Extraña sucesión de infortunios que, poco a poco, fueron minando mi voluntad hasta transformar aquel viejo anhelo de triunfo en esta pacífica convivencia con el fracaso.

martes, 9 de febrero de 2010

JORNADAS LÚDICAS

Síntesis del post: Jornada lúdica. Apostadores. La suerte y la estadística.



El comportamiento que algunos individuos desarrollan en el casino a la hora de las apuestas es como mínimo llamativo. De eso tratará, si es que no me desvío por el camino, la modesta reflexión del día de la fecha.

Es casi la una de la mañana de un día cualquiera de vacaciones. Acodado sobre el paño de la ruleta aguardo que el instinto, el tedio o un repentino arrebato de coraje me empuje a probar suerte. Mientras tanto, observo atentamente la batalla que libra un osado apostador para mantener su patrimonio más o menos indemne. Es un señor bajito, muy bien vestido y algo inclinado a la verborragia. Con cada nueva bola riega el tablero con fichas de cinco que distribuye de un modo que –explica- parece azaroso pero es producto de los cálculos más finos. Su mujer, una señora bastante vulgar que viste un trajecito de colores estridentes y tiene la cara hecha a martillazos por algún cirujano de dudosa reputación, emite unos horrendos graznidos cada vez que el crupier barre con las apuestas luego de cantar alguno de los escasos números que han quedado solitarios en el tablero.

El hombre recibe los golpes con más entereza, aunque siempre ensaya unas ridículas explicaciones basadas en la estadística, que de ser correctas deberían estar contribuyendo a engrosar su cuenta bancaria, en vez de obligarlo a rascar el fondo de sus bolsillos cada diez o quince minutos.

“Hoy está tirando mal. Hace tres rondas que no sale la tercera docena, cuatro que elude la primera columna, cinco que no tira un colorado y veintidós que no aparece el cero. La cosa no puede tardar en normalizarse”. Todas esas explicaciones –y otras más complejas- le espeta a la dama de los graznidos, que parece más interesada en señalar las zonas del tablero que han quedado desiertas de fichas, que en dilucidar los pormenores de la catástrofe lúdica que ocurre frente a sus ojos. De cualquier modo entiendo que es inútil insistir; de lejos se le nota que un su vida ha tenido que hacer esfuerzos para ganar un solo centavo, y sus acotaciones (intercaladas entre graznido y graznido) revelan sin lugar para la duda razonable que no es ninguna lumbrera. Imagino que sería más sencillo tratar de explicarle logaritmos a Karina Jelinek.

Una señorita munida con una bandeja repleta de tragos tan coloridos como el trajecito antes mencionado me ofrece algo de beber. Le pido un Yoni Uoquer negro, sin hielo y hasta la mitad del vaso. El espectáculo lo demanda.

Mientras espero, continúo observando como el hombre fustiga a las estadísticas en nombre de unos asuntos que están mucho más vinculados con la fortuna. No existe ninguna relación directa entre el accionar del crupier y su precipitado empobrecimiento, pero él no lo entiende así.

De diez veces que yo quede solo frente al arquero con tiempo de sobra para definir, ocho voy a errarle al arco. Ese es un asunto relacionado con la estadística, y la conclusión es irrefutable. El colorado cinco repite no porque no haya salido durante cuarenta y tres rondas, sino porque dio la puñetera casualidad de que la bola rebotó en un diamante y volvió a caer en ese numerito. Talvez haya una tercera, o quizás no vuelva a salir hasta mañana por la noche. Ese es un asunto relacionado con la suerte, y hay que aguantársela.

“Vino otro crupier, cambiemos de mesa”. El hombre explica que la situación es nueva y distinta, que los cálculos no se aplican cuando cambia el tirador y que más vale buscar nuevos horizontes. Sin embargo, yo opino que de acuerdo con su lógica debería quedarse. La dama de los graznidos está realmente abatida. Ella no piensa, y tampoco tiene ánimos para cuestionar la decisión. Todos los números que ha señalado o sugerido a lo largo de la noche han permanecido solitarios, inmensamente lejanos a los laureles o los galardones. Asumo que en parte debe sentirse responsable por los resultados obtenidos. Allá ella. Se me ocurren millones de cosas por las cuales responsabilizarla, pero no esta.

