Extraña sucesión de infortunios que, poco a poco, fueron minando mi voluntad hasta transformar aquel viejo anhelo de triunfo en esta pacífica convivencia con el fracaso.

viernes, 31 de julio de 2009

ABOMINACIONES NOCTURNAS / POTENTE GEN

Síntesis del post: Abominaciones nocturnas. Potente Gen, porque es viernes, y los viernes yo siempre subo un Potente Gen.

Hay un mono y me mira. Mejor dicho me observa. Y me observa con ojos de pájaro, con aires de inquisidor. Y yo me repliego sobre mí mismo y me digo que la casa está desierta. Desierta como la calle y como la noche.

Se hunde en su butaca e infla el pecho, como si fuera a pronunciar un severo discurso. Pero elige el silencio. Elige recortar su silueta en la oscuridad de la habitación. Elige insinuar la conciencia de mis excesos.

Y alza los brazos y se despereza. Y me siente pensar. Me invade en mis culpas.

Entonces le revoleo un zapatillazo reivindicatorio, pero él se disuelve como un cubo de azúcar en el agua justo antes de ser alcanzado.

Me tapo hasta la nariz y me quedo mirando el techo, enojado con mi vigilia y con la mancha de suela que hice en la pared.

Aunque pudo haber sido un sueño.



Ahora a lo nuestro…

POTENTE GEN

Gen Adams

Victoria, esposa de David.

Louise, hermana de Victoria.

Victoria, hermana de Louise.

Victoria y Louise, no se metan con ellas.

Estas hermanitas tienen cara de malas. Mucha cara de malas. Es un gen maligno, sin duda. Pero es otro de los indiscutibles.

Yo que el amigo David tendría un poquito de miedo. Pero ese soy yo.


Y ahora me voy contento, porque es viernes. El último viernes que no se parece a los demás días de la semana. Y entonces vuelve a ser refugio. Y es el día que almuerzo solo. Y como lo que me da la gana. Y me tomo un vinito chico con soda y hielo. Y un postre. Y un café. Y la cuenta por favor.


Tengan ustedes un familiero fin de semana.

martes, 28 de julio de 2009

CUARENTA Y OCHO

Síntesis del post: Anciana abusadora. Encendida defensa de derechos propios y ajenos. Anuncio de solución del enigma planteado el jueves último.




Una anciana ingresa a una conocida fiambrería de Caballito justo en el instante en que uno de los empleados canta mi número a viva voz.

Cuarenta y ocho.

El local está repleto de gente que libra una disputa rabiosa por un espacio ínfimo junto al mostrador, suplicando entre dientes que el individuo de turno no se alce –por puro capricho- con la última cucharada de paté casero, la última pieza de salame de Tandil o el último trozo de parmesano. Todos se miran de reojo, ocultando el jadeo de sus respiraciones e intentando burdas y vanas maniobras para tapar con el cuerpo el objeto de su deseo.

Agito mi papelito por encima de varias cabezas torturadas por la envidia y me dispongo a realizar el pedido.

“Disculpe señor, yo tengo el veintidós.”

La sentencia de la anciana nos sume a todos en un silencio contemplativo.

Una señorita –muy bonita ella- la examina con el rostro transfigurado mientras una pareja de mediana edad se entrega a una queja íntima, inaudible para el resto de los presentes. Otro señor resopla y de inmediato comienza a farfullar. Al gordo que está a mi derecha se le escapa una risita nerviosa, y la señora que acaba de pedir se escabulle hacia la caja con un gesto de incredulidad, feliz de que el incidente en puerta ya no podrá tenerla como protagonista.

En menos de diez segundos aflora un amplísimo catálogo de reacciones que sin embargo no se traducen al acto. En cambio todos, absolutamente todos, me miran a mí, que parezco ser el principal afectado por la solapada tentativa de la anciana.

“Mire señora, yo estoy haciendo la cola desde hace veinte minutos, y en ese lapso solo cantaron cinco números… ¿dónde estaba usted?”, le digo en tono respetuoso aunque no ausente de firmeza.

En un arrebato de coraje los demás asienten, pero siempre amparados por lo colectivo del murmullo.

“Ay querido, lo que pasa es que como había mucha gente me fui a la verdulería a comprar la lechuga”, responde la vieja en plan de lamentación.

Y me lo dice justo a mí, que la comida de color verde me produce fobia. A mí, que no como nada que no tenga madre. A mí, que cuando se acerca la hora de la cena caigo presa de furtivas alucinaciones.

“Señora, se tendría que haber quedado a esperar, esto es una falta de respeto a todos los que estamos acá. Encima su número es de color rojo, y la serie que está ahora es de color azul. Ese papelito lo sacó hace más de dos horas.”

Los otros repiten mis palabras en masa, e incluso alcanzan a oírse dos o tres argumentos de corte individual.

La vieja le echa una mirada llorosa al empleado con la artera intención de erigirlo en juez del asunto, pero yo, ni lerdo ni perezoso, le clavo dos ojos furiosos que lo hacen temer por su integridad física.

“Está el muchacho”, concluye acorralado.

La vieja simula indignación, pero ya es víctima del repudio general.

“Señora, yo voy a hacer mi pedido porque creo que usted se quiso pasar de viva, y si alguno de los que viene atrás le quiere ceder su lugar, será una cosa entre ustedes dos.”

Frente a mi repentina declaración de independencia, una auténtica lluvia de semblantes amenazadores cae sobre el gordo que está a mi derecha, que tiene el número cuarenta y nueve. Entonces la anciana se da cuenta de que ha sido derrotada y abandona el establecimiento con la cabeza gacha.

“Así estamos”, desliza la muy caradura.

