Extraña sucesión de infortunios que, poco a poco, fueron minando mi voluntad hasta transformar aquel viejo anhelo de triunfo en esta pacífica convivencia con el fracaso.

miércoles, 11 de enero de 2012

SECRETOS (OSCUROS) Y MENTIRAS (PIADOSAS)

Síntesis del post: Un amigo. Puñaladas. Hospital. Una señorita. Otra. Y otra. Lectura frustrada. Película. Reporte. Jazmines.



‘¿Qué me pasó?’, me pregunta mi amigo con un hilo de voz mientras observa la madeja de cables que unen su brazo derecho a la máquina que le suministra las diferentes drogas destinadas a mantener la estabilidad de su organismo.

‘Tu mujer te cosió a puñaladas, Charly. ¿Te acordás de algo?’

‘Creo que no’, dice luego de pensar algunos segundos. Habla con el ceño fruncido, como si le costara ordenar los acontecimientos o desconfiara de su memoria.

‘Bueno, algo la puso furiosa. Ahora está detenida en la alcaldía de Tribunales. Ayer la llevaron al juzgado, pero se negó a declarar. ¿Tenés alguna idea de qué le pudo haber pasado?’

‘No, te juro. Nosotros estamos muy bien. Tenemos algunos problemas, pero nada que salga de lo normal.’ Parece muy convencido de lo que afirma, así que decido no insistir y dejarlo descansar un poco.

Un instante después se queda profundamente dormido, por lo tanto tomo el libro que traje y me pongo a leer. Todavía faltan un par de horas para que su madre y su hermana vengan a relevarme. Necesitaban descansar, distraer la mente luego de tantos días de hospital, tanta tensión; así que me ofrecí para cubrir el turno tarde. Me alegra poder darles una mano en estos momentos tan difíciles.

De pronto alguien golpea la puerta de la habitación. Son golpes suaves, delicados, podría incluso inferirse una nota de timidez.

‘Adelante’, digo, porque eso es lo que suele decirse para otorgar un permiso, y yo soy amigo de las convenciones, las fórmulas y las tradiciones.

Frente a mis ojos una señorita. Una señorita de esas que nublan el pensamiento, alborotan las ideas y provocan repeticiones involuntarias de sílabas. Tez morena, cabello castaño oscuro, ojos verdes escondidos por unas pestañas larguísimas y exageradamente curvadas, nariz pequeña pero sin rastros de haber sufrido bajo el filo del bisturí, labios carnosos y un lunar muy sugestivo entre la mejilla derecha y la parte superior del mentón. El calor agobiante nos regala un vestido corto, bien suelto, que revela unos generosos pechos y permite admirar un físico exuberante aunque exento del pecado de la desproporción.

‘¿Cómo está?’, me pregunta sin mostrar el mínimo interés por mi identidad, parentesco o propósito en la habitación.

‘Parece que mejor’, respondo. Porque eso es lo que parece, no porque pretenda consolarla con mentiras piadosas.

Finalmente emite dos o tres sollozos, me entrega una carta para Charly y se retira cabizbaja, obligándome a un súbito replanteo de mi voluntad de consolación.

Me sumerjo de nuevo en la lectura. Nada mejor que un buen libro para borrar de la mente los pensamientos impuros.

De pronto alguien golpea la puerta de la habitación. Son golpes decididos, sobrios, podría incluso inferirse una nota de impertinencia.

‘Adelante’, digo, porque eso es lo que suele decirse para otorgar un permiso, y yo soy amigo de las convenciones, las fórmulas y las tradiciones.’

Frente a mis ojos una señorita. Una señorita de esas que le arrancan a uno emociones inexploradas. Tez blanca, como de porcelana, cabellos rubios y lacios, largos hasta la mitad de la espalda, ojos celestes, nariz respingada (no diminuta), boca pequeña y labios finos y pálidos. El calor agobiante nos regala otro vestido, también amplio, floreado, generoso a la hora de revelar, aunque dentro de los límites de la elegancia.

‘¿Vos quién sos?’, me pregunta como desconfiando de mi propósito en la habitación, y al mismo tiempo interesándose por mi identidad o grado de parentesco con la víctima.

‘Un amigo, ¿y vos?’, repregunto con sorprendente lucidez para alguien que experimenta emociones inexploradas.

‘Otra amiga’, contesta ya sin mirarme. ‘¿Cómo está?’, agrega con genuina preocupación.