Ahora que la mesa está sola, cambio unos inocentes papelitos y pido color mientras bebo algunos sorbos de mi recién arribado Yoni Uoquer.

Negro cuatro. Repite. Cero. Colorado treinta y seis. Negro diecisiete. Negro veinte. Colorado diecinueve. Colorado uno. Colorado doce. Negro veintiocho. Repite.

Pierdo todo lo que cambié en el preciso instante en que termino mi bebida.

La noche está terminada. Mejor me vuelvo a mi casa, hoy está tirando mal. Y para colmo cambia el crupier.



Tengan ustedes muy buenas noches.

39 comentarios:

Canoso dijo...

Mire, tengo una martingala que lo haría rico pero es muy compleja. Debería ir al casino con un dinamómetro y medir la intensidad de la fuerza del brazo del grupier o por lo menos, preguntarle si ese día ha descansado bien o si ha hecho algún trabajo manual que le exigió una cuota extra de energía y acumulación de ácido láctico en los músculos de su brazo de tirador.
Además, debería medir el rozamiento de la bolilla en la madera averiguando antes cuánto tiempo hace que no se le aplicó una mano de lustre a la ruleta.
Mejor, si va a tirar el dinero, tómese otro Yoni Golquer en el casino que con ese trago también le habrán sacado unos buenos billetotes....

LadyMarian dijo...

La verdad es que hace mil años que no estoy en un casino, y para colmo las veces que fui no jugué!
Tengo un problema, me falta pálpito, intuición, ese pensamiento mágico que hace que una persona diga "me parece que va a salir éste". Seré excesivamente racional? Observar a la gente que juega es fascinante! Nunca los voy a entender!

Winter dijo...

Conozco algunas formas gratificantes en extremo para "quemar" dinero. Pero lo lúdico no es el caso para mí.
Mire, si hay algo con lo que me cuesta convivir en con "el factor aleatorio". Ese sujeto (me refiero al factor) es un metido empeñado en cambiar el rumbo de los acontecimientos a su antojo. Lo que se dice un pesado.
Y su relato me recuerda que mi última y única visita a un casino fué a los quince años de edad, con mi abuela, en Pinamar. Un pleno en el 14 (se dice así?) me regaló mi primer Citizen. Por supuesto, nunca más tenté a la suerte. Que haga su vida... (Una vida miserable!)

Winter dijo...

Y colorado el 4...¿O no califica?

Anónimo dijo...

Eso de los cálculos y estadísticas!! Hay hasta libros sobre el tema. Yo creo que se trata más de tirarle unas fichitas al crupier y listo... o una miradita si el que apuesta es dama, ja!
Mejor pruebe en las maquinitas, Yoni, a esas, al menos, les puede pegar un par de pataditas cuando no le dan nada.
Besos!

El Gaucho Santillán dijo...

Yo expuse a la poblaciòn mundial, hace tiempo, mi "mètodo infalible para ganar a la quiniela" (està en el post "Gran investigaciòn gauchesca")

Y realmente funciona, pero se gana poco.

A los casinos, no voy, Me da pena la gente que pierde todo, por algo que ni siquiera es azar.

Porque te roban, en serio. Los casinos no dejan que ganes. si ganàs, te echan.

Voy a asaltar un casino, alguna vez. Es la mejor forma.

Saludos

Laura dijo...

Suelo darme alguna vuelta por el casino vaya donde vaya aunque sinceramente la única vez que gané un dinero importante fue en el de Bariloche durante la luna de miel. Pero iba a decir que como usted, también me detengo a mirar a los jugadores y sinceramente me da escalofríos verlos apostar de esa manera. Ya sé que cada cual hace con su plata lo que quiere, pero no puedo evitarlo..
Durísimo su comentario al pasar sobre Karina. Un saludo

Fabiana dijo...

Don Yoni:

Mire, yo de ruleta sé poco y nada, pero de maquinolas tragaperras podemos hablar..
Resulta que,casualmente, vivo cerca(en demasía, diría yo, :P), del Hipódromo de Palermo.
He visto las mil y un actitudes cómicas, irracionales, agresivas, lacrimógenas y hasta santificadas por parte de los jugadores..
Por ejemplo, una señora muy bién puesta pega en la pantalla del Russian Treasure una estampita, acto seguido comienza a darle al botonito de apuesta máxima mientras acaricia la pantalla(!!??), hasta con cariño le diría.. :O

La gente hace cosas extrañas en nombre de una ganancia que solo el casino puede designar..