Sí, así estamos. Con hambre, y cansados de las viejas abusadoras.

Hoy me comí una picadita con varias clases de fiambres, parmesano, gruyere, pan de campo y vino tinto. Y me supo a victoria. Una victoria monumental.



En otro orden de cosas, apenas me ponga de acuerdo con los dos individuos que han participado del delito plural del día jueves (PEQUEÑO DETALLE) voy a revelar la solución. Eso será en el transcurso del día de hoy, y lo haré como una actualización de este artículo, porque si no me la paso metiendo entradas nuevas.

Actualización inmediata: El Señor Bugman acaba de hacer lo que yo no me animé porque me sentía culpable de haberlo hecho responsable por el jueguito ese de mandarlos en un tour obligado por los tres blogs. E hizo muy bien. Me ganó de mano.

La solución es la siguiente: El Señor Bugman hasta la frase "Si no hubiera sido por un pequeño detalle". Luego el que suscribe hasta la frase "... y echó mano a su catalejo". De allí hasta el final, el Señor Briks.

Como verán les ha ido muy bien con sus apuestas. Fueron todas balas que picaron cerca, excepto por la del Señor Pablo, que dio en el blanco con precisión quirúrgica. Creo que hay alguno más, pero en este instante no tengo ganas de revisar.


Tengan ustedes muy buenas noches.

sábado, 25 de julio de 2009

SOLUCIÓN DEL ENIGMA SOBRE EL CADÁVER



Buenos días:

Para los que no anduvieron por estos lares durante la semana (durante la semana o nunca), me estoy refiriendo a la solución del enigma planteado en el artículo del día jueves: PEQUEÑO DETALLE.

Decía entonces...

LA SOLUCIÓN ESTÁ EN LO DEL SEÑOR BRIKS...


Tengan ustedes un muy buen sábado.

viernes, 24 de julio de 2009

POTENTE GEN

Síntesis del post: Potente Gen. Porque es viernes, y los viernes yo siempre subo un Potente Gen. Y nada más, porque se han portado muy bien esta semana.

Buenos días:

Creo que por esta semana han sido suficientes palabras. Les he dado mucho trabajo, y como se comportaron muy bien con la lectura y los comentarios he decidido otorgarles un merecido descanso.

Potente Gen, y nada más.

Solo voy a aclarar que en esta ocasión los participantes no son famosos, porque el Señor Briks –amigo atento y solícito- se ha hecho eco de la convocatoria desesperada que hice hace un mes, enviando estas elocuentes imágenes para deleite de la afición.

Señoras y señores…

POTENTE GEN

Gen De la Vega

César, papá.

Alejandro, Pablo y Gustavo (en ese orden), retoños.

Inapelable. Agradecemos con efusión a esta simpática familia que se ha prestado (porque se ha prestado… ¿verdad Señor Birks?) para formar parte de la sección más exitosa, exigente y polémica de este espacio. Y al mencionado Señor Briks, por supuesto.

Y ahora me voy contento, porque es viernes. Y los viernes yo almuerzo solo. Y como lo que me gusta. Y me tomo un vinito chico con hielo y soda, porque tengo que seguir trabajando, y total siempre me queda el turno noche. Y un postre. Y un café. Y la cuenta.



Tengan ustedes un gastronómico fin de semana.

jueves, 23 de julio de 2009

PEQUEÑO DETALLE



Síntesis del post: No hay.

Buenos días:

Ante todo quiero señalar que acepto sin condicionamiento alguno la responsabilidad que pueda caberme por el artículo que se encuentran ustedes a punto de leer. Sí señor. Por el artículo completo. Aunque me toque cabecear cascotes del tamaño de un balón de fútbol. Aunque me lluevan los cuestionamientos. Aunque solo sea el autor de una tercera parte del mismo.

Sí. Como oyeron. ¿Qué pasa?


El siguiente artículo se titula “Pequeño detalle”, ha sido escrito en colaboración con otros dos individuos que en este preciso instante lo están publicando en sus respectivos espacios, y la metodología de trabajo fue la siguiente:

Un primer señor escribió la introducción, un segundo señor escribió el nudo, y un tercer señor el desenlace.

Lo interesante de todo esto es que cuando el primer señor escribió la introducción, el segundo y el tercer señor no tenían la más pálida idea de lo que iba a llegar a sus manos. Luego, cuando el segundo señor escribió el nudo, el tercer señor se quedó solo, aguardando por un material a medio terminar. Y finalmente, ese tercer señor escribió el remate, condicionado por los elementos provistos por los otros dos señores.

Lo que yo voy a hacer aquí es presentar el artículo completo, sin mencionar qué señor escribió qué segmento, y sin aclarar dónde están las fronteras entre dichos segmentos. Esa es una tarea que les hemos reservado a ustedes (nótese que dije “hemos”, así que ni piensen que se van a ahorrar los deberes con salir corriendo a las otras casas).


En pocas palabras, estimados, lo que les toca averiguar es qué segmento escribió el Señor Bugman, qué segmento escribió el Señor Briks y qué segmento escribió el Señor Bigud. Y dónde está la frontera entre cada segmento. Y tengo que dejar de decir la palabra segmento.

Luego pensaré si le doy un premio a los que acierten.

A lo nuestro, y que la historia nos juzgue:



“PEQUEÑO DETALLE”

Cuando reflexionamos sobre los acontecimientos capaces de partir una vida en dos, de producir el artificio de “antes y después”, por lo general pensamos en grandes cambios, en sucesos cargados de enormes cantidades de felicidad o drama. El ser humano puede reaccionar con mayor o menor pericia ante semejantes golpes, asimilándolos, repeliéndolos o dejándose avasallar. Son eventos macroscópicos, visibles, detectables y con efectos reconocibles.
Los pequeños detalles, en cambio, son insidiosos. Su tamaño minúsculo les permite pasar desapercibidos hasta que es demasiado tarde. Penetran los poros, se introducen por las grietas, están en el aire hasta que son inhalados como un virus. Y pueden provocar desastres mayúsculos.