‘Parece que mejor’, respondo. Porque eso es lo que parece, no porque pretenda consolarla con mentiras piadosas.

Finalmente rompe en llanto, me entrega un paquete envuelto en papel de regalo y se retira presurosa, dejándome –—una vez más— solo con mis elucubraciones acerca de la consolación.

Me sumerjo de nuevo en la lectura, aunque ya sin el mismo nivel de concentración que alcancé justo antes de que irrumpiera la primera señorita.

De pronto alguien golpea la puerta de la habitación. Son golpes apagados, tristes, podría incluso inferirse una nota de desolación.

‘Adelante’, digo, porque eso es lo que suele decirse para otorgar un permiso, y yo soy amigo de las convenciones, las fórmulas y las tradiciones.

Frente a mis ojos una señorita. Una señorita de esas que bien podrían valer una decena de puñaladas en el lomo. Tez aceitunada, cabellos negros y lacios, ojos oscuros que denuncian la presencia de algún gen asiático en la familia, nariz ancha y algo achatada, boca pequeña y labios finos y rojos. Rojísimos. El calor agobiante nos regala un último vestido. Corto. Ceñido a un cuerpo de proporciones celestiales que es exhibido sin complejos.

‘¿Sos el hermano?’, me pregunta adivinando mi grado de parentesco, interesándose por mi identidad y al mismo tiempo asumiendo un propósito noble para mi presencia en la habitación.

‘Un amigo’, corrijo tratando de fijar la mirada en algún punto de su anatomía que no implique una transgresión a la moral y las buenas costumbres.

‘¿Cómo está?’, vuelve a preguntar sin atender a mi explicación.

‘Parece que mejor’, respondo. Porque eso es lo que parece, no porque pretenda consolarla con mentiras piadosas.

Finalmente una lágrima rueda por su mejilla izquierda, me entrega un ramo de flores (jazmines) y se retira murmurando un rezo, dejándome —maldita sea mi suerte— solo con mi tratado inacabado de consolaciones.

Ya no me sumerjo de nuevo en la lectura. No es muy difícil darse cuenta cuando no es el día para leer. En lugar de ello enciendo el televisor y busco una película que me ayude a matar las horas.

‘Sos un amor querido, no sabés cuánto te lo agradezco’, me dice la madre de Charly rodeándome las mejillas con sus manos regordetas luego de mi reporte. El hecho de que su hijo haya despertado unos minutos la tiene exultante.

‘¿Vino alguien mientras no estábamos?’, pregunta como al pasar.

Respondo negativamente. Cuando no estoy acorralado soy bastante bueno mintiendo. Y no se me nota en la cara.

A ver… indagado en profundidad debería admitir la ausencia de motivos para el embuste, pero bueno, no sé explicarlo, a veces hay que saber interpretar al olfato, anticipar los problemas que uno podría causar. Por otra parte no me consta que esas tres señoritas tengan alguna relación —aunque más no fuera remota— con los hechos acaecidos. O con la víctima. Mi amigo. Y la amistad, estimados, es enemiga de las sospechas, y si cuadrara, también de la verdad, de la justicia y de la memoria. Lo digo sin ponerme colorado, y firmo al pie. Aunque me lluevan los cascotes.

‘Pobrecito, cómo te habrás aburrido’, agrega la señora sin soltar mis mejillas. ‘¿Al menos enganchaste alguna película entretenida?’

‘Sí, por suerte sí: Los ángeles de Charlie’, respondo. Porque eso es lo que estuve viendo (ya lo creo que sí), no porque pretenda consolarla con mentiras piadosas.

Además, para mentira piadosa y consuelo ya están los jazmines que supuestamente compré para hacerles más placentera la estadía.

Es que yo estoy en todos los detalles.



Tengan ustedes muy buenas noches.

29 comentarios:

La Novia dijo...

Hay esposas que no toleran la amistad entre un hombre y tres mujeres...

Ya deberìa saber de sobra Charly que nunca debería haberse dado a conocer... Mextraña araña!!!!

Gabriel I. dijo...

Definitivamente (a riesgo de quedar como un desubicado) creo que el merecer la misericordia de estos ángeles aunque sea por un mísero instante bien vale unas puñaladas y tantas otras cosas. El "porque te quiero te aporreo" -suponiendo que sea para defender su amor frente a una infidelidad- de la señora esposa (en este caso apuñalo) no me parece muy amoroso de su parte...

