atención en el papanatas que acababa de facilitar la huida de su presa. Aunque aún no me había agredido sentí una sofocación en el rostro, y miré alrededor con la esperanza de recoger algún estímulo que me ayudase a superar la repentina atrofia de mi valentía. Pero todos los presentes asumieron una inmovilidad pictórica, y la defendieron con fanatismo frente al talante acusador de mi protegida. Sin embargo, me pareció oír un vago murmullo en el ambiente. Una suerte de rezo colectivo.

Como esta es la historia de una acción heroica, y no del héroe que la llevó a cabo, me voy a limitar a decirles que los siguientes cinco minutos fueron los más largos de mi vida. Cuando el grandote por fin se aburrió de mis alaridos, ninguna de mis piezas anatómicas conservaba su forma original. Me dejé caer al suelo y desde allí asistí a la milagrosa resurrección de las funciones motrices del resto de la gente.

Mientras recibía las primeras curaciones tendido encima de la barra, una voz dulce y agradecida se abrió camino entre los zumbidos de mis oídos.

“No te hubieras molestado”, me dijo con inocencia.

Y eso todavía me duele.


Tengan ustedes un heroico fin de semana.

lunes, 1 de febrero de 2010

TANTA VERDAD

Síntesis del post: Cosas que me hacen sufrir. La verdad. El modo de escapar. Necesidad. La tolerancia. El regreso obligado.



No quiero vivir en un mundo donde Ricardo Fort está peleado con Marcelo Tinelli. A duras penas logro levantarme de la cama sabiendo que Ileana Calabró no se dirige la palabra con Miguel Ángel Cherutti, a pesar de encontrarse obligados a compartir el escenario en un verano caliente. Me hiere imaginar a Carlos Perciavalle con el maquillaje borroneado y la respiración entrecortada a causa de los dardos remojados en curare de una rabiosa María Eugenia Ritó. Sufro puesto frente a la noción de que Gerardo Sofovich, en el ocaso de su gloriosa trayectoria teatral, se ve obligado a soportar que el inefable Jorge Rial se mofe de su inédito fracaso durante cuatro horas todos los días hábiles.

Creo que, en el fondo del cuore, lo que me duele es la verdad. Tanta verdad en crudo. Y también creo – o mejor dicho entiendo- que uno se sumerge en un cúmulo de obligaciones ficticias con el afán de escapar, aunque más no sea por unas horas, de esta realidad lacerante. Uno se inventa una existencia chata y sin laureles con el único objeto de permanecer a salvo. Decidido a dormir en posición fetal con el pulgar de la mano izquierda apretado entre la lengua y el paladar hasta que los acontecimientos se precipiten. Resuelto a bucear en el preciado líquido amniótico hasta que la naturaleza -o un obstetra perspicaz- se valga de la fuerza de gravedad para poner fin a la batalla.

Necesitamos el memo fechado, el sello de intendencia, el jefe gritón o la pila de expedientes de la misma forma que un pez necesita el agua (sí, lo sé, la materia de esta comparación no es un portento de originalidad). Tenemos el deseo, la voluntad o el deber de emprender una huída más o menos digna. Por eso regresamos a nuestros ancianos sufrimientos. A nuestras pequeñas ceremonias diarias. A fundirnos en el hielo interior de nuestro oscuro castillo de mentiras. Sí, por eso. Porque no somos –en síntesis- capaces de tolerar la verdad que aguarda agazapada en los umbrales del mundo real.

Es por eso, por lo que acabo de decir y no por otra cosa –y otra vez en síntesis-, que yo también he vuelto.


Tengan ustedes muy buenas noches.