No había lugar para estas consideraciones en la mente de Pablo Kowansky, empleado bancario, ocupada como estaba en su totalidad con la solución de problemas relacionados con la satisfacción de urgencias fisiológicas básicas. Mientras introducía la llave en la puerta de su departamento de soltero, Kowansky sólo pensaba en dos cosas: tenía hambre, y muchas ganas de orinar. No necesariamente en ese orden.
Era un día más en una vida que transcurría en un territorio donde la tranquilidad limitaba a desgano con el aburrimiento, un día que había sido como una copia imperfecta de muchos otros, un día del cual no deberíamos estar hablando a no ser que estuviéramos en los zapatos de Pablo Kowanski y esta historia estuviera relatada en primera persona. Y ni aún así. Un día olvidable, diremos, por si aún no había quedado claro.

Si no hubiera sido por un pequeño detalle.

Bajó la cremallera y un chorro iracundo se abrió camino quemándole la piel, cascada sublime que halló su coronación en una espuma blanca y olorosa, generando en su mente un extraño efecto narcótico. Un éxtasis. Todo el éxtasis que puede permitirse un empleado bancario que ha transcurrido su día, su mes y su año manoseando fortunas ajenas.

Una buena meada, se dijo. Y sacudió a conciencia para salpicar la tabla y algo de suelo con las gotitas, pensando en que varias acabarían pegoteadas en el culo gordo y las plantas de los pies de su madre que algunas mañanas se daba una vuelta para invadir su intimidad, y de paso limpiar la casa. Porque un hombre debe dar gusto a su niño interior, se dijo otra vez.

La luz del velador apenas insinuaba algunas sombras en el comedor, impedida como se hallaba por una pantalla mugrienta, de un color amarillo oscurísimo, bastante similar al de su gloriosa cascada.

Percibió un sobre en el piso, cerca de la puerta, la lucecita parpadeante del contestador -mensaje no escuchado-, una tela de araña reconstruida en su ausencia y un olor rancio que provenía de la habitación contigua. Pequeñas investigaciones pendientes que le daban un motivo para regresar cada noche, así como la magnificencia de un cheque diferido lo echaba a la calle cada mañana.

Y entonces vio a la vecinita a través de la ventana. Y otra vez la necesidad fisiológica.

De pronto el hambre ya no se le antojó tan urgente, y echó mano a su catalejo.

Dominique, su nueva vecina, era una morocha impactante, de tez morena, trasero sólido y pechos inmensos. Poseía la capacidad de enmudecer a Pablo con sólo mirarlo. Apenas se habían cruzado un par de veces en el almacén de Doña Clota pero a él, eso sólo, le había bastado.
Acostumbrado a una vida social nula, Pablo era incapaz de cualquier acercamiento. Se limitaba a observarla de lejos y a soñar con ella casi a diario. Casi a diario, también, se había masturbado evocando a Dominique.

En su mundo de fantasía, Pablo Kowanski dejaba de ser el hombrecito gris y pusilánime que todos los días era objeto de las burlas más crueles en el trabajo; por el contrario, en su quimera, los hombres lo envidiaban y las jóvenes lo deseaban. La verdad es que para las mujeres él era inexistente, cuando no, repulsivo. Un día todo eso acabaría. Quizá, el mismo día que se atreviera a confesarle a Dominique todo lo que sentía por ella.

Sumido en una especie de fascinación, no dejaba de observarla a través del catalejo mientras imaginaba infinitos diálogos en los que ella le correspondía su amor con las palabras más dulces. Preso de sus pensamientos no pudo reprimir una exclamación de asombro al advertir que Dominique se desvestía lentamente…
Primero fue el sweater y Pablo se imaginó a su lado, riendo feliz. Luego, de espaldas a la ventana, ella desabrochó su camisa blanca, la que deslizó con morbosa sensualidad por la espalda descubierta. Pablo sintió reseca la garganta mientras observaba el pelo oscuro reposar sobre los hombros de Dominique e imaginaba sus pechos desnudos que no alcanzaba a ver, aún.

Cuando ella dejó caer su pollera, exhibiendo una minúscula bombacha negra, Pablo se sintió arder. Su virilidad henchida reveló mucho más que sólo un deseo sexual. Pablo comprendió que únicamente siendo un verdadero HOMBRE podría escapar a su patética realidad.
Supo al instante que debía tomar el toro por las astas, ejercer el control de su vida como un verdadero varón. Un animal. El macho alfa!!

LO HARÍA DE INMEDIATO, pero antes se premiaría con un último vistazo a Dominique.
Ella, ya se había desnudado por completo y pronta a salir de la habitación, tornó su cuerpo de manera tal que a Pablo le resultó inevitable ver que entre sus piernas colgaba flor de garompa!!

Al otro día, en el escritorio de siempre, revisando las mismas cuentas de siempre, Pablo pensó:

“Si no hubiera sido por ese pequeño detalle”.



Men in B.

Si usted tiene alguna queja, diríjase al blog de Stella, que fue la de la idea.

Tengan ustedes muy buenos días.

martes, 21 de julio de 2009

SERPIENTES

Síntesis del post: Titular de un canal de televisión. Un señor sin bigote y con cara de bobo. Sospechas sobre ese señor. Pequeño alegato en contra de la lluvia. Reclamo de serpientes.



