Extraña sucesión de infortunios que, poco a poco, fueron minando mi voluntad hasta transformar aquel viejo anhelo de triunfo en esta pacífica convivencia con el fracaso.

martes, 3 de mayo de 2011

FRUTILLITAS Y EMBUTIDOS

Síntesis del post: Albañil. Odio. Frutillitas y embutidos. El reino de la impunidad. Línea directa. Arreglo. Compromiso olvidado. Consecuencia.



Creo que el albañil que se encarga de los trabajos de reparación en mi edificio odia a la Señora Bigud.

Ustedes sabrán disculpar que comience el artículo de la semana de un modo tan crudo, tan espontáneo y directo, pero por más vueltas que le di al asunto no fui capaz de hallar las palabras adecuadas para suavizar esta afirmación. Suficiente esfuerzo me demandó tolerar en la apertura ese ‘Creo’ timorato en desmedro del infinitamente más gráfico ‘Tengo la plena seguridad de’. No soy de fierro damas y caballeros; nadie podía pretender que suprimiera también el pasaje referido al odio.

Ocurre que cada vez que este pobre cristiano es enviado a nuestro reducto con el objeto de subsanar alguna catástrofe que cae bajo la órbita de responsabilidad del consorcio, la Señora Bigud le exige una alquímica combinación entre celeridad y eficacia, demanda que a la postre acaba siendo de imposible cumplimiento por ser él amigo íntimo de la primera y enemigo acérrimo de la segunda. Es más, si a alguno de los amables lectores le interesara conocer mi humilde opinión, no dudaría un solo instante en confirmar una sospecha que le haría correr un severo escalofrío a lo largo de la espina dorsal: Creo, qué digo creo, tengo la plena seguridad de que entre los dos (me refiero al albañil y a su amiga la celeridad) han asesinado brutalmente a la eficacia y escondieron su cadáver en un oscuro sótano de González Catán. Porque imagino (no sé por qué) que este hombre, este asesino despiadado, vive en González Catán. Yo no necesito ningún cadáver que haga las veces de elemento probatorio (hoy que está tan en boga); me baso en mi instinto.

Ahora bien, usualmente cualquier albañil que se precie se cae y se levanta encima del reclamo de una señora que llama frutillita a la cerecita (o ceresita) y embutido al enduido, pero da la casualidad de que la señora en cuestión, más allá de su precario dominio de la terminología del ramo, es la abogada del consorcio, y por ende, aliada estratégica fundamental del administrador en cualquier asunto que se desmadre. Y todos sabemos que un administrador feliz es un administrador que vuelve a llamar a su equipo de confianza, mientras que uno infeliz, agarra la guía y se entonga con otro caballero que en lugar de asesinar a la eficacia, solo la secuestre y le pegue algunos sopapos. En el fondo, siempre será menos engorroso cambiar de albañil que de abogado.

Decía entonces que el albañil que se encarga de los trabajos de reparación en mi edificio odia a la Señora Bigud. La detesta. Y eso ocurre, infiero, porque dentro de las cuatro paredes de su –mi- departamento, el pequeño reino de impunidad que este criminal ha sabido edificar a lo largo de los años no posee ningún tipo de influencia. No existe tratado alguno de extradición. Lo que aquí se ejecuta, aquí se juzga. La línea directa que la señora en cuestión mantiene con su empleador produce una serie de consecuencias a las que no está nada acostumbrado. Si la mancha de humedad regresa a los quince días, él también. Si la mano de pintura colocada hace globos, se debe pintar de nuevo. Si los ladrillos no son suficientes, hay que conseguir más en el día, no una semana más tarde. En pocas palabras, el horror.

Esta tarde tendremos que vernos las caras, así que con una oportuna llamada a mi teléfono móvil, el hombre se aseguró de que sea yo el que lo reciba y supervise durante su breve estadía. Y tiene su lógica. Confieso que soy un ser mucho más afable y llevadero que la representante legal del consorcio. No me paro de brazos cruzados detrás de él mientras pica la pared, no hago preguntas, no doy indicaciones ni suspiro cuando el polvo comienza a volar. Mi único defecto es, talvez, que me olvido de ofrecerle algo de beber cuando la transpiración lo acosa. Pero supongo que es un detalle menor.