Rescato principalmente un fragmento de su texto:

"(...) Y la amistad, estimados, es enemiga de las sospechas, y si cuadrara, también de la verdad, de la justicia y de la memoria. (...)"

Nada más que decir.

Un abrazo!

Mecha dijo...

Oiga!!!!
Y la carta y el regalo???
Se los quedó usted?

Elvis dijo...

Me sorprende enormemente su capacidad para mantener la compostura en situaciones de alto riesgo. Y no me refiero a su capacidad para mentir cuando está acorralado, no, usted ya me entiende...
El relato en sí es una clara muestra de su otra asombrosa capacidad.
Un abrazo.

Bugman dijo...

Señor Bigud, si alguna vez yo cayera en desgracia, si por alguna mala inteligencia, por alguna asimetría no provocada, por una traición ajena, yo me viera en la situación de necesitar a alguien que me cubriera las espaldas, y se me concediera la gracia de poder elegirlo, ese sería usted.

Emoción dijo...

Genial esta historia pero... perdón, usted habla de detalles... pero el regalo y la carta?
Por favor que venga la segunda parte!!!!

Etienne dijo...

Que buen amigo resultó tener Charly! Aunque si me dan a elegir, preferiría, y no quisiera que los maledicentes se regodeen con esto, haber aunque sea asomado a esa piel aceitunada, a esos cabellos rubios, a esos ojos orientales, a ese lunar sobre el mentón...
Pero lo digo en voz baja porque la Primera Dama tiene mal carácter y un juego de 16 cuchillos en la cocina!
Cuénteme, ¿cómo se llama el libro que intentaba leer?
Abrazos!!

Dany dijo...

Confieso, otra vez, que leer la síntesis del post me produce muchísima curiosidad y deseos de devorarme sus textos.
Si alguna vez su mujer lo acuchilla no dude en que seré su fiel acompañante.
Yo me encargo de la joven belleza sueca.
Abrazo! y espero que sus niñas anden de maravillas.

El Gaucho Santillán dijo...

Fueron tres puñaladas?

O mùltiplo de tres?

Pregunto porque usted puede haber corrido peligro.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

poco comprensiva esa señora, digo. Menos mal que usted para esas cosas sabe comportarse como un super héroe, estee... super amigo

de paso, si todo sale bien para Charly, sería bueno que reviera algunos puntos y no hablo de puntos de sutura, usted me entiende

saludito

Viejex dijo...

Al igual que Gabrielli, me ha impactado esa frase "(...) Y la amistad, estimados, es enemiga de las sospechas, y si cuadrara, también de la verdad, de la justicia y de la memoria. (...)". Y no iba a decir más, hasta que leí el inquietante comentario de Santillán. Cuantas posibles puñaladas nos deben pasar cerca y nosotros lo más tranquilos, ignorantes del peligro que corremos!

Nefertiti dijo...

Lo importante, lo destacable, mi estimado, es que no se hayan cruzado los Angeles de Charly entre sí, en su breve visita. Intuyo que en ese caso su amigo hubiera terminado con un par de puñaladas más, y las señoritas en cuestión hubieran ido a acompañar a la señora a la Alcaldía de Tribunales.

De cualquier manera, no hubiera podido usted continuar con su lectura.

Humberto Dib dijo...

Es una habitación muy concurrida, por lo que veo...
Concuerdo con Dany, la síntesis engancha... y el texto define la satisfacción de haber pasado por aquí.
Un abrazo.
HD

Yoni Bigud dijo...

La Novia: Las esposas son, por definición, intolerantes. No hay nada que hacer.

Gabrielli: Cada uno manifiesta su amor como mejor sabe o puede. A puñaladas fue esta vez.
Muchas gracias a usté.

Mecha: Por supuesto. Ocultar evidencia es una de mis especialidades.

Elvis: La sangre siempre fría, ante todo. Muchas gracias a usté.

Señor Bugman: Estoy a sus órdenes. Muchas gracias a usté.

Emoción: Desaparecieron convenientemente. Muchas gracias a usté.

Etienne: Cuídese.
El libro se llama 'Los enamoramientos', de Javier Marías.

Señor Dany: Si llego a estar despierto en el instante en que entre a la habitación la primera belleza, es mía. Sepaló. Sueca o húngara, pero mía.
Muchas gracias a usté.

Gaucho: Yo siempre corro peligro, eso va en la encomienda.

laura: Yo siempre me comporto como un buen amigo.
Vagamente. La entiendo vagamente.
Muchas gracias a usté.

