Extraña sucesión de infortunios que, poco a poco, fueron minando mi voluntad hasta transformar aquel viejo anhelo de triunfo en esta pacífica convivencia con el fracaso.

sábado, 27 de septiembre de 2008

UNA HISTORIA COMO LA TUYA


Anoche te fuiste sin saludar...

Anoche te fuiste sin saludar, y me dejaste acá, solita, gritando mis maldiciones contra un señor ausente. Y como, para variar un poco, yo estaba lavando los platos de espaldas a la puerta, no me di cuenta y seguí insultándote hasta que terminé con mis tareas de esclava. ¡Qué desencanto cuando me di vuelta! Un ultraje. Me sentí más rebajada que de costumbre, y eso ya es decir mucho.

No sé qué va a pasar con nosotros Roberto. Te lo digo con el corazón en la mano, a vos, que sos un ser innoble y un desfachatado. Si ahora que solo somos novios, que se supone que nos amamos con una pasión urgente, rayana a la locura, ya me estás tratando así, con ese desinterés por todo lo que hago, no me quiero imaginar las cosas que voy a tener que soportar cuando nos casemos. Y eso suponiendo que tu intención sea casarte, y no tenerme secuestrada en esta casa, encadenada al fregadero y sin los papeles habilitantes.

Cuando yo empiezo a gritar es porque estoy furiosa, y me gusta que el imputado se quede a escuchar mientras me descargo sin taparse sus orejas escandalizadas. Es el único momento en que se me permite simular que tengo esos famosos derechos civiles que a cualquier otra persona le vienen con el documento nacional de identidad. ¿Entendiste bien? Más te vale, zángano, porque la próxima vez que me hagas una cosa así, agarro la valija de cuero que tengo escondida debajo de la cama (la que nos regaló mi mamá y a vos te pareció una porquería), recojo mis petates y me mando a mudar antes de que te des cuenta. Bah… ¿qué estoy diciendo? Yo soy siempre la misma ilusa; no me voy a curar nunca. Seguramente tardarías semanas en darte cuenta. ¡Si sos un desagradecido! Me mando a mudar y punto. Te enteres cuando te enteres.

Yo no me quiero poner así amorcito. En serio. Quiero que seamos una pareja. Te amo desde el primer día, y quiero ser tu esposa hasta que tu muerte nos separe. Pero tenés que cambiar de actitud; así no podemos seguir. Te lo digo por el bien de los dos. ¿No te das cuenta que con tus desaires y tu desamor estás negando mi ser? No es posible que no veas que con tu despotismo me estás sofocando como el pantano a la rosa, como la oficina al artista, como la boa constructora a aquel pobre ratoncito en el programa del naturalista ese al que un cocodrilo le arrancó la mano izquierda de un mordisco. Me cuesta entender tu falta de sensibilidad para con una mujer que está dejando la mejor parte de su vida en este intento inútil de hacerte feliz. ¡No te burles más de mi forma de hablar Roberto! ¡Es de mala educación! Constructora, constrictora… ¿qué importancia tiene? ¡Te estoy hablando de algo serio! Seguí riéndote, estúpido, aunque nuestro futuro penda de un hilo. Aunque la sombra de la soledad nos pise los talones. Aunque el nene aquel que tiene alas y va desnudito nos haya bajado el pulgar y se guarde sus flechitas para otros. Seguí vos.

Roberto… quiero que tomes una decisión. Por fin entiendo el motivo de mi mal humor. Quiero que te vayas un rato a la calle, que pienses qué va a ser de nuestra pareja en el futuro y que vuelvas para darme una respuesta definitiva a todas y cada una de las cosas que acabo de plantearte. ¿Te quedaron bien grabadas en esa cabecita? Dios quiera que sí, porque en todo caso no las pienso repetir para que te entren por un oído y te salgan por el otro. No te espero un minuto más, andate a pensar a la calle, y cuando vuelvas comprá queso rayado para los ravioles en el almacén del gallego. Perdoname, pero no me dejás alternativa. Si no me ignorás. Y ese autismo tuyo es lo que más me enfurece, porque en el fondo es otra forma de violencia.