Sin embargo creo que a mí también me odia. Tengo la plena seguridad. No es un odio visceral, y tampoco tiene base en la forma en que interactúo con él. Más bien es un odio derivado, de segunda mano, producto de la tortuosa relación con su némesis femenino. Pero es odio al fin.

En cualquier caso, hoy pienso aportarle un pretexto a ese oscuro sentimiento que esconde en lo profundo del alma. Porque hoy es martes. Y los martes yo almuerzo solo. Y como lo que se me da... No, no, perdón, es la costumbre. Los martes llevo a la Pequeña Yoni a un taller de dibujo. De tarde. Después del colegio. Los martes no estoy. Nunca estoy. No lo tenía en mente cuando le di luz verde para venir.

En fin, tendrá que lidiar con mi reemplazo natural. Pagaría por verle la cara cuando esa puerta se abra. A él y a sus dos secuaces. Porque viene con dos secuaces. Dos tipos que, asumo, son los que lo ayudaron a bajar el cadáver de la eficacia hasta ese helado sótano. En González Catán, no sé si les dije.

Y llegaré a mi casa pasadas las ocho de la noche. Y saludaré con mi sonrisa plácida. Y él me clavará una mirada de fuego, así, con la Señora Bigud parada detrás, de brazos cruzados. Y esta vez, solo esta vez, con el único afán de sellar un tácito acuerdo de paz que sirva para aplacar su odio derivado, su odio de segunda mano, le ofreceré algo para comer.

Frutillitas y embutidos.

Quizás un vaso de agua.




Tengan ustedes muy buenas noches.

38 comentarios:

Maga h dijo...

Ja lo que mas me gusta es como usted atrapa con el talento, que hace de una historia nimia un gustoo y uno llega hasta el final y encima sonrìe.
Ud. debe ser un muy buen abogado.

Ochurus dijo...

Qué grande Yoni!
Una maravilla de relato.

Su mujer me cae bien.






No claro, usted también, aunque sea medio miserable a veces...aunque sea bueno para mentir cuando no está acorralado...



si, está bien...usted también.

Dany dijo...

Coincido con Maga. Como hacer un relato genial de una situación cotidiana. Ahora, ¿a que se debe de que el Sr. albañil tenga que pasar tantas veces por su propiedad?¿ Réplicas de algún terremoto o ud vive en algún lugar que es bombardeado por las noches?
Un abrazo

Maga h dijo...

Coincido con la pregunta de Dany ¿Dònde vive usted que necesita tanta mano de obra?

Yoni Bigud dijo...

Magah: Muchas gracias a usté.

Ouchurus: Usted porque no tiene que soportar que se le pare detrás con los brazos cruzados.
Muchas gracias a usté.

Dany: Vivo en una planta baja. Todos los desastres ocurren en planta baja.

Magah: Vivo en una planta baja. Todos los desastres ocurren en planta baja.


Un saludo.

Viejex dijo...

Pero que pregunta, señores...! Vive en un edificio de departamentos, ¿que duda cabe? No saben ustedes que así como algunas casas odian a sus dueños, todos los edificios de departamentos odian a todos sus copropietarios y/o arrendatarios?

Magnífico relato, Yoni.

Como de costumbre.

Cada vez que lo leo recuerdo su recomendación sobre Murakami Haruki. No lo leí aún al japonés (es japonés, ¿no?) pero se me antoja que usted escribe como él.

Juli dijo...

Me gusta mucho mucho como escribe. No sé si le dije.

Nefertiti dijo...

una desgracia vivir en planta baja, sobre todo porque no quiero imaginar las cosas que le deben caer a su patio (que imagino que lo tiene).
Y el albañil que se la banque... su mujer no va a ser la primera ni la última que se pare de brazos cruzados a husmear.

