Síntesis del post: Asamblea extraordinaria con final accidentado y Potente Gen, porque es viernes.
GASES Y GRITOS
Momento crítico 1:
La señora del quinto levanta la mano y pronuncia la siguiente frase: “Antes de que empecemos quiero plantear una cuestión previa”.
“Señora, por favor, esto es una asamblea extraordinaria, así que si no va a decir nada relacionado con la fuga de gas, vaya y dígamelo en mi oficina mañana por la tarde. ¿No leyó el orden del día?”, se apura a responder el administrador antes de que las cosas se le vayan de las manos.
La señora del quinto hace caso omiso y aprovecha el silencio para señalar que la prole del matrimonio que vive en el sexto zapatea demasiado por las noches.
La madre de los salvajes se ofende y retruca, y la famosa cuestión previa degenera en una gran confusión. Gritos, insultos y hasta amenazas vuelan por los aires en el hall central del edificio, mientras los demás vecinos guardamos un prudente silencio.
Momento crítico 2:
Con las cosas más o menos en su sitio, el administrador expone crudamente las consecuencias de la catástrofe que nos convoca.
Los caños son muy viejos, y el desalmado que los colocó no se molestó en recubrirlos, así que están en contacto con la tierra húmeda hace más diez años.
Conclusión: La cañería de gas está podrida, y hay que hacer mierda los tres departamentos de la planta baja para arreglarla.
¿Y dónde vivo yo? Planta baja a la calle.
Momento crítico 3:
“Ahora el señor Pérez (un vecino que por casualidad ejerce una profesión muy relacionada con los esqueletos de las grandes estructuras) les va a dar un pantallazo del presupuesto inicial de los arreglos”, nos informa el administrador con mucha cautela. Nótese que mencionó el término “inicial”.
“Hablamos de unos cuarenta mil pesos”, dice el otro como si la cuenta no le fuera a llegar con las expensas. “Eso si los caños que van por las montantes no están rotos”.
Las aludidas montantes –me entero yo gracias a mi propia desgracia- son las dos o tres columnas por donde suben los caños hacia el resto del edificio. En síntesis: Todo lo que no está en tierra.
“Si los caños verticales están podridos, el presupuesto va a superar los noventa mil pesos”, agrega sin ningún afecto hacia su integridad física.
“La puta que te parió”, pienso yo, que no soy muy imaginativo a la hora de pensar.
Momento crítico 4:
El señor del tercero se rebela y exige que antes de arreglar las zanjas que se harán en los departamentos de planta baja, le solucionen a él una manchita de humedad que tiene en el techo del baño, y que a su juicio se formó por culpa de una pérdida en el baño de la anciana del cuarto, que está más cerca del arpa que de la guitarra y no entiende nada de lo que se está hablando (ya es un mérito que se haya hecho presente en la asamblea).
Al ser desairado por el administrador, plantea que él no tiene pérdidas y que no va a colaborar en el arreglo, a lo que yo respondo con una solicitud de devolución del dinero aportado para el mantenimiento de los tres ascensores del edificio, ya que viviendo en planta baja a la calle, ni siquiera he caminado hasta el fondo del pasillo para saber de qué color están pintados.
El hombre se malhumora y abandona la asamblea prometiendo regresar con documentación apta para inclinar el resultado de la contienda.
Momento crítico 5:
Los demás vecinos aprovechamos para votar un presupuesto inicial antes de que el señor del tercero regrese.
La señora del quinto insiste con la cuestión previa (que a esta altura ya es medular), pero el administrador se niega con gran efusión.
Momento crítico 6:
Se abre la puerta del ascensor y aparece el señor del tercero agitando brioso un manojo de papeles, pero cuando se apresta a extraer su as de la manga, se tropieza con la zanja que se hizo en el pasillo para identificar el problema del gas y se va de trompa al suelo.
El hombre se da una hostia que para qué les cuento, y como la alfombra se sacó del pasillo para romper las baldosas, golpea contra el mármol pelado y se fractura un brazo.
Fin de la asamblea. Las mayorías obtenidas no corren riesgos, y algunos insensibles apenas podemos contener la risa.
Lo triste es que jamás nos enteraremos si traía una copia del reglamento de copropiedad, la ley de propiedad horizontal o las fotos de un trío entre el administrador, el vecino de los presupuestos y la mujer del gasista contratado.
Momento crítico 7:
“Necesito tres voluntarios para firmar el acta y uno para transcribirla”, dice el administrador sin demasiadas esperanzas.
Me ofrezco como escribiente, solo porque no quiero comer el pescado al horno que ha cocinado mi mujer para combatir mi colesterol malo.
Acabo de agregarme media hora de trabajo arduo y un nuevo tapón en la arteria aorta.
Momento crítico 8:
“Regresa el copropietario González (el señor del tercero), arriba firmante, pero no alcanza a expresar su objeción por sufrir la fractura de su brazo derecho en el intento. Y bla bla bla bla”. Escribo mecánicamente lo que se me dicta. Después de todo ya me han sacado lo que vinieron a buscar.
