Extraña sucesión de infortunios que, poco a poco, fueron minando mi voluntad hasta transformar aquel viejo anhelo de triunfo en esta pacífica convivencia con el fracaso.

jueves, 2 de junio de 2011

OSCURA CONFESION DE UN SOLDADITO

Síntesis del post: Historia oculta. Disculpas previas. Auditoría. Irrupción. Soborno. Subsidio estatal. Bomberos. Acuerdo. Fraude. Reflexión final.

Hoy llego a ustedes con una historia que he mantenido oculta por casi veinte años. Una historia verídica que ocurrió en mis tiernos diecinueve. Una historia que no me enorgullece en lo absoluto, y que, tal vez movido por el remordimiento, tal vez por la necesidad de recordar, expongo sin tapujos, con la mayor fidelidad de la que soy capaz. Es probable que me extienda un poco más allá de lo habitual, que en el camino aburra, sorprenda o indigne, pero pueden estar seguros de que daré lo mejor de mí para que puedan ustedes opinar sobre mi participación en el hecho con todos los elementos disponibles.

De antemano les pido disculpas por abusar de su preciado tiempo con tanto descaro.

A lo nuestro sin más, que los quiero bien fresquitos:

Corre el año 1993. Este humilde servidor lleva a cabo un minucioso trabajo de auditoría en un oscuro despacho de la Dirección Nacional de Defensa Civil…

¿Cómo dice?

Sí, una auditoría a los diecinueve años. Sepa que soy un individuo capaz, inteligente y emprendedor. Mi mamá siempre me lo dijo.

Bueno, está bien, no se me ponga tan puntilloso. Lo que en realidad está haciendo este obediente soldado, porque el año 93 lo consagró enteramente (aunque en contra de su voluntad) a la defensa de la Patria, a media luz y en el más absoluto de los silencios, es revisar a fondo los cajones del escritorio de su superior directo, que además es el jefe de personal de la mencionada dependencia estatal. Ahora dígame que esa acción -más allá de su execrable carácter- no es una forma de auditoría y me va a arrancar una sincera carcajada. Las cosas, estimado lector, estimada lectora, son como uno las presenta a los ojos del público.

Lo que busca este joven estudiante de segundo año de derecho, intrépido aunque temeroso, audaz a pesar de los riesgos, es la nómina de empleados que el fin de semana viajarán rumbo a la provincia de Salta para repartir el subsidio estatal a los bomberos voluntarios de dos localidades cercanas a la capital.

¿Y eso por qué?, se preguntará usted, que había imaginado al dinero como móvil principal de esta traicionera operación.

Pues no. Sepa que se equivoca. Este ingenuo adolescente de clase media podrá ser muchas cosas, pero no es un ladrón.

¿Y entonces?, proseguirá usted con su indagatoria, sin abandonar esa cara de ‘algo huele mal en Dinamarca’.

Entonces le cuento. No es cierto que el suscrito haya irrumpido en el despacho de su jefe con la intención de sustraer dinero u otros objetos de valor, pero sí lo es que se ha mostrado permeable al soborno del personal civil de la dependencia, hecho que no lo hace sentir orgulloso.

Vea, en este año 93 la DNDC cuenta con muy poco personal militar en sus filas. Tan solo el Director (un Coronel retirado), el Jefe de Personal (un Suboficial Mayor retirado), el cocinero (un Sargento Primero en actividad) y dos soldados (uno por la mañana y otro por la tarde) que no tienen obligación de vestir el uniforme reglamentario. El resto son todos civiles, o sea, empleados estatales.

Cada seis meses, el Jefe de Personal (mi superior directo) designa dos empleados para viajar al interior del país a entregar el subsidio a los distintos destacamentos de bomberos voluntarios. Eso significa la asignación de un viático que, inexplicablemente, asciende a las tres cuartas partes de un sueldo promedio, y por lo tanto, cuando se acerca la fecha del viaje, los empleados experimentan una incontenible ansiedad (frenesí sería una mejor definición) que los impulsa a realizar toda clase averiguaciones orientadas a conocer con antelación el nombre de los afortunados.

