Cuestión previa: En realidad no sabía si colgar estas líneas en este blog o en Narrador, y la decisión la tienen ustedes debajo de esta oración. Primero porque para Narrador tengo muchas opciones ya preparadas, y segundo porque creo que con este escrito se me pueden haber volado un poquito los pájaros, y no encaja en el perfil que quiero construir allá.
Introducción: Una de las pocas veces que decidí aplicar las artes de mi profesión en estos años (sabrán ustedes que hace mucho he optado por no ejercerla en el sentido estricto) fue a raíz de un gravísimo conflicto que se generó entre dos sectores con los que, individualmente y por razones que no pienso explicar aquí, mantengo relaciones de amistad y cooperación. Y lo hice no como abogado sino como mediador privado, papel que –debo admitir- se relaciona bastante mejor con mi carácter, aun teniendo en cuenta ese fatalismo intrínseco que me acompaña desde pequeño.
A lo nuestro, que este relato-anécdota no es ni corto ni largo, y no quiero ser yo el que introduzca la variante del tedio justamente el viernes, que es mi día preferido porque almuerzo solo. Y como lo que quiero. Y me tomo un vino chiquito con soda y hielo. Y puedo pensar un poco, que es una de las cosas que me hace bien.
LA HUELGA DE LAS GALERAS NEGRAS
La noche en que los tres sicarios contratados por la mafia de los magos irrumpieron en la sede del sindicato de conejos armados con sus varitas mágicas y sus ametralladoras fue el principio del fin para una amistad milenaria. Varios de los conejos más famosos resultaron muertos, y los pocos que lograron sobrevivir ya no volvieron a confiar en sus antiguos socios.
La represalia no se hizo esperar. Liderados por la cara visible de un conocido fabricante de baterías, los conejos iniciaron lo que años más tarde fue bautizado por los estudiosos como “La huelga de las galeras negras”, que tuvo un profundo impacto en el gremio de la magia. Era una ingeniosa forma de protesta que consistía en ingresar al sombrero respetando las normas impuestas por el convenio multilateral, pero evitando salir al primer requerimiento. La maniobra produjo verdaderos estragos, y cuando las presentaciones de los magos más respetados comenzaron a cosechar más hortalizas y menos palmas, se tornó necesaria una inmediata reapertura del diálogo.
¿Y quién mejor que Yoni, amigo de la magia, la discreción y la heterodoxia para acercar posiciones?
“Nadie”, pensaron los más encumbrados funcionarios de ambos bandos.
Y de esa forma dio comienzo una gestión que se prolongó por varios meses antes de ver la luz al final del túnel.
En la primera reunión que sostuvimos, los líderes de la coalición de animales al servicio del entretenimiento exigieron que el sector que respondía a las directivas del mago Cacarulo fuera puesto a disposición de la justicia. Todos los conejos sabían que era esa organización la que había facilitado los medios para perpetrar el atentado, pero no tenían pruebas concretas.
Finalmente, con la discusión trabada y los ánimos caldeados, tuve que imponer un cuarto intermedio para organizar una nueva reunión.
El segundo encuentro contó con la presencia de todos los sectores en conflicto. Los ilusionistas, que eran una mayoría abrumadora entre los magos, amenazaban con impulsar el reemplazo de los conejos por las siempre dispuestas ardillas de criadero, aun cuando ello implicaba ir en contra de las tradiciones y el deseo de los niños. Pero como los orejones más experimentados hicieron caso omiso de la amenaza, tuvieron que dar marcha atrás y admitir que la medida era impracticable.
El tiempo se nos escurría entre los dedos mientras los avances en la negociación eran casi nulos. Ambos grupos se habían transformado en enemigos mortales, y la escalada de violencia cobraba nuevas víctimas casi todos los días. Zanahorias envenenadas, galeras explosivas y pañuelos perfumados con curare eran moneda corriente en los camarines que estaban forzados a compartir.
Pronto llegó el momento en el que ya nadie podía dormir tranquilo, y fue ese marco de psicosis generalizada el que aproveché para tender los puentes necesarios hacia la realización de lo que luego bautizamos como “La cumbre de los próceres”.
Dos meses más tarde, y luego de infinitas idas y vueltas, el gran David y el conejo de las baterías se reunieron conmigo en la casa de veraneo que una famosa modelo alemana de rubia cabellera posee en el sur de Francia. Y si bien jamás revelamos los términos del acuerdo alcanzado, el mismo fue beneficioso pora todos los involucrados, y la tan ansiada paz fue restablecida en ese mundo complejo y enigmático.
