ME TACHO LA DOBLE

Síntesis del post: Divagaciones y más divagaciones para rellenar espacio. Origen del nombre de este espacio (me refiero a todo este espacio, y no solo el que rellené).




Buenas tardes:

Supongo que habrán notado que este post (artículo diría algún famoso revolucionario) lleva el nombre del blog (Weblog corregiría repleto de nostalgia el mismo personaje), y a esta altura ya estarán intentando descubrir cuáles han sido las feroces divagaciones internas que me condujeron a tomar semejante determinación.

Bueno… no se gasten tanto, que el asunto –para variar- es bastante estúpido.

Resulta que, echando mano a mi célebre capacidad de observación y mi natural inclinación al pensamiento lateral, me he percatado de que muchas bandas, en un determinado momento de su carrera musical, sacan al mercado un disco que lleva el nombre de la banda. O un disco que contiene un tema que lleva el nombre del mencionado disco. O un disco que lleva el nombre de la banda, y a su vez contiene un tema que lleva el nombre del mencionado disco y, por ende, también el nombre de la banda.

¿Se entiende?

Más les vale, porque no lo pienso explicar otra vez.

La idea me pareció brillante, y entonces se me ocurrió que producir un post (artículo diría aquel amigo de la cizaña que mencioné al principio) que llevara el nombre de este espacio me colocaría a las puertas de realizar mi sueño oculto de convertirme en un clásico de este mundo virtual que nos reúne.

“¿Y cómo diablos llegó a pensar que un simple artículo con el nombre de su blog (o Weblog) podía convertirlo en un mito del mundo virtual?”, preguntarán los malintencionados de siempre.

“Por mi natural inclinación al pensamiento lateral, por supuesto”, responderé yo luego de aclarar con cara de pocos amigos que no dije mito sino clásico, y que en este espacio decimos post, no artículo.

Sin embargo, debo confesarles que ni siquiera los garúes del marketing somos perfectos. A mí, por ejemplo, luego de ocurrírseme semejante genialidad, no se me ha caído una sola idea más. Sospecho que ello se debe a que en este proceso no es necesario involucrar mi célebre capacidad de observación o mi natural inclinación al pensamiento lateral, pero lo cierto es que me he quedado, como quien dice, con un título vacío. No sé cómo rellenarlo. Desgracias he contado por doquier. Un Potente Gen no puede ser, porque es lunes, y los lunes yo nunca subo un Potente Gen. No tengo imágenes para un Gente que se anima a todo. Y encima se me perdió el pendrive.

Así de cruel es el destino con las mentes más lúcidas. Se me ha ocurrido la cáscara, y no la banana. He descubierto la pólvora, y no la escopeta. He titulado un libro que aún no escribí. He construido una barca en la arena. He comprado un patito de goma, y no tengo bañera.

Bueno, está bien, me callo.

“Si no tiene nada interesante que decir relacionado con tacharse la doble, váyase de una vez, que aquí todos tenemos cosas para hacer”, dirán ahora los más exaltados.

Bueno, no sé. A ver…

¿Sabían que en un principio este humilde espacio iba a llamarse “Tachame la doble”?

Como lo oyen.

Iba a llamarse “Tachame la doble”, pero esta señorita me arruinó el pastel antes de prepararlo. Me clausuró el local antes de inscribirlo. Se subió al ascensor antes d…

Bueno, está bien, me callo. No se pongan así.

Decía que esa señorita ya había empapelado su casa con mi idea más original, y a mí no me gusta utilizar ideas ajenas para realizar mi sueño oculto de convertirme en un clásico de este mundo virtual que nos reúne. No señor.

Y aparte no se me da muy bien el tuteo.


Así nació “Me tacho la doble”, y eso es todo lo que tenía para decir.


Tengan ustedes muy buenas tardes.