Ahora bien, el Jefe de Personal, aunque retirado, sigue siendo un militar de carrera, y ha transformado su oficina en una suerte de espacio sacrosanto al que solo sus soldaditos poseen acceso irrestricto. Se necesita una moral flexible, cierta frialdad sanguínea, obrar metódico, capacidad de improvisación, rapidez mental y el juego de llaves de los cajones para llevar a buen puerto una operación tan osada. Resulta obvio a los ojos de todos que el soldado de la mañana no cumple con ninguno de los requisitos enumerados, excepto la posesión del juego de llaves.

Sin embargo existe un último recurso. Un hombre que ya ha conducido con éxito otras operaciones de alto riesgo en la oficina del Director, el puesto de vigilancia de los gendarmes e incluso en la cocina celosamente vigilada por el Sargento Primero en actividad. Y es a él a quien esperan los empleados en este frío mediodía de agosto, dispuestos a torcer a como dé lugar esa férrea voluntad de hacer lo correcto que alguna que otra vez se ha mostrado inflexible.

Todo hombre tiene su precio, estimado lector, estimada lectora. Y este pragmático soldadito vespertino no es la excepción a la regla. Los ofrecimientos sinceros son acérrimos enemigos de las férreas voluntades de hacer lo correcto que alguna que otra vez se muestran inflexibles.

Hora del almuerzo, una mesa apartada en el comedor, dos representantes del personal civil de la dependencia, un soldado preso de un dilema y un acuerdo que se sella a escasos metros de un Sargento Primero que observa la escena con cierto recelo.

¿Cómo dice?

Ah, sí. Un cartón de Marlboro Box y una diligencia ficticia en alguna lejana localidad del conurbano bonaerense que le permita al romántico joven evadir sus obligaciones con el fin de pasar una tarde completa en el departamento de su flamante novia.

Y eso nos lleva de nuevo al comienzo de este artículo.

Corre el año 1993. Este humilde servidor lleva a cabo un minucioso trabajo de auditoría (basta, no insista, ya discutimos ese punto) en un oscuro despacho de la Dirección Nacional de Defensa Civil…

La operación es, en sí misma, un fraude monumental. Pero el pícaro soldadito, ingenuo adolescente, joven estudiante, audaz intruso, amante fogoso y hábil negociador, necesita en forma imperiosa que el personal civil de la dependencia vea con sus propios ojos que se juega la piel en pos del éxito de la operación. En rigor de verdad, la preciada lista le fue entregada en mano por el Jefe de Personal (su superior directo) una semana antes de sellar el acuerdo. De hecho fue él mismo quien la hizo firmar por el Director y posteriormente la entregó en el Ministerio de Defensa para su validación. Pero ha omitido ese detalle. En cierto modo ha mentido. Cuando no está acorralado es bastante bueno mintiendo. Pone cara de inocente y todo.

Cubre su cuerpo desnudo con una frazada, abraza a su novia, enciende un cigarrillo, reflexiona el soldadito vespertino. Las novias y los cigarrillos son placeres efímeros. También lo son los viáticos. Todas las partes involucradas en la operación obtuvieron esa clase de placeres. Todos salieron beneficiados. En el fondo fue un acuerdo justo, más allá de los pequeños detalles que le dieron forma.

Algún día confesará, eventualmente. Y que la historia se encargue de juzgarlo.

Tal parece que ese momento ha llegado.




Tengan ustedes muy buenas noches.

39 comentarios:

Dany dijo...

¿Está arrepentido? Mire que es bueno mintiendo. La verdad, la hizo bien. Escaparse ccon un cartón de cigarrillos a entregarse a los brazos del amor bien vale alguna que otra impostura. Porque de eso se trata....de una impostura. ¿Porque sale esto ahora?
¿No puede dormir o se le acabaron los fasos? Abrazo!

Bugman dijo...

Señor Bigud, fue usted, es usted, y probablemente será usted, un miserable de fuste. Desconoce, o peor aún, conoce y desprecia, los códigos no escritos de la corrupción honorable.
Debe existir un lugar en el Averno para individuos de su calaña, que por supuesto permanecerá vacío, ya que los destinados a ese recinto lograrán eludir su destino por medio de sobornos, delaciones y otras maniobras de esa naturaleza.

Mariano dijo...

Ah, pero cómo me seducen ese tipo de empresas. Y a esa edad. Tienen hasta un gustito épico, le diría.

