Extraña sucesión de infortunios que, poco a poco, fueron minando mi voluntad hasta transformar aquel viejo anhelo de triunfo en esta pacífica convivencia con el fracaso.

jueves, 10 de julio de 2008

INCIDENTE EN EL SUBTE "A"


Corre el mes de diciembre del año 2006...

Metrovías informa que la línea "A", Primera Junta-Plaza de Mayo, presta servicio con demora. Disculpe las molestias ocasionadas.

La puta que los parió.

El tren irrumpe como un toro bravo en la estación Acoyte. Y viene hasta la manija. Se abre la puerta y tres o cuatro desprevenidos son expulsados al espacio exterior perdiendo definitivamente su lugar.

Ya no queda sitio para nada ni nadie, pero en el último instante llega un gordo que opina distinto. Me resisto intentando cubrir el único hueco a través del cual podía soñar un abordaje, pero este simpático disidente afirma sus manazas en el marco de la puerta, inspira profunda y ruidosamente, y se impulsa hacia el interior del vagón con un horrendo movimiento pélvico que cambia para siempre mi visión del mundo.

Lo fulmino con una mirada repleta de indignación, pero me ignora.

Dejamos atrás Plaza Miserere y una vieja -bastante chota por cierto- que tengo incrustada debajo de la axila comienza a proferir una serie de insultos murmurados. Como no la escucho bien me sumerjo de nuevo en mis pensamientos, pero al cabo de un instante me percato de que aquellos terribles epítetos están dirigidos a mi persona.

Todo sucede muy rápido y pierdo segundos valiosos. El olor fétido de un intestino en plan de evacuación se ensaña con mis fosas nasales al tiempo que la vieja me endilga la responsabilidad a grito pelado. La muy hija de puta.

¿Por qué a mí y no a cualquier otro pasajero? Tal vez por mi color de piel. O por mi naturaleza salvaje. O por aquel conflictivo manifiesto en contra del agua dulce. No lo sé. De cualquier modo tengo ganas de cazarla de la nuca y refregarle el ojete por la cara para insuflarle algunos pensamientos absolutorios.

Miro a los costados en busca de algún otro candidato que cuadre en los parámetros visuales que el inconciente social suele reservar para los inadaptados, pero no lo encuentro. Para ser franco yo también habría alzado un índice acusador en dirección a mi persona. A la derecha tengo una vieja -otra- que se parece más a un cadáver en descomposición que a un ser vivo (lo cual explicaría el olor), y a la izquierda una magnífica señorita cuya parte trasera no podría expedir más que claveles perfumados y versos alejandrinos.

A la altura de la estación Lima ya soy víctima del repudio general. La vieja defiende su nariz aguileña con un pañuelo de tela bastante pegoteado, pero no ha dejado de insultarme; y enfrente se me paró un pelado bien fornido que me quiere cagar a trompadas. Para colmo, un grupo de adolescentes entona cantitos alusivos que impiden que el incidente se desdibuje en la memoria de los presentes. La situación es crítica, pero por suerte la gente desciende masivamente para efectuar la combinación con la línea "C".

Al llegar a la estación Plaza de Mayo solo quedamos en el vagón el gordo disidente, la vieja denunciante y yo. Es el fin del recorrido.

Se abre la puerta y desciende la vieja berreando. Cada tanto se da vuelta y me busca con su índice acusador, pero yo me disfrazo en la multitud. Finalmente apura el paso y sale de mi vida para siempre.

El gordo disidente me saluda con una leve inclinación de la cabeza, y me devuelve aquella mirada indignada con una sonrisa compasiva.

Yo lo ignoro.

5 comentarios:

Caia dijo...

Jaja!! Para mí que fue la vieja y se hizo la bolú..

Yoni Bigud dijo...

Zyx: Le voy a confesar una cosa, pero no la ande repitiendo por ái: Yo también.

Un saludo,

Viejex dijo...

He decidido recorrer completo el blog por varios motivos: porque siempre quise hacerlo, porque casi nadie que me interese leer publica nada últimamente, porque me place, y porque voy a seleccionar los artículos que más me gusten y voy a publicitarlos en twitter y facebook. Es que la lectura de buenos blogs es una práctica que recomiendo vivamente por lo amena, la considero mucho mejor que las porquerías en micromensajes que están tan de moda.

Sé que no voy a resucitar el interés masivo en los blogs, pero alguno me lo va a agradecer, seguramente.

Con respecto al artículo, me sorprende leerlo sin su ahora habitual resumen debajo del título (¿epígrafe se llama?) y por lo florido de insultos -el insulto a los amigos de Metrovías, la calificación de "chotas" para las viejas- de este escrito "de las profundidades" como dijo en los comentarios del artículo inicial. Me gusta más su estilo actual, lo cual bien mirado es un elogio.

Abrazo, campión.

Viejex dijo...

He decidido recorrer completo el blog por varios motivos: porque siempre quise hacerlo, porque casi nadie que me interese leer publica nada últimamente, porque me place, y porque voy a seleccionar los artículos que más me gusten y voy a publicitarlos en twitter y facebook. Es que la lectura de buenos blogs es una práctica que recomiendo vivamente por lo amena, la considero mucho mejor que las porquerías en micromensajes que están tan de moda.

Sé que no voy a resucitar el interés masivo en los blogs, pero alguno me lo va a agradecer, seguramente.

Con respecto al artículo, me sorprende leerlo sin su ahora habitual resumen debajo del título (¿epígrafe se llama?) y por lo florido de insultos -el insulto a los amigos de Metrovías, la calificación de "chotas" para las viejas- de este escrito "de las profundidades" como dijo en los comentarios del artículo inicial. Me gusta más su estilo actual, lo cual bien mirado es un elogio.

Abrazo, campión.

Yoni Bigud dijo...

Señor Viejex: Me acabo de encontrar con este comentario suyo en el spam de mi casilla. De pura casualidad. A veces algunos mensajes se cuelan ahí, no sé por qué.

Vea, yo he resucitado el interés por los blogs. De hecho ya publiqué como tres artículos en menos de un mes. He decidido prescindir del resto del mundo. Convertirme en una especie de Hundred, pero algo más generoso. Pasar por los blogs amigos por lo menos cada par de meses. En eso estamos.

En cualquier caso le agradezco su buena voluntad. Siempre es bueno saberlo en el equipo.

Un saludo.