SERPIENTES SUELTAS AL SUR DE ESTADOS UNIDOS. ORDENAN LA CASA.

Este fantástico titular (riquísimo cualquiera sea el punto de vista desde el que uno decida abordarlo) apareció hoy por la mañana en el canal veintiséis, en un programa conducido por un señor que hace unos años tenía un frondoso bigote y un show al estilo Lía Salgado, y ahora, sin ese bigote que sin duda servía como obstáculo para la difusión plena de su cara de bobo, tiene –justamente- cara de bobo.

En rigor de verdad, hoy no estaba conduciendo este señor con cara de bobo, porque se pegó el faltazo aduciendo problemas familiares de índole desconocida. Yo más bien me lo imagino hecho bolita en la cama, escuchando el rebote de las gotas contra la chapa del aire acondicionado y gritando con todas sus fuerzas para que una oreja amorosa lo escuche desde la cocina: “¡Mamáaaaaaaaaaaa! ¿Puedo faltar?”

Pero ese malpensado soy yo. Y ojo, que a mí tampoco me gustan los días de lluvia. También me cuesta mucho salir de la cama, y lejos de la gente que se la tira de mística y nos cuenta lo maravilloso que es observar el color gris del cielo y las gotas rebotando en los charcos que ellas mismas formaron, me pongo de un pésimo humor, y en el acto comienzo a sufrir porque se me van a arruinar los zapatos.

Me gusta el sol. Me pone de buen humor. Y los que prefieren la lluvia son unos soquetes.

Pero lo nuestro es el titular sobre las serpientes, no el alegato contra la lluvia; así que tratemos de regresar al sendero antes de que esto termine por diluirse. Como siempre.

Lo que olvidaron poner en pantalla estos muchachos del canal veintiséis es el formulario que se debe completar para que le envíen a uno un puñado de aquellas serpientes tan pulcras.

Mi hogar está bien limpito, pero necesitaría que alguien me ayude con el asunto ese de regresar las cosas a su sitio. El orden es otro de mis puntos débiles.

Amontonada sobre la mesa del comedor tengo un montón de ropa planchada por la señora que viene los viernes, que dicho sea de paso, ahora me enteré de que también viene los lunes a la mañanita, así como ella se enteró de que yo en mi casa circulo desnudo (un incidente que ambos dejaremos en las sabias manos de la memoria selectiva). En el escurridor está la vajilla que se lavó hace días. En el cuartito del fondo está la bolsa con los cartones. En la habitación de la niña hay una fiesta organizada por los peluches que sobrevivieron a la limpieza. Y el señor de la tintorería me deja mensajes amenazantes en el contestador para que vaya a retirar las cortinas que dejé la semana pasada.

¿Quién más que yo puede estar necesitando unas serpientes que le ordenen la casa?

Nadie, por supuesto. Pero las soluciones del primer mundo se quedan en el primer mundo, y al hemisferio sur –en particular a nuestro país- llegan tarde, adulteradas y en poca cantidad.

Acá, en vez de utilizar a las inofensivas culebras locales, nos vamos a poner a entrenar a las venenosas. Van a ver.


Tengan ustedes muy buenas tardes.

viernes, 17 de julio de 2009

POTENTE GEN

Síntesis del post: Potente Gen, porque es viernes, y los viernes yo siempre subo un Potente Gen. Y por hoy nada más.

Buenas noches:

Hoy me siento deseoso de generar polémica, de testear mi poder de improvisación, de averiguar a través de mis actitudes si la revolución que supo asolar la armonía reinante en este espacio continúa viva.

En fin… tengo ganas de que vuele la vajilla, y por qué no, algún que otro cascote de considerable tamaño.

En consecuencia, el post del día de la fecha estará enteramente dedicado a la sección POTENTE GEN, y hallará su única justificación en dos o tres documentos de carácter histórico que si bien constituyen -a primera vista- una prueba irrefutable de la inusitada potencia del gen investigado, también exigen un voto de confianza a la pericia del artista.

Entonces, sin más prolegómenos, procedo a presentar a los participantes de esta semana, que son dos hermanitos que se las traen:


POTENTE GEN

Gen Habsburgo

Felipe IV de Austria (1605-1665). Rey de España entre 1621 y 1665.

Su hermano, el Cardenal Infante don Fernando de Austria (1609-1641). Ejerció un montón de cargos que no pienso enumerar.

Felipe IV con un bigotito muy monono.

Agradecemos emocionados al pintor Diego Velásquez por haberse tomado la molestia de enviar este PG hace casi cuatro siglos. Cualquier inquietud que se les genere, ya saben de quién es la culpa.

Y ahora me voy contento, porque es viernes (como todos los días). Y los viernes yo almuerzo solo. Y como lo que se me da la gana. Y me tomo un vinito chico con soda y hielo. Y el postre que se me ocurra. Y un café. Y la cuenta.


Tengan ustedes un monárquico fin de semana.

miércoles, 15 de julio de 2009

UN CABALLERO Y UNA MALA BESTIA

Síntesis del post: Nuevo galardón. Teorías de un siniestro grupo de mujeres. Descargo de un caballero. Imputación de vacaciones. Lista de tareas.

Cuestión previa: Fabiana me ha otorgado un nuevo galardón que en este caso consiste en un reconocimiento al costado artístico de este blog.

Bienvenido sea.

Como es costumbre, me arrodillo con los puños apretados en el círculo central y repaso mentalmente la lista de mis enemigos para elegir a alguien a quien enrostrárselo. Luego me apersono en su blog, me apropio de la estatuilla y salgo corriendo a mi casa antes de que se arrepienta, sabedor de que un galardón exhibido implica, no solo una transacción terminada, sino también el derecho soberano a rechazar su devolución.