Minombresabeahierba dijo...

Por unas repetidas roturas de la "bajada del caño de agua", mi sencilla cocina lleva tres años en reparaciones.

Tres años porque los distintos eslabones que debían coordinarse: plomero, gasista, albañil y pintor; fueron imposibles de coordinar en ése órden:

Mañana vendrá el pintor para poner la frutillita cemento, porque la frutillita dicen que no sirve, no es temporada...y es más cara)y el mencionado embutido, de tercera cateagoría, porque el buenn jamón serrano es caro.

Hace cuatro meses había logrado que viniera..pero le falleció un familar político en Paraguay y tuvo que viajar ...y recién regresó. Funeral largo si los hay.

Supongo que traerá mañana el ADN probatorio.

Abrazo
PD: ¿La Señora Bigud puede ser representante legal en otros consorcios?

Caro Pé dijo...

Pero ...vive en Gonzalez Catán, lo dijo o no lo dijo :/ toy graciosa vió!

El Odio ese sentimiento tan destrcutor. Pero el odio no esconde amor también.Estoy divagando no me preste demasiada atención.

Hay amor acá hay amor!

Caro Pé dijo...

destructor. Y el odio, no esconde amor?

Sir Lothar Mambetta dijo...

Con lo de "frutillita" y "embutido" me da la sensación de que su mujer sólo piensa en comida. A mí me pasta lo mismo.

Lo suyo, doctor, es impecable.

Un abrazo.

Etienne dijo...

Es increible lo dificil que es coordinar esos menesteres, pareciera que se hacen los complciados para cobrar más pero en realidad lo hacen de jodidos que son...
La sra. Bigud tendrá sobradas razones para ejecutar dicho comportamiento y el señor ese de Gonzalez Catán hace bien en odiarla y tambien temerle. Porque bien adentro, le teme, sépalo. No, a usted solamente le odia, no se haga los rulos quiere?
Abrazos!

Etienne dijo...

...y 14!

Bugman dijo...

Señor Bigud, debo felicitarlo. Usted engaña a un honesto trabajador, le tiende una trampa , y todos le cantan loas. Y sin embargo, la destreza en el relato de una acción u omisión no lo redime de la vileza de la acción u omisión relatada. De lo contrario, los individuos que supieran contar buenas anécdotas nunca serían condenados en un juicio oral.
Muy astuto, muy astuto.
En nota aparte, apoyo en forma incondicional a la Señora Bigud. Aunque le recomiendo que si quiere obtener unas partículas de respeto mezcladas en esa masa de odio que le profieren, se aprenda dos o tres palabras de la jerga.

Bugman dijo...

Horror
Donde dice:
"esa masa de odio que le profieren"
debe decir:
"esa masa de odio que le profesan"

Canoso dijo...

Las mujeres, abogadas del consorcio o no, son mejores para lidiar con los contratistas.
Yo, a mi Mona, la mando a pelearse con todos.
Tal vez me odien por añadidura pero ni me entero porque ojos que no ven...
Usted conoce mi estima hacia su persona y por carácter transitivo (y porque es de Independiente) siento una simpatía hacia su mujer pero ahora la Señora Bigud está entrando en mi Hall de la Fama por méritos propios.
ya sumaba buenos puntos con lo de las cebollas en mal estado pero ahora, con lo de la frutillita, trepó varios escalones.
Si me vuelvo a separar ya sé a quién contratar para que me defienda.
Un abrazo!

La condesa sangrienta dijo...

Pertenezco al club de la señora Bigud y cuento en mi haber con el odio de varios gremios.
¡es la única manera de que hagan bien su laburo y no les queden ganas de volver!
Lo suyo, excelente, como acostumbra.

Yoni Bigud dijo...

Señor Viejex: Muchas gracias por sus consideraciones. El hombre en efecto es japonés, y si yo escribiera como él, las personas tendrían que pagar para leerme. Por desgracia no es así.
Muchas gracias a usté.

Juli: Muchas gracias a usté, no sé si le dije.