No quiero ser chorra, pero su post y la respuesta de Winter me dieron una idéa para un post.. ;)

Besosssssss!!♥

Pablo dijo...

Ganar plata está fuera de mis aspiraciones cuando voy al casino. Se trata simplemente de durar el máximo tiempo posible dilapidando el menor capital.

Los tragamonedas cumplen, pero es puro azar, no hay mérito alguno. La ruleta implica algo más de decisión, pero uno dura un poco menos. El que realmente me divierte es el Black Jack, lo malo es que duro 5 minutos y 23 segundos. Como máximo.

¿Voy a buscar los porotos?

Mona Loca dijo...

No deja de causarme gracia el intento del ser humano por controlar lo incontrolable.

Viene desde el inicio de los tiempos. Y la modernidad hace que esa ilusión parezca más viable.

Yo ya sé que en el juego no tengo suerte, vea.
Una vez fui al Bingo Congreso ( ya sé, ascor, pero nos quedaba cerca) con unos compañeros de laburo y cuando decidí que en esa jugada no participaría, ganaron línea!!!

O sea.


A buen entendedor...


Igual, coincido en que no deja de ser un entretenido espectáculo.

Alelí dijo...

jajajajaj el segundo párrafo es mundial! no te puedo contar lo que me reí. Es impecable. Un relato encantador.

El casino es así, junta gente extraña. Bien por irse a tiempo.

besos

Anavril dijo...

Casino gustar. mmmm
Recordar épocas mozas.
Siempre bajar pestañas al crupier y siempre dejar propina luego de tiro ganador.
Son cosas que una joven vuluptuosa debe hacer.

Hoy...es al pedo que vaya....

La solitaria dijo...

Muy bueno el relato. Yo pierdo hasta en la bolita... así que el casino no es un lugar recomendable para gente como yo...

Martín dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Martín dijo...

Excelente relato, es como si estuviese viendo al hombre bajito y escuchando los graznidos de la señora multicolor.

Una reflexión:
La cantidad de veces que paga sacar un número es menor a la probabilidad de sacarlo, por lo tanto si la cantidad de tiros tiende a infinito, indudablemente nuestro patrimonio tenderá a cero. Conclusión: Si queres ganar a la ruleta, poné un casino.
Dicho de otra manera, los casinos siempre ganan, sino se fundirían.

Saludos y no vaaa maaaas...

Briks dijo...

la primera vez que pise un casino (hace mil años) le jugue todo al 4 "todo" era muy poco dinero
yo era apenas un jovenzuelo y mis ahorros eran magros

gané

por suerte la ganancia la perdí casi inmediatamente, de lo contrario hoy mi vida estaría intimamente vinculada al juego, las mujeres y las bebidas

bueno...

AH!
otra vez probé con el black Jack pero como no sé jugar muy bien los otros tipos me miraban con cara de toor porque parece que si uno pide de más les caga el juego

qué se yo!



intuyo, Sr Yoni, que ud nunca le juega la 13

Any dijo...

Colorado el 1 !!! Hubiera ganado! Como no me avisó!!!
A mi me gusta la ruleta ... diga que no tengo efectivo como para dedicarle, pero me gusta. Un par de veces el 1 y el 21 me han salvado las vacaciones. Este año no fui, ni siquiera conozco el casino nuevo de aqui, mire como estaré de pobre.
Lo del cambio de croupier es verdattt !!! si a uno le está yendo bien, cuando el tipo se va cambia la suerte, ud podrá opinar lo que quiera, pero es asi.
Lo imagino Yoni Uoquer en mano observando a la pareja del petiso y la cacatúa y redactando mentalmente un posible post jajaja.
un abrazo timbero

miralunas dijo...

yo de estadísticas, nada.

pero me trajo el recuerdo de un precioso jugador en el Casino de Paraná, al que seguía yo por puro placer de mirarlo.

y ahi funcionó la estadística: cuando perdió todo, vino a espetarme re enojado que fue por culpa de mi mirada que lo ponía nervioso.

le ofrecí mi copa de champan "Levante" extra brut y me ofreció sus ojos turquesa.
y ahi volvió a funcionar la estadística: el juego arrastra fatídicamente la livido del jugador.

en fin!

pero este recuerdo, me ha sugerido un post!

agradecida por sus letras, caballero!

