Extraña sucesión de infortunios que, poco a poco, fueron minando mi voluntad hasta transformar aquel viejo anhelo de triunfo en esta pacífica convivencia con el fracaso.

martes, 15 de julio de 2008

ENFRENTANDO A LA OLIGARQUÍA CON LOS COMPAÑEROS KIRCHNERISTAS


Estaba hoy por la tarde muy tranquilo en mi oficina de Avenida de Mayo pensando en las cosas que pienso habitualmente: "No quiero vivir más", "Ojala ocurra un cataclismo que extermine la raza", "El mundo no es más que una infinita combinación de alternativas horrendas", etc. Pero de pronto, sacudido mi espíritu popular por el sonido de los bombos justicialistas, me asaltó la idea -algo alocada aunque seductora- de salir a caminar entre los compañeros kirchneristas que marchaban espontáneamente por la avenida desde las primeras horas del día.

Fue amor a primera vista. Lo juro. Ahora puedo afirmar sin temor a equivocarme que si yo fuera un militante K, mi existencia vacía y miserable tendría ese sentido definido del cual hoy y siempre careció.

El compañero kirchnerista es un individuo feliz, generoso, entusiasta, voluntarioso, comprometido y, sobre todo, solidario. La solidaridad por sobre todas las demás virtudes (que no son pocas).

El compañero kirchnerista se juega entero por un modelo de país, y poco le importa no saber cuál.

El compañero kirchnerista lleva la política en la sangre; y también lleva otras cosas que, unidas y solidarias, ayudan a conformar una conmovedora interpretación de la realidad nacional.

El compañero kirchnerista está harto de las patotas y los grupos de tareas de la oligarquía. Y condena enérgicamente todas y cada una de las agresiones que han debido soportar durante estos 126 días los Moyanos, Luis D'Elía y la compañera presidente.

¿Entonces por qué no puedo ser yo un compañero kirchnerista más en el mundo? ¿Por qué no puedo estar por una vez en mi perra vida del lado de los ganadores?

Yo creo que hoy lo que me cagó fue el olor a negro que había.

7 comentarios:

capitanfla dijo...

Las más firmes convicciones tambalean ante el olor a negro.

Yoni Bigud dijo...

Ya lo creo señor.

Le agradezco la comprensión, y me alegra que sea usted el que inaugure el diálogo en este espacio.

Saludos,

Bugman dijo...

Caramba, el día que estos tipos empiecen a usar desodorante, sonamos.
(Qué lástima, quería ser el primero).

Yoni Bigud dijo...

Bienvenido a mi incipiente refugio Señor Bugman. Casualmente estaba por ir a quejarme a su blog (por razones que usted conocerá en su debido momento).

En lo estrictamente referido a su comentario: Creo que nos encontramos a salvo de ese día. Lo que usted plantea es una jornada utópica. Como el día del arquero por ejemplo.

Por último le informo una de las conclusiones que ayer extraje al camuflarme entre los compañeros kirchneristas (de veras lo hice, no es macaneo): Olor a negro mata lysoform.

Saludos,

Anónimo dijo...

Veo que somos varios los que tenemos la sensación política de la rueda de perdedores. A mí también me gustaría ser parte de la masa festejante alguna vez.

Te invito a pasar por mi recién estrenado blog, como para sacudir un poco la dura realidad.

Yoni Bigud dijo...

Hola Cecilia. Allí estaré, aclarándote primero que mi sensación de derrota no solo se refiere a lo político, sino a la vida misma.

Saludos,

Stella dijo...

y esos son muy malos. Pierden y quieren romper todo!
No saben jugar!!