¡MUCHAS GRACIAS!

Ahora a lo nuestro, que todavía tengo que hablar de un caballero y una mala bestia:

Según el uniforme parecer de un grupo de mujeres que, ya sea por sangre, por ley o por geografía se encuentra íntimamente relacionado conmigo, mi verdadera naturaleza es un horrendo secreto que, como el vilano que soy, me ocupo de resguardar de los ojos indiscretos del mundo para darme el soberano gusto de desplegarla solo en presencia de ellas, que dicho sea de paso, deciden callar por temor, vergüenza o abnegación.

De acuerdo con los datos que pude recopilar gracias a la decodificación de las quejas y los reproches que cada una me expresa en forma individual, y a un oportuno operativo de espionaje cuya táctica no pienso detallar aquí, he logrado reconstruir en mi mente, sino la conclusión a la que arribaron luego de años de compartir meriendas y críticas, aunque sea la falacia que utilizaron como premisa:

Resulta que –siempre según aquel uniforme parecer al que hacía referencia al principio del artículo- conviven en mí un gracioso caballero que hace gala de un pretendido refinamiento que es mérito exclusivo del esfuerzo realizado por sus padres para proveerle una educación decente, pulir sus modales y fomentar sus inclinaciones artísticas, y una mala bestia que transcurre las horas recostada con el control remoto en la mano derecha y las partes íntimas en la izquierda, se viste con lo primero que encuentra y se cambia la ropa interior con menos frecuencia de la deseada, de la cuál, sí, soy enteramente responsable.

Una calumnia que no pienso responder porque –justamente- soy un caballero, sea de quien sea el mérito.

Asumo que en este momento se estarán preguntando por qué me despacho con esta seria denuncia, y por qué no la interpuse en el estrado correspondiente en vez de venirles con el cuento a ustedes, que poco pueden hacer para reparar tanta injusticia.

Pues por indignación.

¿Por qué más?

Esta es la situación:

La Señora Bigud y Pequeña Yoni se van de juerga por quince días, pero como yo hice lo mismo recientemente y además tengo que trabajar, no puedo ser de la partida. Sin embargo, aquel siniestro grupo de mujeres con un parecer uniforme (del cual ellas forman parte) sostiene la hipótesis de que el villano que en realidad se alza con una nueva quincena de vacaciones es este humilde servidor, y que no es el gracioso caballero sino la mala bestia la que se va a adueñar del hogar en ausencia de una autoridad competente. Y como a ellas las pequeñas felicidades ajenas les resultan francamente intolerables, urdieron un plan para imponer una serie de trabas o restricciones que –sueñan- aportarán aunque sea un mínimo de miseria en mi radiante quincena.

Con la promesa de una carne al horno con batatas lograron atraerme a una mesa redonda en la que, lejos de saciar mis demandas gastronómicas, presentaron una interminable lista de tareas que deberé completar antes de que la normalidad regrese y me atropelle.

Mandar todas las cortinas a la tintorería, arreglar una canilla que gotea, averiguar cuánto cuesta reparar un radiador pinchado, perseguir al administrador por una mancha de humedad en la pared del cuarto del fondo, hacer una limpieza de peluches en la habitación de la niña, cambiar las sábanas por lo menos dos veces, usar el lavarropas según las instrucciones que me han proporcionado en vez de mandar la ropa a la casa de mi madre, ir a cenar mucho a la casa de mi madre en vez de pedir que no le pichuleen al queso los de la pizzería, llevarle al médico los análisis que no sé para qué me hice y no dejar los platos de toda la semana para que los lave la señora que viene los viernes son solo una mínima parte de las tareas que me han sido encomendadas.

De más está decir que las completaré todas para dejar a buen resguardo mi buen nombre y honor.

O en su defecto maquillaré la situación para salir impune.

Y ahora me voy contento, porque a partir de hoy, todos los días son viernes, y como lo que se me da la gana, y me tomo un vinito grande sin soda y sin hielo, y un cuarto kilo de helado de banana, y un wiscacho para ver el fútbol, y en vez de tender la cama la estiro, y la cuenta la pagaré cuando me llegue y sin quejarme, que aquí no somos señoritas.



Tengan ustedes muy buenas tardes.

viernes, 10 de julio de 2009

NO LE PICHULEEN AL QUESO / POTENTE GEN

Síntesis del post: Reflexión sobre los diferentes roles que le toca cumplir al Homo Sapiens promedio. Profesión anhelada. Potente Gen, porque es viernes, y los viernes yo siempre subo un Potente Gen.

Hay que ver la cantidad de roles que se ve uno forzado a desempeñar a lo largo de un día. En la intimidad del hogar, en la vía pública, en la oficina, en las dependencias estatales, en los comercios, en el hogar de un amigo, etc. Con razón proliferan como proliferan los profesionales de la salud mental; así no hay psique que aguante.

Yo, por ejemplo, amanezco padre de familia y marido dependiente. Deseoso de ganar tiempo, sacudo el hombro dormido de mi mujer y en un susurro le pregunto en qué lugar habrá quedado esa camisa que deseo ponerme y no encuentro. Luego de soportar el habitual rosario de insultos logro dar algunos pasos en son de fuga antes de ser alcanzado por el vuelo justiciero de la mencionada prenda, y finalmente acabo improvisando un precario refugio en la habitación de pequeña Yoni.

Ni bien pongo un pie fuera del departamento me transformo en vecino ejemplar, un rol exiguo aunque repleto de pequeñas complejidades. Saludo al portero, a la vecina indiscreta, leo alguna comunicación del administrador del consorcio y apuro el paso para ganar la calle, donde por arte de magia me convierto en peatón anónimo.