Yo le hubiese hecho la segunda, sin dudarlo, si usted me hubiese ofrecido participar. Participar y otro cartón de Marlboro, claro.

Corina dijo...

Usted miente tan bien, que esto bien podría ser mentira... um..

Gabriel I. dijo...

El infierno está lleno de abogados, ya se sabe. Creo que a Dante le faltó nombrarlos en uno de los círculos.

El más profundo, claro.

Nefertiti dijo...

Ah, esa edad en la cual uno no tiene por qué medir las consecuencias de lo que hace. Nada importa.
Salvando las distancias, a esa edad, y con un flamante trabajo, le dije a mi jefe que me iba de mochilera 40 días a Europa. "Si queres vuelvo, sino renuncio". Qué frescura!

El Mostro dijo...

Una historia que desnuda los vericuetos tanto del alma juvenil como la del burócrata. Lo felicito. Aunque me imaginé algo más escabroso, tipo "un trato que incluía favores sexuales de una enana y una bolsa de Capitán del Espacio". No importa.

Alelí dijo...

al final ud. es un romántico, no me diga lo contrario.

un idealista.

inocente, este jurado lo declara inocente!

beso

Elvis dijo...

No se martirice hombre..., todos hemos hecho alguna vez alguna auditoría de esas sin que nadie nos lo ordenara...
(No haga caso al Sr. Bugman, seguramente él es pariente de su director jubilado...).
Abrazo.

Lelé dijo...

Jóven argentino: si tienes entre 18 y 20 años serás un embustero fornicador castrense. Me intriga: todavía pertenece a la fuerza?

Sir Lothar Mambetta dijo...

No sé por qué se me vino la frase de Larralde: "En la mano tengo flor, pa'l truco ni me hace falta".
Ah, sí, se me vino porque la estuve cantando toda la semana.

En cuanto a su "peligrosa misión, todo sea por ustedes, muchachos": pulgar en alto para usted. No hubo damnificados y triunfó el amor, que es, al fin y al cabo, lo que nos gusta ver siempre.

Apasionantemente relatado.
Abrazo, soldado.

Damaduende dijo...

Estoy tratando de imaginar la cara del Coronel retirado si lo hubiera pescado revisando sus cajones en busca de algo que ya estaba en su poder...

Etienne dijo...

Este tipo de aventuras tienen ese tinte folclórico gracias a que todos ganan, todos obtienen un beneficio porque si no fuera así, estaríamos ante una confesión de un preso o la lectura de una carta de renuncia firmada a la fuerza o algo por el estilo.
Pero no.
La cosa salió bien y la mentira, el engaño y la violación perpetrada al cajón del jefe quedaran como una anécdota simpática.
Abrazos!!

Etienne dijo...

...y le canto 14!!

capitanfla dijo...

Le comprendo y le mando un gran abrazo.

Mariela Torres dijo...

Ajá, mire usted qué hábil.

A mí me parecen bien esa mentira y este relato.

Saludos.

El Gaucho Santillán dijo...

Corruptos somos todos. Pasa que algunos tienen cotizaciòn.

El drama es si empezamos con el botoneo.

Ahi no me da.

Un abrazo.

Samain dijo...

Y.. dieciocho!

Mecha dijo...

Y además se convirtió en héroe, arriesgando el pescuezo por conseguir la información que otros no podrían conseguir...

Brillante plan!
Quizás un poco falto de ética, si me lo pregunta a mí... pero brillante!

La Novia dijo...

Mire que terminó siendo un pelandrún usté, eh... Teniendo tan valiosa información en su poder y lo único que sacó fué un cartón de puchos y un polvo???

Imagino que habrá madurado, no???

Pablo dijo...

Impecable, no podría decir nada que no haya dicho el Mostro o Mariano sobre la historia.

Todos los bogas son así, empiezan con un cartón de puchos corriendo atrás de una sonrisa vertical y terminan atrás de las ambulancias y yirando en las comisarías haciendo trapisondas delesnables! jajajaja!

Abrazo

Anónimo dijo...

qué quiere que le diga, eso en mi barrio se llama ser corrupto, y no me venga conque hay distintos grados de corrupcion

encima por un cartón de puchos....

Pablo dijo...