Nefertiti: Mucha razón tiene. Mi lectura estaba perdida desde el momento en que llegué a ese hospital. Pero bueno, hay formas y formas de perder.

Humberto: Concurridísima. Menos mal que estaba yo para poner orden.
Muchas gracias a usté.


Un saludo.

Yoni Bigud dijo...

Y... 14.

Rebeca dijo...

Mi mente irracional femenina me dice: ¡Debería estar muerto!

Pero en general no me dejo llevar por mi irracionalidad. Asique respiro hondo, resoplo y digo: Pobre hombre ¿Merece la muerte por ser infiel? mmmmmnnnnnn-n-n-n-n-n-n-n-n-SI!!!!!! Maldito!!


Muy bueno Don Bigud.

Esilleviana dijo...

pero qué versión viste? la ochentera o mejor, la de finales de los 70 o bien la versión la finales del 2010??

el amigo Charly resultó más listo de lo que imaginaba y tú, un verdadero amigo o encanto o buena persona...

jajaja
sabia su mujer.

Esilleviana dijo...

pero qué versión viste? la ochentera o mejor, la de finales de los 70 o bien la versión la finales del 2010??

el amigo Charly resultó más listo de lo que imaginaba y tú, un verdadero amigo o encanto o buena persona...

jajaja
sabia su mujer.

Anónimo dijo...

y 18!!! por diosss

AliZe dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
AliZe dijo...

Ay pero este charly a falta de una tenia tres (?) bueno bien podrian ser solo amigas de la infancia, amigas de ocasion, amigas de tragos, amigas de facultad, amigas...amigas...mmmm peco de inocente. Adore su final abierto, me lo lei enterito para ver quienes eran esas tres perras, si perras porque tanta belleza no es buena oiga!, estem como decia, bien se merece las puñaladas por MUJERIEGO, ATORRANTE Y DESGRACIADO! EN FIN ME FUI ANTES QUE ME TIREN CON ALGO!
Saludos

Julieta dijo...

Si las tres señoritas son lo que sospecho, la esposa de tu amigo hizo bien, más que bien, súper bien..Lo tiene merecido y ahora que se la banque..
Saludos y que se mejore tu amigo!

Caro Pé dijo...

Los ángeles de Charlie, Charlie es su amigo NO?
Saludo!

Zeithgeist dijo...

pfffff, es CLARISIMO que un hombre al cual tanta mujer hermosa va a ver al hospital es DECIDIDA E IRREVERSIBLEMENTE puto.

Yoni Bigud dijo...

Rebeca: Se me ocurre decirle que las cosas, en general, no ocurren de acuerdo a los merecimientos.

Esilleviana: Curiosa apreciación de la sabiduría nos trae en esta ocasión. Tomo nota.

Esilleviana: Curiosa apreciación de la sabiduría nos trae en esta ocasión. Tomo nota.

laura: Bien ahí. No esperaba menos.

Comentario suprimido: Oh.

JeSs: Al final mostró la hilacha. Asumo que la tolerancia no es lo suyo. Y que no le gustan los perros. O las perras.

Julieta: Otra que se une al ejército de asesinas en potencia. Tomo nota.

Caro Pé: Lo es. Si quiere se lo presento.

Zeithgeist: Usted siempre aporta algo de luz a este humilde rincón virtual.


Un saludo.

La condesa sangrienta dijo...

Este Charly finalmente es un desprolijo y no aprende ¡mire si se juntaban las 3 minas a la misma hora!
Teníamos otra tragedia: ud. en la cama de al lado y Bugman administrando las visitas femeninas de ambos.
Así no, así no...! diría la Chiqui

Mona Loca dijo...

Cuánto hacía que no pasaba por acá y qué placer volver y leer algo tan bello.
Como siempre, bah, pero es como cuando uno va de vacaciones y al volver a su casa le parece más linda.

Algo así.

Besotes.

Yoni Bigud dijo...

Condesa: Cada uno se arriesga hasta donde le da la chapa. Yo no llamaría al Señor Bugman para que me administre las visitas femeninas.

Mona: Oh. ¿Es usted? Bienvenida a mi casa. O a la suya. En fin, bienvenida. Muchas gracias a usté.

Un saludo.

miralunas dijo...

mire, usté, con esa carita!

qué caballero usté disimular los jazmines! de la carta y el regalo, cuándo me entero?

ay, caramba, cómo me divierto siempre con usté, don Bigud!