Samain dijo...

No entiendo una pepa de cómo se juega a la ruleta. Ni al quini. Ni casi nada de azar.

Hace algo así como un año fuimos al casino de la Visha Carlo' Pá con mi hermano y un amigo suyo (de él) y al ver como el chango perdió $200 en un saque no me dieron muchos ánimos para aprender...

Estadísica... todo es cosa de probabilidad.

Pablo dijo...

Yoni, veo que va despertando post por la vida.

Si cuando llega un nuevo croupier uno cambia de mesa ¿no está cambiando también de croupier? ¿o es la conjunción croupier-misma mesa la que auyenta a la diosa fortuna?

Aprovecho para decirle a Briks que tiene suerte de ser corpulento. A un amigo mío que pidió de más, uno de estos sacados le dijo directamente: "Nene, ¿vos sos pelotudo?": Y si no lo era por lo menos se hizo.

(Se hizo el pelotudo. No, no, porque después dicen que mis amigos no controlan esfínteres y esas cosas)

Cuello de Pavo dijo...

estadísticamente está comprobado que son al pedo las estadísticas en los juegos de azar... por algo son juegos de azar.

igual lo admiro por poder aferrarse a sus creencias, incluso cuando la realidad le muestra una y otra vez que se equivoca. El casino le podrá sacar hasta la casa, pero nunca el espíritu

Viejex dijo...

De la última vez que fui al casino (obligado) estaba tan colmado de gente (puaj! odio los amontonamientos de gente!) lo más memorable fue decirle al oido a un mamerto desesperado que me usurpó el asiento frente a una tragaperra que se la metiera enterita en el orto, y que algún día lo iba a encontrar en la calle y le iba a romper todos los dientes.

Ya ni me acuerdo de su cara, pero recuerdo su expresión de susto.

Algunas cosas del casino pueden ser divertidas.

La candorosa dijo...

La ilusión de tener al azar a nuestra disposición, queda delimitada entre un deseo casi infantil y la estupidez!!!

No en vano existen grupos de autoayuda para "jugadores compulsivos"...

Saludos!!

Julieta dijo...

No juego nunca ,primero porque me enferma perder en un minuto lo que me costó ganar y después porque el azar no va para mí.No gano ni en las rifas del club ni en las de la cooperadora de la escuela..
Cariños

Carolina_USMLE dijo...

No me gustan ni cinco los casinos....me toco ir a Las Vegas por trabajo...y no jugue ni 1 dolar....
Esa es una confesion...la otra...no lei todo el post porq estaba muy largo.
Buenas noches

Ochurus dijo...

Soy competitiva.Bastante. Por eso no me gusta el casino.No hay un "rostro" oponente, no hay nadie que putee si le ganás o que te goze si perdés.Le falta todo el condimento de la "rivalidad", la incertidumbre frente a otros,preguntarse qué miércoles va a jugar el de al lado mío, que te caguen justo la jugada...
En el casino el único que sufre es uno. Y así no es divertido.

Si ya sé, es una confesión bastante patética la mía...pero es cierta, acabo de reflexionarlo.

un saludo

Yoni Bigud dijo...

Carugo: Y también le diría que mejor ni salgo de mi casa. Tengo una botella en la mesita.

LadyMarian: Esto es así. O le gusta o no le gusta. Mirar es otro deporte.

Winter: Qué lindo tener la sabiduría de retirarse en la victoria, aunque sea la primera.

Winter: Califica, pero es negro cuatro.

Caia: Hace bien en confiar en el factor humano, mucho más si es femenino.
Las maquinitas me aburren. Me gusta lo clásico.

Gaucho: Exclente conclusión. Si uno gana lo echan, y entonces para qué molestarse en ir. Páseme su método quinielero entonces.

Laura: Hay gente que es muy rica para observar. Bueno... y también rica para jugar.
Una vez, hace mucho tiempo, vi al señor Sofovich perder veinte mil dólares en una sola bola, y reírse.
Hay gente para todo.