Que usted es un hombre obscuro lo sabemos todos. Aquí y en 1993. Pero lo que nunca me esperé de usted es que... es muy fuerte... que usted... bueno... que haga auditorías.


Fuerte.

Yoni Bigud dijo...

Dany: Supongo que todo es parte de ese proceso introspectivo en el que ingresé cuando me bocharon el PG. Pero bueno, las conclusiones llegaron tarde y en el asunto equivocado.

Señor Bugman: Interesante eso de la corrupción honorable. Viene a ser como lo que dicen de los ladrones de antaño, que lo robaban a uno, sí, pero le decían señor y le pedían por favor.

Señor Mariano: Yo siempre soy generoso con mis cómplices. No faltará oportunidad.

Corina: Prefiero refugiarme en ese halo de misterio que usted me atribuye.

Gabrielli: Tenía la intención, pero el gremio interpuso un amparo y paró la mención.

Nefertiti: ¿Y? ¿Volvió?

Mostro: Solo los asuntos más graves requieren una bolsa de Capitán del Espacio. Muchas gracias a usté.

Alelí: ¿Vio? Muchas gracias a usté.

Elvis: Tiene razón. Igual, ahora que confesé me siento más tranquilo.

Lelé: Abandoné la fuerza ni bien me otorgaron la baja. Trece meses de servicio militar son suficientes para cualquiera.
Ya no soy soldado, miento poco y fornico lo indispensable.

Sir Lothar: Usté sí que sabe ver la esencia. Triunfó el amor, que es, en el fondo, lo que todos queremos ver.
Muchas gracias a usté.

Guada: Todavía me habría quedado la chance de apelar a mi repertorio de excusas y distracciones.

Etienne: Es cierto, los finales felices suavizan cualquier confesión hasta convertirla en simple anécdota.

Etienne: Bien ahí.


CONTINUARÁ...

Yoni Bigud dijo...

Capitán: Otro para usté.

Mariela: Sabía que podía contar con su aprobación. Muchas gracias a usté.

Gaucho: Eso, hagamos cualquiera, pero con códigos.

Samain: Bien ahí.

Mecha: Y bueno, nadie llega al postre con la servilleta impoluta. Lo importante es salvar la ropa de las manchas.
Muchas gracias a usté.

La Novia: Tiene toda la razón. Por fin llega alguien que pone en tela de juicio mi tarifa. Yo también me quedé pensando cuando terminé de confesar.
No sé si maduré. Espero haberlo hecho, pero no lo sé.
Muchas gracias a usté.

Pablo: Es la necesaria parábola de la vida. Con cada escalón, el siguiente se ve más cerca que antes.
Muchas gracias a usté.

Laura: Y un polvo. Un cartón de puchos y un polvo. Bien lo señaló La Novia, que no es mi novia, sino esa novia que me lee.

Señor Pablo: Vamos, no se haga. Cuántas veces hemos auditado juntos los cajones de cierto eminente calvo.


Un saludo.

Any dijo...

Lo de "auditar" es una genialidad, se lo robo descaradamente.
O sea que ud se hizo el que "auditaba" pero en realidad ya sabía los nombres desde una semana atrás??? Le salió redondo digamos, no hay muchas de esas oportunidades en la vida. Se quedó corto en la negociación (me extraña Dr.!) debería haber pedido algo mas che.
Le convidó la mitad del cartón a la señorita por lo menos me imagino ...

Buen finde

Canoso dijo...

Cuando uno cree que ya está, que todo lo que escribió antes fue apenas un golpe de suerte, una inspiración aislada, el capricho de algún dios aburrido que le concedió un momento de gloria y que nunca más se volverá a repetir, usted se despacha con esta confesión magníficamente escrita.
Para qué comentar, entonces? Estaría de más.
Todo, la historia, la forma de relatarla y el final es perfecto.
Perfecto.
Perfecto.

Y esa frase lo resume todo:

"Las cosas, estimado lector, estimada lectora, son como uno las presenta a los ojos del público."

No me cabe la menor duda de que es así y usted sabe presentarlas.

Un abrazo y mis sinceros respetos a usted, un grande.

Maga h dijo...

Parece que más allá de lo efímero que es un pucho y una novia, usted a saboreado este acontecimiento durante años y a solas.
Lo bien que hace, dicen que el que solo se rie, de sus picardías se acuerdo, y yo lo veo a ud. regodearse con ese recuerdo.

