LA ESTRELLA DE LA MUERTE

Síntesis del post: Nuevo galardón. La Estrella de la Muerte. Donaciones.

Cuestión previa: Hace mucho tiempo, en una galaxia muy pero muy lejana, Passion nos otorgó un nuevo galardón que es prueba irrefutable de nuestra capacidad de engañar la percepción de aquellos seres que tienen la costumbre de visitar este humilde espacio.

Pedimos disculpas por las constantes dilaciones a la hora de darle entrada, y en lugar de ensayar una justificación que coloque a buen resguardo nuestra caballerosidad, ponemos cara de pero mojado.

Bienvenido sea.

Como es costumbre, me arrodillo con los puños apretados en el círculo central y repaso mentalmente la lista de mis enemigos para elegir alguien a quien enrostrárselo. Luego me apersono en su casa (virtual), me apropio de la estatuilla y salgo corriendo a mi cueva antes de que se arrepienta, en la inteligencia de que un galardón exhibido implica, no solo una transacción terminada, sino también el derecho soberano a rechazar su devolución.



¡MUCHAS GRACIAS!

Ahora a lo nuestro, que si bien no es mucho, por lo menos es algo, hecho que no deja de ser un avance importante:

En mi humilde opinión, a falta de ideas con una cuota razonable de potabilidad, uno siempre tiene la opción de lamentarse en forma escrita por esas pequeñas desgracias cotidianas que a veces aparecen. Pero cuando esas desgracias ocurren en un marco laboral que es como mínimo poco atractivo, la viabilidad de un artículo que las relate, las relacione y las transforme en algo digno de atención es prácticamente nula.

¿A quién puede interesarle que el portero de mi oficina se haya olvidado de entregarme una cédula que llegó hace más de una semana?

A mí, por supuesto. Pero a nadie más.

¿A quién le importa que el inquilino haya dejado de pagarme el alquiler? ¿o que mi delegado estrella (aquel que lidió con el proveedor de Internet cuando recién nos mudamos) se haya apropiado de dos tacitas de un juego de seis y las lave en el baño cuando sabe que yo no estoy para no tener que devolverlas?

A mí, desde ya. Pero a nadie más.


Sin embargo, quisiera –sí- exponer el serio problema vehicular que me aqueja. La Estrella de la Muerte ha caducado, y yo ando de a pie de aquí para allá. Con este traje, y con este calor en aumento. Una pequeña catástrofe en el rubro del transporte que espero se solucione a la brevedad:



Si escriben a la casilla que figura en la barra lateral, de inmediato se les enviará un número de cuenta. Se aceptan donaciones de todo tipo. Pero mejor en efectivo.


Tengan ustedes muy buenos días.