Fabiana: Efectivamente, la gente hace cosas raras. Hay mucha locura suelta.
Págueme los derechos.

Señor Pablo: Bienvenido al ruedo. Vaya y busque los porotos, jugamos sin flor.

Mona: ¿Después de esa línea sus compañeros la dejaron volver al equipo?

Alelí: Muchas gracias a usté.

Anavril: Estoy seguro de que usté ganaría también por estos días. No se haga.

Solitaria: Mejor quedarse en casa. Muchas gracias a usté.

Comentario suprimido: Oh.

Shimmy: Razonamiento inatacable. Lo que concluyo es que no hay que ir al casino hasta el infinito. Hay que largar antes.

Señor Briks: Menos mal que se libró del casino. Ya sufiente tiene con... deje, mejor deje.
El black jack es para entendidos, raro que no lo hayan agredido físicamente. Yo le juro que no me le animo.
No le juego ni al 13 ni al 17. Eso es correcto.

Any: La próxima le aviso. A mí me gusta el cinco, el doce, el veintiuno y el veintisiete. Evidentemente a los crupiers no. Pero eso es otro tema.

miralunas: Muchas gracias a usté. Mire qué lindas aventuras que me cuenta. Supongo que ser jugador tiene sus recompensas.
Dele para adelante con ese post.

Samain: Ver perder a otros es un experiencia aterradora. Pero verse perder a uno mismo es realmente dramático.

Señor Pablo: Parece que este post ha sido muy útil para mucha gente. Me alegro, por fin sirvo para algo.
No entiendo muy bien la lógica del cambio de crupier, pero supongo que hay que elegir a uno y seguirlo por todo el establecimiento. Incluso cuando va al baño.

Cuello: Mire, hay gente que debe dos y hasta tres espíritus en más de un casino.

Viejex: Si se dio el lujo de amenazar a alguien valió la pena la excursión. Vuelva algún día.

Candorosa: Claro, hay mucha gente que vive de ilusiones.

Julieta: Lo bien que hace.

Crazygirl: No se haga problema, no vale mucho la pena (el post). Muchas gracias a usté.

Ouchurus: Me deja pasmado. Pasan los meses y sus confesiones cada vez me aterran más. Su concepción del sufrimiento conjunto y la competitividad es realmente inquietante.
Necesito reflexionar sobre lo que me cuenta, es bastante interesante.

Un saludo.

Jazmin dijo...

La única vez que fui al Casino fue en Bariloche, viaje de Egresados.
Mis compañeros iban por 3ra. noche y ante la insistencia -porque no fui las 2 anteriores-, accedí.
Como tengo mentalidad de tana inmigrante de posguerra, ni se me ocurre perder fácil lo que cuesta ganar, por lo que jugar por dinero no está en mi imaginario. Pero, bueh... viaje de egresados, pepe pepe pepe... vamos.
Desganada jugué a color apostando mis magros pesos argentinos, australes, doblones, no me acuerdo ya. Me parecía lo menos arriesgado de todo. A los 15' tenía la gente amontonada mirando cómo ganaba todas las manos y a mis compañeros tirándome del brazo para irnos a Cerebro.
Creo que me salvaron de un viaje de ida.
Un año después, soñé algo y un compañero -de trabajo esta vez- me dio unos pesos y me dijo: "Jugá tal número para mí y para vos a la quiniela". Gané y me compré un montón de ropa. Nunca más jugué.
Creo que no juego para negar esa "estadística" de "suerte en el juego..."
Menos mal que se retiró a tiempo, con dignidad y la panza calentita por el Johnny.

El Mostro dijo...

¿Podés creer que nunca fuí a un casino? Ni al hipódromo y eso que vivía a 4 cuadras.

Any dijo...

Cuchemé, me olvidé de preguntarle, que fué de los premios prometidos?
Yo ya me compré el vestido largo para la alfombra roja, y me dejó de seña ...
:(

Ochurus dijo...

Ahora que releo mi comentario, sonó bastante sado-maso no? je...no era la intención en absoluto.
Vió cuando uno comenta en estas cuestiones y tiene la creencia de que lo leerá sólo el autor del blog? Error absoluto...
...y bué. Recordaré no exponerme tanto para la próxima!

Calavera dijo...