Ese es el rol que más me gusta. El de peatón anónimo. Una función con la que he llegado a un grado de compromiso emocionante. Así, oculto en la atmósfera inviolable de mis pensamientos, puedo jugar a las carreras con otros peatones anónimos, contar los pasos de un punto a otro, inventar nuevos caminos o dividir a la gente en bandos cuyas fuerzas y posibilidades de triunfo estén en perfecto equilibrio para luego proceder a un emocionante recuento que puede durar una sola cuadra, o el trayecto completo entre mi casa y la boca del subterráneo. Esta última es la actividad más entretenida. Uno puede enfrentar a los hombres de traje contra los hombres de jean, a señoritas muy lindas contra otras menos lindas, a los que llevan mochila o bolso contra los que no llevan nada, a los que van fumando contra los que van hablando por teléfono, etc. Las posibilidades son infinitas, y en algunos casos, inquietantes.

Luego llega el turno de convertirme en usuario del transporte público, rol en el que desarrollo más o menos las mismas actividades que como peatón anónimo, pero bastante más apretado. No me gusta tanto este papel. Prefiero los días –por cierto cada vez más escasos- en los que paso directamente de vecino ejemplar a automovilista, aunque luego deba cumplir mi dolorosa obligación como cliente de garaje.

En la oficina tengo muchísimos roles, aunque todos son aburridísimos. No me gusta mucho hablar de mi trabajo, así que solo vamos a destacar que soy cuentapropista, asesor y sobreviviente.

Al mediodía me toca ser usuario del servicio de entrega de alimento a domicilio de algún bar o local de comida más o menos rápida, o cliente de restaurante. Esto último ocurre los viernes, día en el que suelo almorzar solo, comer lo que se me da la gana, tomarme un vinito chico con soda y hielo, un postre, un café y la cuenta. Sin embargo deseo señalar que extraño el restaurante al que concurría cuando mi oficina estaba en Avenida de Mayo (el microcentro es un sitio árido e impersonal). Y a la moza que me atendía, que además de cumplir su rol a la perfección me tenía entre sus clientes preferidos, colocándome en el nada despreciable papel de cliente estrella.

Por la tarde otra vez soy usuario del transporte público, peatón anónimo o automovilista. Siempre de acuerdo al día y al estado de ánimo. Luego vecino ejemplar, marido arrepentido, amante mediocre y padre amoroso. Todo por el mismo precio.

Además, como si esas tareas no fueran suficiente castigo para los músculos de mi espalda fatigada cumplo otros roles accesorios, aunque no por ello menos importantes: Soy televidente, ciudadano indignado con el gobierno, lector de clásicos y no tan clásicos, escritor aficionado, abogado disidente, usuario de Internet, buen jugador de fútbol, hincha de un club en llamas, oveja negra, titular de una cuenta bancaria, fanático del Yoni Uoquer, amigo de mis amigos, pretendiente de Jennifer Aniston, ex fumador, decente jugador de truco, interesante asador, aficionado a la siesta de fin de semana y miembro de un concejo de administración.

Todo eso soy.

Y la verdad es que no estoy a gusto, porque son demasiados modos de ser. Demasiadas funciones para un mismo aparato (el aparato vengo a ser yo). Demasiadas obligaciones para un solo inconstante (el inconstante vengo a ser yo).

A mí me gustaría tener un único rol en esta vida, y destacarme hasta rozar la perfección.

Quisiera ser -tomemos por caso- pedidor de pizza por teléfono. Y como al desarrollar esa única actividad no tendría tiempo de pensar en otras cosas, jamás me olvidaría de pedir que me traigan también un nuevo menú con los precios actualizados, dos porciones de faina y que no le pichuleen al queso, que para eso cobran como treinta mangos.

Es todo.

Ahora sí...

POTENTE GEN

Gen Garner

Jennifer, actriz y mamá.

Violet, infante e hija.

Jennifer y Violet, mamá e hija.

El de hoy es otro PG indiscutible. Agradecemos con efusión al Señor Bugman, no sin antes advertirle que más vale que le vaya bien en la feria de las opiniones. Si así no se diera el caso, haremos leña del árbol caído. Como corresponde.

Y ahora me voy contento, porque es viernes. Y los viernes yo almuerzo solo. Y como lo que se me da la gana. Y me tomo un vinito chico con soda y hielo. Y si no me vigilan, un postre. Y un café. Y la cuenta.

Tengan ustedes un prolongado fin de semana.

martes, 7 de julio de 2009

ANIMAL FARM

Síntesis del post: Alegato en contra de los animales de granja. Proclama carnívora. Homenaje al gallo Claudio. Loas al gavilán pollero.

Buenos días:

En el día de la fecha, tal y como es costumbre en este humilde espacio, abordaremos un tema de candente actualidad que mantiene a la ciudadanía en estado de alerta y movilización.

O solo en estado de alerta, porque toda movilización, para aspirar a un desenlace más o menos exitoso, implica un paso previo e ineludible: La aglomeración de personas.

Y hoy por hoy nadie desea aglomerarse con otros individuos, por más actual y candente que sea el asunto que lo convoca.

Entonces, decía, hablaremos de un tema que preocupa –y mucho- al común de la gente: La tendencia de los dibujantes y guionistas de las empresas de entretenimiento infantil a poner animales de granja como protagonistas de las caricaturas.

¿Por qué lo hacen?

No se entiende.

Los animales de granja, tales como los cerdos, las vacas o los patos, están puestos en este mundo solo para servir de alimento al bípedo racional y carnívoro. No para protagonizar caricaturas infantiles.