Nefertiti: Los objetos que llueven son todo un tema, sí.

Hierba: Eso de ordenar a los gremios correctamente puede ser toda una aventura. Es como sacar una escalera a los dados, a veces tarda.
La Señora Bigud puede actuar donde se le pida, no tiene más que llamar.

Caro Pé: Creo que no lo dije. No sé. La noto un tanto desordenada, trate de respirar pausado :)

Caro Pé: La mayoría de las veces no.

Sir Lothar: Sí, a todos nos ha asado.
Muchas gracias a usté.

Etienne: Tiene razón, de jodidos nomás.
Ah, si yo lograra que me temieran...

Etienne: Bien ahí.

Señor Bugman: Cuando cometo acciones viles automáticamente embarro la cancha, adorno el asunto con palabras. Cuando no estoy acorralado soy bastante bueno embarrando la cancha. Pongo cara de inocente y todo. Igual que en los juicios orales.
La Señora Bigud está como negada en ese rubro. Pone voluntad, pero no pega una.

Señor Bugman: Las masas de odio no se profieren ni se profesan. Se arrojan con fuerza.

Señor Carugo: Muchas gracias por sus consideraciones hacia la Señora Bigud. Le voy a transmitir sus palabras, y le diré que esté atenta por si llega a requerir sus servicios. Aunque espero que no eh, no crea que quiero que mi hija coma a costa suya.
Muchas gracias a usté.

Condesa: Ese club tiene muchas socias. Incluso le diría que es el más numeroso del país, luego del club de fans de Karina Jelinek.
Muchas gracias a usté.


Un saludo.

Elvis dijo...

Ya sabe, detrás de todo albañil hay una mujer resoplando... (ahora que lo pienso, qué mal ha sonado eso, ¿o era al revés?...)
Gran relato Yoni.
Abrazo.

Anónimo dijo...

no sé qué decir Yoni, solo se me ocurre si la señora Bigud adopta esa misma tónica con usted cuando no hace algo como ella pretende

pero no me haga caso, divagaba



ah, dejo constancia que no estoy a favor del albañil ni de sus secuaces, besos

Irene dijo...

Disculpe la franqueza, pero aunque su relato sea altamente maravilloso, sospecho que la Sra Bigud no trata muy bien al obrero de la construccion. Ella debe ser simpatica, amable y compradora..por lo menos con la gente que se dedica a estos menesteres, ya que carecen de algo tan preciado como el "respeto por el tiempo y urgencia ajenos". Un mate, un vaso de CocaCola, una charlita rapida, alguna ropita para los niños..suficientes para que el amargo obrero termine rendido a sus pies. Y de ultima, cagarlo a trompadas...pero eso dejarlo para despues.

Besos enormes

(asi q ud es abogado???, valgame dioss!).

Epístola Gutierrez dijo...

He disfrutado cada frase del relato, me he deleitado con cada palabra. Como siempre, su excelente estilo me lleva a aplaudir de pie.
Hoy su señora se lleva también mis aplausos, tiene la única actitud posible con los albaniles. Y los términos técnicos no tienen la menor importancia.
Saludos.

Julieta dijo...

Muy bueno!, tu mujer me cae bien, haría lo mismo que ella, vigilaría al albañil casi cuerpo a cuerpo..Es la única forma en que los de su gremio hagan las cosas como uno quiere..
Saludos!

Yoni Bigud dijo...

Elvis: Sí, sonó feo eh. Detrás de toda mujer hay un albañil resoplando... le van a llover los cascotes.
Muchas gracias a usté.

laura: Y... viviría parada detrás de mí. De brazos cruzados.
Tomo nota.

Irene: Me gustaría presenciar el momento en que usté pasa del 'Mirá qué lindas zapatillitas tengo para tu nene' al mucho más efectivo cross de izquierda a la mandíbula.
Sí, soy abogado, pero no se asuste. Soy no practicante.
Muchas gracias a usté.