Buen finde Sr Bigud!

Anónimo dijo...

Yoni, yo lo entiendo... hay cosas que uno guarda dentro y necesita contarlas en algùn momento, yo no lo juzgo, si ahora se siente bien me alegro mucho, acà estamos para que se saque todo afuera querido.

Cuando tenga que auditar algo le voy a consultar a usted antes, buenos consejos no me van a faltar.

Lo felicito como escribe, me alegra leerlo.

Buen fin de semana, disfrute de la vida.!!

Nefertiti dijo...

Sí señor, volví. Se ve que mi jefe vio mi potencial de esclavita de oro.

A.R.N. dijo...

y eso marco su vida sir yoni?
digo... se quedo con la chica?

Epístola Gutierrez dijo...

El movil fue el amor, Yoni, yo lo felicito!
(Escribiendo como escribe, no se preocupe por la extensión de su post. Se disfruta siempre, y mucho)
Un beso.

Cris dijo...

2 de Junio "FELIZ DÍA DEL BOMBERO !
Buena semanita Don Yoni !
Cris//mujeresdesincuentay

Yoni Bigud dijo...

Any: Cuando uno negocia desde la posición de soldado, tiene que tomar en cuenta las posibles derivaciones de sus pedidos. Es preferible ser cauto.
Muchas gracias a usté.

Señor Carugo: Debo admitir que de a poco se va reivindicando a mis ojos. Ya podemos considerar superado el incidente de la semana pasada.
Muchas gracias a usté.

Magah: Y... hay secretos que uno no debe llevarse a la tumba.
Muchas gracias a usté.

Vacaciones en Roma: Conozco perfectamente el arte de auditar. Cuando quiera.
Muchas gracias a usté.

Nefertiti: Una operación tan redonda como la mía entonces.

A.R.N: Yo no diría que marcó mi vida eh. Más bien es un recuerdo, como esa novia que, al final del camino, no conservé.

Epístola: Ah, sí, el amor todo lo justifica.
Muchas gracias a usté.

Cris: Felicidades.


Un saludo.

eMe dijo...

Y claro, a los 19 todos somos auditores, qué piola!

Javier F. Noya dijo...

Una habilidad, un simulacro de la profesión postrera. En lo personal, sólo ha hecho lugar a recibir su parte en un oprobio de mezquindades. Es justicia. No hay examen moral posible en la especie, según mi humilde opinión. No hay intención maliciosa de violar algún secreto, ni tampoco deseo causal de provocar engaño. Sólo hay intención de distribución las mieles de las bendiciones gerenciales, efímeras por cierto, pero quién te quita lo bailado. Bien hecho, es un aporte a la solidaridad en las ganancias que debería existir como norma fundamental de la economía política. Saludos, un placer leer sus escritos.

Martín dijo...

Mi querido Donyoni, te puedo decir querido? Ah no? Bueno.
Sr. Yoni, Usted hizo muy bien. Es más, creo que se quedó corto con su precio. Imagino que si el Jefe de Personal, un militar de carrera, ve violada su confianza por un soldadito sin insignias, caga-tintas y teenager, le hubiera hecho pagar muy caro, mucho mas que un cartón de Marlboro.
Usted ocultó información, y ocultar no es mentir.

Muy buena historia.

María Luján dijo...

de usted esperaba cualquier cosa, pero esto? estoo?
jajaja de verdad, me esperaba una declaracion tremenda, algo horroroso,y me sale con esto, que encima lo hizo solo para mpostrar su coraje y ganarse un atado y una tarde libre.
Pero su forma de contar hace que una lo viva todo y que se le crispen los vellos...usted es un capo. Lo sabía soldado?

Yoni Bigud dijo...

eMe: Y después algunos siguen la carrera.

Javier: Exacto, la solidaridad en las ganancias. Sobre todo cuando uno no tiene nada más para perder.
Muchas gracias a usté.

Shimmy: La vida del soldado es así. La recompensa suele ser mucho menor que los riesgos. Yo no hice más que obrar en consecuencia.
Muchas gracias a usté.

María Luján: ¿Vio? Mantuve escondida la sorpresa hasta el final.
Muchas gracias a usté, señorita.

Un saludo.