Síntesis del post: Pensamiento dual que debía versar sobre la conspiración del color púrpura pero terminó en cualquier cosa, todo ello en una tarde cualquiera de noviembre, lluviosa pero no tanto.
Hablemos un poco sobre este mundo púrpura, mezcla de rojo y de azul, de pasión y sospecha. La idea es comenzar con una frase que sirva de apoyo para nuestras elucubraciones. Por ejemplo:
“En este mundo púrpura…”
A lo nuestro entonces.
“En este mundo, púrpura y fucsia son más o menos la misma cosa. Todo lo que nos rodea son nombres y calificativos de exactitud rigurosa al momento de la enunciación, pero que en la práctica se despojan de esa cualidad con un desparpajo escandaloso.” Esto lo diré yo a modo de introducción.
“Disculpe señor, no quiero arruinarle el desarrollo, pero me siento obligado a señalar que le está sobrando una coma. La consigna que acaba de establecer es “En este mundo púrpura…”, y no “En este mundo, púrpura…”. La verdad es que se lo dejaría pasar, pero como la última vez tampoco respetó su propio plan, me parece que las suyas han dejado de ser simpáticas observaciones para convertirse en solapadas transgresiones. Además, si no se enoja, le hago otra observación (esta vez de mi autoría): El desparpajo no puede ser otra cosa que escandaloso; esa es una de sus condiciones esenciales. Sin escándalo, no hay desparpajo, o como venía usted diciendo, sin el calificativo no podemos emplear el nombre.” Todo esto dirá usted solo para demostrar su inquebrantable voluntad de incordiar.
“A ver amigo, seamos razonables. No podemos voltear el escrito entero por una coma insignificante. Estoy intentando establecer que en este cascote solitario que nos toca habitar, objetos y sucesos se encuentran sometidos sin remedio a las leyes del relativismo. El mundo no es púrpura, sino del color que le asigna aquel que se ocupa de su descripción.” Esto lo diré yo en un intento vano de poner paños fríos.
“¡Mentira! Aquí mismo tengo su declaración del otro día. Usted odia el color púrpura, y por eso le niega el título de color oficial del mundo. Además, basado en vaya a saber qué trauma de su juventud, sospecha del azul y le asigna al rojo un carácter ‘demasiado sexual’. Fíjese que, incluso, en este último caso acaba pidiendo perdón por el simple hecho de pronunciar la palabra. Ni siquiera es capaz de mencionar el sexo sin que la vergüenza le tome por asalto esos mofletes sobrealimentados.” Esto lo dirá usted tratando de ponerme en ridículo en mi propia casa.
“Un momentito, que yo estoy en mi peso ideal. Y en cuanto a lo del sexo, solo hablé de ese modo porque me parece que para colocar determinados temas sobre el tapete, siempre es preferible esgrimir primero una delicada disculpa. Es un tema de educación señor; acá hay señoras y señoritas que no tienen por qué soportar sin previo aviso elucubraciones de ese tenor. Ahora, si me permite, quisiera continuar con lo que estaba diciendo. Desde el principio esto aspiraba a ser un ensayo individual sobre algunas particularidades del color púrpura, pero usted ha logrado desvirtuarlo.” Esto responderé yo buscando excluirlo a usted de este asunto.
“¿No era que iba a hacer referencia a una supuesta conspiración de este colorcito? Si no es así, su ‘Síntesis del post’ no tiene ningún sentido. Además, ahora que lo leo con atención, se habla de un pensamiento dual; o sea, de a dos. Usted y yo. Mi presencia es imprescindible.” Esto objetará usted en un intento desesperado por continuar molestando.
“Bueno, no me había percatado de eso. Entonces solo tengo que idear un título que incluya el color púrpura y lo excluya a usted.” Esto lo diré yo mirándolo fijo.
Y usted hará silencio.
Y algún día yo le contaré algunas cosas acerca de la conspiración del color púrpura.
Pero solo cuando usted madure.
Tengan ustedes muy buenas noches.
PS: La Candorosa nos ha otorgado un premio que ya pusimos en la vitrina, pero que presentaremos y agradeceremos como corresponde el día viernes.