Anoche, cuando te fuiste de forma tan intempestiva me quedé viendo la televisión para calmarme un poco, y me encontré con el programa “Ayudanos a ayudarte”, donde las panelistas estaban debatiendo sobre esta modalidad operativa tan siniestra que tienen algunos tipos. Fue terrible Roberto. Un asco. Lloré como una condenada. Bueno; debe ser porque soy una condenada ¿no? No estaré privada de libertad, pero sí soporto una vida repleta de humillaciones. Bueno, en fin… dejémoslo ahí. Parecía que esas mujeres me estaban hablando de vos Roberto. Te lo juro por mi mamá. Faltó que te nombraran. Con decirte que me pasé más de quince minutos intentando comunicarme con la producción para ser una de las tres mujeres que podían contar su caso en la media hora final del programa… Tuviste suerte que me dio todo el tiempo ocupado Roberto, si no te incendiaba.

Ahora andate, fuera, out; a meditar a la vereda que acá los esclavos tenemos muchas cosas para hacer, poco tiempo para perder y menos ánimo para regalar. Adiós.

¡Ah Roberto! ¡Roberto esperá! ¿Me escuchás? ¡Si te olvidás del queso rayado te rompo la cabeza!


FIN


En otro orden de cosas, el Señor Briks, que los viernes por la tarde, ni bien termina su horario laboral se anuda la corbata en la cabeza, se clava tres o cuatro mojitos y se pone a fumar porros como un desaforado, ha decidido otorgarme un premio que acepto gustoso y agradezco de corazón antes de que se arrepienta. Estoy harto de que se me diga "no me acuerdo nada de lo que hice ayer".



En su momento otorgaré, yo también, este simpático galardón.

Un saludo a todos.

12 comentarios:

Briks dijo...

hay cada historia en la ciudad desnuda...

por cierto, lo de desaforado corre por su exclusiva cuenta, el resto esta bien

Briks dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Stella dijo...

Para mi que Roberto es sordo por necesidad.

Stella dijo...

Perdón, ¡felicitaciones por el premio!

Vill Gates dijo...

La verdad es que no sé qué haría en una situación así. Si una mujer me comparara con los realitys de la televisión, me daría ganas de ayudarle a hacer la valija y llevarla a donde me pidiera
Ja ja ja!
Muy bien relatado. Gracias por compartirlo

Little Butterfly dijo...

Pobre mujer, postergada y devota, es todo culpa de él, de él y de él..


ahorrese el análisis, no hay otro culpable.

Felicitaciones por su tan merecido galardón!. No es poco lo que dice de usted.

Anónimo dijo...

Uso la modalidad "anónimo" porque no sé usar otra, pero no me quejo, oiga, que el mundo está lleno de mártires como esta pobre y ya no cabe ni uno más.
¡Qué perorata, don Yoni! Ésta sí que es una boa constructora, se lo digo yo, que por algo soy la gallega del almacén. ¿O quién cree usted que le vende el queso y los tapones para los oídos a Roberto?

Pues eso.

Claude dijo...

Robert debe huir o en 3 años estará completamente sojuzgado.

Mona Loca dijo...

Yoni, con este gesto de Briks dejó de estar a-premiado!!!
Felicitaciones!!!

El cuento, fabuloso!
O-tro, o- tro!!!

Bugman dijo...

Ofrezco asilo para Roberto. Aunque sea un sofá en la oficina le habilito.

Yoni Bigud dijo...

Señor Briks: Es cierto, con eso puedo haber faltado a la verdad.

Stella: Todos los hombres somos un poco sordos. ¡Gracias!

Vill: Qué horrible ¿no? Ser comparado con algún engendro televisivo de los que abundan.

Pequeña mariposa: Un verdadero caballero carga siempre con la culpa, y poco le importa si es propia o ajena.
Gracias por su felicitación!!!

Anónimo: No importa la modalidad que utilice señorita Ribbentrop, yo le reconozco la mano. Gracias por darse una vuelta.

Claude: Tarde... los años serán meses, y los meses, minutos.

Mona: ¡Es cierto! En primer término quisiera agradecer y mis viejos, que siempre...
¿Le gustó esta pequeña tragedia? Gracias.

Señor Bugman: Dice que acepta; que en quince le toca el timbre.

Un saludo,

Cruella De Vil dijo...

El día que se me vea y/o/u escuche discurso similar, hagamé el favor y metamé un perdigón entre las cejas.
Gracias.
My God! Esta mujer justifica la ligadura de trompas obligatoria.