La verdad es que he ido muy poco a los casinos, mitad porque me causa una gran tristeza ver a los hombres* vencidos y entregados a un vicio. Las pocas veces que fui al casino era porque los tragos estaban baratos y yo asi podía, con poca plata, emborracharme hasta perder el juicio.

Esta historia me la contaron jurándome que es cierta: un amigo (muy atorrante) estaba entrando al casino, y se cruzó con una viejecita que salía hablando por teléfono. Mi amigo alcanzó a escuchar que la viejita decía: "...no, estoy saliendo del supermercado..."
¿A quién le estaría mintiendo la vieja timbera?

¡Abrazos!

Anónimo dijo...

El casino,cuántos hacen fortunas para luego perder lo que ganaron, una y otra vez.
Los empleados, saben muy bien hacia dónde tirar la bola y dónde caerá, de ahí que, los cambien de mesa de un momento a otro, sobre todo, cuando hay alguien, que descubrió la maniobra y comienza a ganar.
Para eso están los inspectores.

Esto lo sé porque tengo familiares que laburan allí y un conocido que, justamente, se jubiló como inspector.

¿Sabía usted que ningún empleado ni ex-empleado de casino puede jugar en ellos?

Yo me enteré, este domingo.

Ah! a lo único que he jugado en mi vida es a la ruleta en mi casa.

Beso!

Stella dijo...

Yo no voy al casino porque después no quiero salir. Me cuelgo con el Black Jak.
Tambien me gusta la ruleta, siempre la primer docena. Huelo las mesas como los perros, hasta que alguna brilla. Suena loco, pero a mi las mesas me brillan!
Hubo una época, de vacas gordas, en la que iba cada tanto. Pongamos cada dos meses, una vuelta me daba. Y no me iba mal, el balance solñia dar positivo.
Pero ahora estoy vieja y es época de vacas flacas. No da para arriesgar!

Tambien me gusta mucho la quiniela. Pero soy un desastre jugando. Muy despistada. Soñaba con mi suegro, gran jugador, y el me decía en sueños que jugar. Pero la catrasca, o sea yo, iba y jugaba mal. Ponía los números al revés. Si le tenía que jugar a la caída, el 56, jugaba al 65. De mas está decir que salía el 56!
Un día mi suegro se pudrió y no vino mas a soplarme ni un número! ajaja

En fin!

Gabriela dijo...

Es un programa que no me atrae, tal vez porque nunca ganè ni un globo en los cumpleaños y mi insistencia al jugarle al 17 o al 27 no ayudan....

saludos!

Yoni Bigud dijo...

Jazmín: La invito al casino. Después la llamo para arreglar los detalles.

Mostro: No se pierde de nada.

Any: Es algo que tengo en la columna del debe. Ya lo voy a solucionar.

Ouchurus: A mí no me lo pareció. Simplemente lo encontré inquietante, pero no con esas connotaciones.

Calavera: Vieja ladina. Por esa gente es que la tercera edad está tan devaluada hoy en día.

Stella: Le voy a ser franco. Encuentro peligroso que usted concurra a esos establecimientos. Por lo menos hasta que arregle ese asunto de los brillos y las apariciones oníricas.

Gabriela: Es que el programa en sí no es muy atractivo. Y el 17 tampoco.

Un saludo.

Marina Judith Landau dijo...

Una sola vez en mi vida fui al casino. Gané. Mucho.
Suerte de principiante, dijeron todos.
Y nunca más volví.
Me resulta mucho más entretenido su relato que jugar en la ruleta.
Saluditos.

Romina dijo...

Nos soy habituè de Casinos
pero le confieso que fui un par de veces acompañando a mi querida madre y deje varias fichitas en las maquinitas que solo saben tragar porque no saltan NUNCA!
Vi señoras( mayoría en ellas) que se persinan, le cuelgan cruces,las besan, otras las golpean y hasta las insultan...grave, digamos.
Otra cosa que le confieso es que SI le hago al telekino, me compro un par (o tal vez màs) de ellos todos los viernes.
A lo mejor ... :)


Abrazo♥

Yoni Bigud dijo...

Marina: Siempre es bueno retirarse victoriosa.
Muchas gracias a usté.

Passion: La gente hace muchas cosas raras.
Siga con el Telekino, le traerá muchas satisfacciones.

Un saludo.