De pronto me percato de que tengo la letra de un niño de doce años, y me da vergüenza. Hace más de una década que solo uso la lapicera para firmar.
Momento crítico 9:
Entro a mi casa y lidio con el pescado recalentado y las verduras al vapor.
Me voy a la cama con esa penosa sensación de haberme convertido –al acabar un nuevo día- en un ser un poco más pobre, y un poco más infeliz.
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POTENTE GEN
Gen Alfonsín
Estoy persuadido... de que son igualitos.
Papi... ¿no te parece que pedir un ADN es demasiado?
Tengan ustedes un excelente fin de semana.
23 comentarios:
**aplaudiendo y dando saltitos** Qué lindo, qué lindo!! Reunión de consorcio!!!
Su señora del quinto es mi vecino del segundo, que hace años que insiste en colocar un balcón en su dto ( a la calle) aunqeu el edificio no tenga balcones y no sepamos si está preparado para tenerlos, simplemente porque "a el le gustaría tener un balcón"
lo del gen Alfonsín, IM-PRE-SIO-NANTE.
Hasta me dio como una cosita.
Menos mal que me mude a una casa, no tengo más reuniones de consorcio. (Bah, sí, es uno de esos barrios cerrados, pero nunca voy)
Ah, qué lindo que me haya aceptado la sugerencia.
estoy firmemente convencido que de alguna manera, la naturaleza, muy de vez en cuando, obra por sí sola inclinando la balanza para el lado de los justos
(que será siempre el bando al que nosotros pertenezcamos, bovio, de lo contrario...NO SERIA JUSTO)
ahora vamos por la vieja zapateada !!
Mona: Su vecino del segundo, además de ser un desubicado, está loco.
En cuanto a los Alfonsín, sabía que eran idénticos, pero si no lo hubiera sugerido el Señor Bugman, jamás lo habría recordado.
Señor Bugman: Estos es uno de esos días en los que envidio a la gente como usted. Se lo aseguro.
Gracias por su sugerencia. Mirando las fotos noto que la aceptación va a ser unánime.
Señor Briks: Yo tengo la misma sensación que usté. A veces el cosmos interviene y uno sale beneficiado.
A la vieja a abarajamos en la próxima ordinaria.
Un saludo.
Las reuniones de consorcio son detesatables. Se hable de los que se hable siempre se termina poniendo mas plata para algo. Algo que generalmente se hace como el culo y unos años despues hay que hacer de nuevo.
Yo tambien vivo en planta baja a la calle y me pasa que me rompan a mi cada vez que pasa algo con las cañerias de agua.
La instalación del gas del edificio la tuvimos que cambiar hace poco pero solo esas que van para arriba. Lamentablemente ahi se descubrió que en muchos sectores la instalación del gas y la de la electricidad van por el mismo lugar. Una al ladito de la otra. Y bastante poco protegidas ambas. Conclusión: vivo en una bomba de tiempo de tres pisos.
Si todavía no volamos todos es de milagro.
Renegado: Lo compadezco. Sabiendo ahora que vive en una planta baja a la calle, tengo un sentimiento fraternal hacia su persona.
Los seres que vivimos con pozos en el living que parecen estaciones de subte, tendemos a ser un 38% más infelices que el resto de gente. ¿Lo sabía? Apuesto que no.
Un saludo.
Espectacular el relato!, que maravilla de redacción y cuan abundantes ilustraciones!, lo único que no me quedó claro es si en el antepenúltimo párrafo se equivocó o el que se cayo y quebró no fue el del tercero y si el del quinto.
(perdón si parece una mezcolanza de palabras lo que acabo de escribir)
Y ahora que recuerdo, yo solía vivir en planta baja a la calle cuando aúin vivía en Capital, ahhh que hermoso recuerdo.
Lo que no recuerdo con amor es cuando el fumanchero del 3ºC robaba la luminaria, o el portero eléctrico, o las cámaras de seguridad, o el bronce de la ventanita del correo..
bueno, creo que me voy.
Pequeña mariposa: Muchas gracias por venir. En efecto, me equivoqué. Ahora lo corrijo.
Todo el tiempo hablo del señor del tercero. El rebelde de la mancha de humedad. El señor del quinto no es un señor, sino que es una señora; y no plantea una revolución, sino una cuestión previa.
A mescolanzas a mí no me va a ganar.
Pequeña mariposa: La planta baja está bien. Lo que no es hermoso es el ruido de los colectivos a medianoche. Parece que estuvieran pasando justo por encima de mi almohada.
Siempre hay algún chorizo ¿vio? En mi edificio soy yo.
Un saludo.
Me compadezco.
El infierno son los otros, podría ser transferido a un consorcio sin cambiar el sentido.
Vivo en una casa desde siempre, no he tenido que padecer "eso", pero tengo imaginación.
Pobre tipo el del tercero, el que se fracturó el brazo.
¿Pensaron en limpiar el edificio con agua de ruda?
Con reuniones así no hay quien se aburra! Son de esas cosas que a uno le parecen graciosas y hasta tiernas desde afuera, pero desde adentro uno se quiere matar, como cuando vienen los turistas europeos o estadounidenses a ver piquetes...