Epístola: Muchas gracias a usté. Le comunicaré a la Señora Bigud que ha ganado una nueva adepta.

Julieta: La sumo a la lista de fans de la Señora Bigud.
Muchas gracias a usté.


Un saludo.

Mariela Torres dijo...

Nosotros también tenemos problemas en el departamento, por vivir en planta baja y necesitamos un albañil; y su relato me hace desear ser como la señora Bigud, claro que mi configuración psíquica me lo impide.
Eso hace, también, que ningún albañil me odie. Nadie es perfecto.

Saludos.

Elvis dijo...

Pensándolo bien, igual me podría dejar su casco..., o bueno, no se preocupe, se le quito al albañil...

El Mostro dijo...

"este asesino despiadado, vive en González Catán." Ay de los estereotipos!

"siempre será menos engorroso cambiar de albañil que de abogado." 273% de acuerdo.

La señora Mostra es un calco de la señora Bigud.

Cris dijo...

jAAAA Don Yoni , si casi casi me identifico en una totalidad con la Sra. Bigud , en casa no se porque será , todos prefieren que les abra la puerta mi marido ????? (quien nunca está en horarios de arreglillos) , no sé , se amedrentan conmigo , me odian , no les caigo simpática , si soy mas Buena que Lassie pero.... Implacable como Petrocelli!
Saludingui
Cris//mujeresdesincuentay

Irene dijo...

Yo le tendria miedo a la Miss Bigud...debe mirar feo cuando no le gusta algo. Y no quiero pensar si ud tiene alguna admiradora. Le hierve el conejo como Glen Close.

SOCOROOOOOO!!!

Lelé dijo...

Pocos empleados son más duraderos que los que riñen con la eficacia. Sépalo. Camino de ida. Ud y su señora tienen para rato.

Javier F. Noya dijo...

Y encima el postre antes, y con agua...ese tipo le va a poner precio a tu cabeza, y será muy bajo...Excelente relato, don Yoni. Un placer pasear por acá.

Yoni Bigud dijo...

Mariela: Usted debe superar esos miedos, esas inseguridades. No puede privarse del odio de un albañil.

Elvis: Acérquesele desde atrás, yo lo distraigo.

Mostro: Sí, la Señora Mostra y la Señora Bigud son dos estereotipos.

Cris: La anoto a usté también en la lista de fans de la Señora Bigud.
Muchas gracias a usté.

Irene: Es por eso que no tengo mascotas.

Lelé: Sí, sí, son relaciones tortuosas y extensas donde todos sufren.

Javier: Entonces pasaré a la clandestinidad.
Muchas gracias a usté.


Un saludo.

Caia dijo...

Ay Yoni, cómo lo entiendo, sufrí a asesinos de la eficacia en otro depto en el cual viví. Ahora no, ahora debo padecer al Encargado de edificio, que es quien hace los arreglos en mi edificio, y que disfruta haciéndome levantar sábados o domingos a las 7am, ya que los arreglos los debe hacer cuando no trabaja. Ah! ni hablar de los comentarios indiscretos del buen señor.. Bernabé se llama, creo que merece un post, gracias Yoni, ando poco inspirada, Bernabé tendrá su tributo!
Besos y buen finde!!!!

A.R.N. dijo...

ay sir yoni, su lado oscuro se extiende hasta tocar el limite mismo de la indecencia. jajaja
beso

Yoni Bigud dijo...

Brynhild: Haga nomás, pero después no quiero ver a Bernabé quejándose por acá.
Muchas gracias a usté.

A.R.N: Bueno, lo toca pero no lo traspasa. Eso me redime.


Un saludo.

Mecha dijo...

Y de pronto me imaginé una pared hecha de frutillas y embutidos... una pared perecedera...


Igual el muchacho parece hacer arreglos perecederos también, así que por qué no???

La Sra Bigud, una grande ciertamente. Me gustaría tenerla jugando en mi equipo...

Yoni Bigud dijo...

Mecha: El pase de la Señora Bigud no está en el mercado. Muchas gracias a usté.

Un saludo.