Soy un carnívoro de ley, de esos que cocinan su alimento solo para no generar el repudio social (de ser por mí me alimentaría al mejor estilo desierto del Serengeti); por ende, cuando veo a un cerdo saltando delante de la cámara la primera sensación que experimento es un hambre atroz, y luego un inmenso fastidio. Me importa un bledo si ese potencial matambre ha sido creado con el objeto de divertir a mi pequeña Yoni de siete a siete y media de la tarde. Desde mi punto de vista, los animales de granja solo son tiernos cuando se dejan masticar sin demasiada resistencia. Si quisiera divertirme pondría al chavo del ocho.

Para mí, el mundo animal se encuentra dividido en tres grandes categorías: Potenciales depredadores, potenciales presas y mascotas.

Sepa que si usted no es un individuo de la especie humana, no califica como mascota y encima tiene la mala idea de cruzarse conmigo por la calle, existen solo dos posibilidades: O usted me come a mí, o yo me lo como a usted. No le busque el pelo al huevo.

En fin… algunos ejemplos ilustrativos:

Hasta hace unos pocos meses mi pequeña Yoni miraba un dibujito sobre una familia de cerdos que tenían… ¡una granja!

Y los amigos del cerdito protagonista eran una vaquita y una pata.


Piggly Winks (Jakers):



Y ahora mira Olivia:



No sé si perciben ustedes la perversidad de la situación.

El mundo del entretenimiento infantil se ha transformado en una inmensa fábrica de vegetarianos que a la postre serán individuos con serios trastornos de personalidad.


Sepanlón.

Si luego de leer este artículo usted aún no se cree capaz de erradicar esa odiosa costumbre de mirar dibujitos animados con protagonistas comestibles, sepa que en este espacio aprobamos el mensaje de este auténtico prócer de las caricaturas infantiles:

El gallo Claudio (único animal de granja con derecho a conservar la vida).




¡VIVA EL GAVILÁN POLLERO!


Tengan ustedes muy buenos días.

viernes, 3 de julio de 2009

POTENTE GEN Y ASUNTOS VARIOS

Síntesis del post: Potente Gen, porque es viernes, y los viernes yo siempre subo un Potente Gen. Obsequios recibidos. Victoria aplastante en el concurso de tatuajes. Pago a la mafia. Postergación de otros deberes.

Buenos días:

El de hoy es un viernes especial. Raro. Distinto si se quiere. Ocurre que tenemos muchísimas cosas que hacer en muy poco tiempo, así que lo más factible es que fracasemos con estrépito. Sin embargo tenemos la obligación moral de hacer el intento, porque para eso nos hemos convocado en esta oficina céntrica. Y también porque la señora Bigud opina que el dolor de garganta y la tos no constituyen un motivo suficiente de alarma si no llegan en compañía de unas líneas de temperatura. Y que somos unos pésimos actores. Pero esa es otra historia.


Paso a enumerar las tareas:

1- Tenemos que subir el primer Potente Gen del tercer trimestre.

2- Tenemos que agradecer y mostrar los regalos recibidos el día miércoles.

3- Tenemos que subir un artículo no muy largo, pero tampoco muy corto, porque la idea es no perder de vista que este es un blog de letras, no de imágenes, y que yo no soy Cumbio sino Yoni.

4- Tenemos que agradecer a todos los que nos votaron en el concurso de tatuajes de Capitana del Espacio (porque no sé si se han enterado ustedes de que ganamos por un paño), y a la Capitana por haberlo organizado.

5- Tenemos que agradecer la ola inmigratoria que ha generado el Señor Briks desde su blog, gracias a la breve reseña de mi vida que subió con tanta generosidad.

6- Tenemos que agregar los links de todos los inmigrantes para ir a visitarlos a la brevedad.

7- Tenemos que dejar testimonio de la imprudencia del Señor Raven en la barra lateral del blog, para que el año que viene no nos salga con un martes trece.



“Pero todas esas son tareas que le corresponden al dueño de casa”, dirán ustedes absolutamente compenetrados con esa política de solidaridad cero que han abrazado desde el primer día que vinieron.

“La verdad es que me tienen harto; no sé ni para qué sigo viniendo”, contestaré yo con ese buen humor aclamado por propios y extraños.

“Voy a hacer lo que pueda antes de que llegue a la oficina una gente que estoy esperando, y lo demás quedará para el post del día martes”, agregaré mirándolos fijo.


Ahora a lo nuestro:

1- POTENTE GEN

Arrancamos hoy con el tercer trimestre, y para que la sección sostenga la intensidad que traía en la primera mitad del año, salta a la cancha el que para mí es el principal candidato a ganar esta manga.

Gen Lennon

John, papá.

Sean, retoño.

Papá y retoño.

Aclaración: Este Gen ha sido enviado por Claude y por la Condesa Sangrienta.

¡MUCHAS GRACIAS A LOS DOS!

2- En otro orden de cosas, estos son los regalos recibidos el día miércoles con motivo del aniversario de esta casa:

Gracias Fabiana

Gracias Mona

Gracias Carugo

También agradezco muy especialmente al Señor Briks y a Almafuerte por sus respectivos obsequios (porque no son de exhibición).

3- Este punto queda suspendido hasta el día martes. Si no voy a lograr que nadie lea el post.

4- Ahora llegó el turno anunciar que hemos ganado el concurso de tatuajes de Capitana del Espacio con un dibujo de lo más berreta que convive conmigo desde hace quince años.

En rigor de verdad no hemos ganado. Hemos arrasado a nuestros competidores obteniendo la escalofriante cifra de 212 sufragios. Nada más y nada menos que el 41% del electorado.