Saludos!
Cerriwden: Yo soy bastante nuevito en este asunto de los departamentos, y no me termino de acostumbrar. Tal vez por eso me quejo.
Yo me conformaría con que limpien el edificio. Y punto. Empecemos por el agua y jabón...
Pato: Muy cierto. La verdad es que uno deja de divertirse apenas se da cuenta de que los más desequilibrados están hablando en serio.
Un saludo.
Me ratifico es meScolanza, como efectivamente ha escrito usted, es que el sentimiento que se aproxima la Navidad no me deja pensar bien.
Pequeña mariposa: ¿Sabe cuál es una fiesta con onda? Reyes. No sé por qué acá ya no se le da tanta bola. Me acuerdo que cuando era chico dejaba los zapatitos, el pasto y el agua para los camellos. Y los dátiles... supongo que para los Reyes. No sé. Nostalgias.
Un saludo.
"Algunos insensibles apenas podemos contener la risa"
¡Excelente nombre para un blog!
Abrazos y feliz cumpleaños para mí el sábado.
Hoy lo mío será, efectivamente, una conmiseración. Cuando una reunión de consorcio de las características de la que Ud. describe tiene lugar, uno desearía ser anarquista o haber nacido en el siglo III, cualquier cosa con tal de no tener que sufrir los arreglos y encima pagarlos.
Pero la manera en que la contó... ¡desopilante!
Respecto del gen Alfonsín: ¡terrible! Ricardito de viejo está igualito a Raúl, aunque no logre imitarle la oratoria.
Qué cantidad de momentos críticos...
Menos mal que no vivo en un edificio, me salvo de las reuniones de consorcio.
¿¿No estaba rico el pesacadito recalentado? Será que tengo hambre, pero me dieron ganas de comer pescado + verduras al vapor!
Muy buena la reacción:"la puta que te parió": te salió muy bien.
¡¡Buen fin de semana!!
Mi viejo nunca asistió a ninguna reunión de consorcio porque, según él, “siempre había personas frustradas y discutidoras que querían resaltar y complicaban todo”.
Muy certero el potente gen. Lo curioso del hijo de Alfonsín es, también, que siempre se pareció a su padre viejo: el hijo de, digamos, 60 años no se parece al padre cuando tenía 60 sino al padre que ahora que tiene como 90. Y así sucedía antes también: el hijo de 40 se parecía al padre de 70 y no al padre cuando tenía 40, etc.
buenísimo, me reí mucho, lo del porrazo del tipo del tercero fue la cereza final. Planta baja a la calle debe ser horrible, todos te miran cuando pasan no? Creo que peor solo puede ser planta baja contrafrente, donde todos te tiran porquerías. Yo viví en una planta baja contrafrente y estuve a punto de enloquecer literalmente. Es lindo mal para desear a los enemigos.
De los Alfonsín te puedo decir que el hijo se está quedando pelado más rápido que el padre, si pasa lo mismo con la salud mental, no quiero ni pensar, el viejo está psicodélicamente gagá.
Capitán: Tiene razón.
Feliz cumpleaños para usté, que es un héroe moderno.
NTI: Gracias. Se sufre ¿no? A mí a veces me ponen de un pésimo humor.
Hay muchas cosas del padre que Ricardito no tiene. Pero bueh... es pedirle mucho al pobre.
Estrella: Muchas gracias. En efecto, las casas son mejores. A menos que tampoco viva usted en casa... y entonces me deja sin palabras :)
¿Usté cuando tiene hambre sueña con verduritas al vapor?
Buen fin de semana.
Claude: Su viejo es un sabio.
Si yo fuera Ricardito, su comentario de hoy me parecería inquietante. Sobre todo porque tiene razón.
m.: Gracias. Es verdad, la planta baja tiene muchas desventajas. Lo de la vista lo solucioné cortando la persiana de modo que la mitad inferior supera la altura de una persona promedio. Sin embargo, la gente que pasa me oye, y yo la oigo a ella. En fin... eso no me gusta nada.
Psicodélicamente gagá... eso estuvo bueno.
Un saludo.
Me quedó una duda. ¿No hay peligro de que el fracturado demande al consorcio por la zanja y su lastimoso traspié?
A ver si todavía lo tienen que indeminzar...
Espero que el hombre no lea este blog. Si lo acabo de inspirar, usted no me dejará comentar nunca mas!
Yo viví unos años en un departamento, tres pisos, sin acensor. Las reuniones eran divertidas. Un dentista borracho, una pendeja con alma de suicida frustrada y una gringa venida de Grecia, eran parte de los especímenes con los que contábamos.
Realmente, las reuniones eran un show. Será que nunca me dieron una noticia con semejante presupuesto...
Que le sea leve!
Un beso
Y buen finde!
Stella: Le daría mi punto de vista, pero no quiero dejarlo por escrito.
Sí, el dinero se encuentra muy relacionado con el humor.
Stella: Buen fin de semana.
Un saludo.
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