¿Y cómo hemos logrado el milagro?

Muy simple: Gracias a Marina y sus huestes del desierto. La mafia felina del Medio Oriente se ocupó de velar por los intereses de este servidor, abortando el intento de fraude que alguien quiso consumar durante la última noche del concurso.

Y como en esta casa no toleramos la pereza a la hora de los agradecimientos, aquí está la lista de los soldados del desierto que dieron la cara: El camello drogón, Bruno Alexis, un amigo de Bruno Alexis, Lolo Capomafia (que parece ser uno de los generales junto con Marina), Xuxa diosa del desierto, Félix el gato, la turca, Marilyn Manson, Gustavo, el paraguayo, Adri y familia, Ana.

Y gracias también a mi ejército personal, que aunque reducido y silencioso, también concurrió en masa a la cita.

¡MUCHAS GRACIAS!

Este es el galardón obtenido:

Gracias Capitana del Espacio

Los demás puntos de la lista quedarán para el post del día martes, hecho que le otorga al Señor Raven una última oportunidad de ratificar o rectificar sus intenciones.

Y ahora me retiro contento. Porque es viernes. Y los viernes yo almuerzo solo. Y como lo que se me da la gana. Y me tomo un vinito chico con soda y hielo. Y si nadie me mira me pido un postre. Y un café. Y la cuenta.


Tengan ustedes un higiénico fin de semana.

miércoles, 1 de julio de 2009

AÑO UNO. GRAN FIESTA GRAN.

Síntesis del post: Festejo por el primer año de vida de este espacio. Festejo por otro hecho destacable. Arenga para que me voten cuanto antes en un concurso de tatuajes.




Buenas noches:

Hoy hay gran fiesta gran. Hoy tenemos motivos para celebrar. Hoy tiramos la chancleta. Hoy nos vamos de locas.

No, perdón. Eso último no. Pero que estamos de festejo, estamos de festejo.

No ponga esa cara Señor Briks, que igual a usté y a mí no nos iban a dejar salir.


Procedo a explicar la situación:

Durante la primera hora del primer día del séptimo mes del año dos mil ocho en la era de Nuestro Señor Jesucristo apareció publicado en este espacio este brevísimo artículo que a la postre acabó condenado a redefinir y potenciar el significado de la palabra intrascendencia: El porqué de este tachón

Bueno, en rigor de verdad lo que apareció publicado fue este espacio en su totalidad, ya que el día anterior no existía ningún soporte apto para presentar el mencionado artículo en el mundo de la virtualidad. O mejor dicho sí, existían millones y millones de soportes aptos, pero yo no conocía las claves de acceso, y encima estaban repletos de artículos escritos por otros individuos que incluso habían tomado la precaución de bautizar cada espacio de acuerdo a sus propios gustos o conveniencias. Entonces no me quedó otra alternativa que respetar la propiedad ajena, por lo que tuve que crear uno nuevo y distinto, dotarlo de una clave de acceso y bautizarlo de acuerdo a mi propio gusto o conveniencia. Sin embargo a esa altura del partido ya me había puesto de un pésimo humor, hecho que de inmediato se vio reflejado en el tenor del título, los subtítulos y los subsiguientes artículos.

Así nació Me tacho la doble, que tal y como expliqué hace muy poquito tiempo, iba a llamarse de otra manera hasta que esta señorita me escupió el asado solo para hablar unas cuantas gansadas por diez o quince días.

Pero esa es otra historia.

Lo verdaderamente importante, lo destacable, lo insólito o incluso lo aterrador, es que en el día de la fecha este humilde espacio está cumpliendo su primer año de vida. Y ese no es un dato menor, dado que la idea original era –lo confieso- hablar unas cuantas gansadas por diez o quince días.

Y esto era todo lo que quería contarles.

“¿Eso era todo?”, preguntarán ustedes un tanto decepcionados porque no hubo piñata.

“No, mentira”, contestaré yo con mi habitual inclinación a dar sorpresas.


La de hoy es la entrada número 100 de Me tacho la doble, así que el festejo es, valga la redundancia, por partida doble.

No Señor Briks, igual no nos vamos de locas. No insista.

Cien entradas en trescientos sesenta y cinco días, lo cual habla a las claras de la indiscutible regularidad de este martirio que han sabido soportar con estoicismo.

Felicitaciones para todos.

Y esto era todo lo que quería contarles.

“¿Eso era todo?”, preguntarán ustedes bastante decepcionados porque no hubo sanguchitos de crudo y tomate.

“Bueno… sí, pero puede haber una yapa”, diré yo con mi habitual inclinación a llevar agua para mi propio molino.

Todavía quedan algunas horas para votar en la segunda vuelta del concurso de tatuajes organizado por Capitana del Espacio, certamen que, contra todos los pronósticos y sin haber hecho campaña en mi propio blog, vengo peleando voto a voto contra dos herejes que seguramente han recurrido a métodos fraudulentos para empardar el verdadero aluvión de votos que he sabido conseguir gracias a mis conexiones mafiosas.

No perdón. Eso último no. Pero que estoy peleando voto a voto, estoy peleando voto a voto.

¡¡¡VOTENMENNNN!!!

Y esto era todo lo que quería contarles.

“¿Eso era todo?”, preguntarán ustedes completamente devastados porque no se repartió cotillón.

“Sí, aunque a mí me queda un tercio de una botella de Yoni Uoquer negro que pienso liquidar antes de acostarme”, responderé yo con la baba resbalando por las comisuras de los labios.

Basta Señor Briks, la baba es por el brebaje. Que no. Que no nos vamos de locas.

MUCHAS GRACIAS A TODOS.


Tengan ustedes muy buenas noches.