Y las buenas noticias para el gran David, rey de los ilusionistas, no se agotaron con el pacto que le devolvió el prestigio…
Al poco tiempo se hizo pública la noticia de su inminente paternidad, y con ella se despejaron para siempre las dudas sobre su sexualidad. Sobre todo cuando su blonda novia dio a luz una camada de veintiséis hermosos gazapos.
Satisfacciones como la que acabo de contarles son las que lo impulsan a uno a valorar aunque sea un poquito la profesión.
Ahora el premio...
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PREMIO SEIS PALABRAS:
Marichu, que al parecer se ha retirado a cuarteles de invierno por un tiempito, y nosotros respetaremos su decisión porque no sabemos por qué decidió lo que decidió, me otorgó un premio que me impone como obligación autodefinirme en seis palabrras, y elegir cinco blogs amigos para pasar la posta.
Agradeciéndole de antemano la deferencia, anuncio que pienso cumplir con la primera parte y desestimar la segunda, por las razones que ya expliqué alguna vez aquí.
1- PESIMISTA
2- REFLEXIVO
3- TÍMIDO
4- ESCRITOR
5- INFANTIL
6- CEREBRAL
Tengan ustedes muy buenas tardes.
11 comentarios:
me encantó la idea de la guerra entre los dos bandos, lo de las zanahorias envenenadas y todo eso, está buena eh, muy "fílmica", te diría.
pesimista en serio yoni? siempre pensás que las cosas van a salir mal o simplemente sos capaz de ver los contras de las situaciones? Hay una diferencia creo, al segundo yo lo llamo "realista" ja.
Leyendo su cuento mientras que espero que el Mono se pueda escapar del trabajo para partir...sí, creo que sí. Es el final el que tal vez no lo hace apto para Narrador. No porque esté mal, ojo! Sino por lo de lo pajaros volados ( o los conejos escapados...)
Creo que eligió bien en ponerlo acá.
Por otra parte, con más desarrollo podría armar una saga como la de los científicos alemanes!
Qué difícil autodefinirse con 6 palabras.
QUé difícil autodefinirse!
Un beso!
El relato de sus éxitos como mediador salvó la tan valorada aparición del conejo.Y lo ubica como un excelente narrador.
Pareciera como que Rogger Rabbit tuvo algo que ver;no es por dudar de las inclinaciones de David, claro.
Insisto en que un pesimista no existe, es sólo un optimista informado.
Besos
Interesante.
Yo jamás podría ser mediador. Mi carácter me lo impide.
Además mi carrera en las leyes es mucho más política que jurídica.
Cuando leí lo de la huelga de las galeras negras, imaginé que se trataba de algún tipo de grupo de corsarios que se habían revelando ante la corona de algún reino.
Saludos.
Inquietante compatibilidad genética la del gran David.
Me gustó la consigna del galardón. Soy aficionado a las listas de palabras.
Los conejos son los bichos más hipócritas del reino animal: uno los compra de chiquitos porque son-tan-liiiindos y luego, al crecer, se vuelven más malos que un bull terrier.
Ni habalr de las palomas, otros bichos espantosos y mugrientos.
Con los magos no tengo tantos problemas.
Esos eran unos magos de morondanga!
De haber sido magos como la gente, hubieran hecho desaparecer el problema y listo!
Claro, en ese caso no hubiera sido necesario el mediador, ni hubiera sido posible el relato suyo.
En fin, todo pasa por algo!
(¿?)
Jamás hubiera dicho que ud es pesimista. Pero si ud lo dice, debo creerle.
Por ahi es pesimista para ud, porque, en realidad, siempre lo leo con algun comentario positivo, viendo el vaso lleno.
Un amigo mio era tan, pero taaan pesimista, que cuando se le declaró a la novia le preguntó: "¿querés ser mi viuda?"
En fin...el calor hace estragos en mi pobre neurona.
Besoss
Pero vos conocés al hijo? Tiene dientes de conejo !!!
m.: Su comentario me da la pauta de que no cree en mis dichos. No es una idea, es una descripción.
Soy pesimista, un poco por instinto y otro poco por elección.
Mona: Para este momento usted ya debe estar de vacaciones. La felicito, y la eximo de autodefinirse.
Cerriwden: David tiene sus sospechas, no lo dude.
Un pesimista es un optimista que ha vivido algunos años.
Falangista: Si su carrera en las leyes es política, entonces no es una carrera en las leyes. Es una carrera política.
Por supuesto que le estoy hablando desde mi fortaleza en el mundo ideal.
Claude: Me gusta su afición.
Calavera: Los conejos son malos, igual que las palomas y todos los bichos que interactúan con nosotros. No se fíe de los perros.
Ni de los magos.
Stella: No es tan sencillo. Los conejos son inmunes.
Repito lo que dije más arriba: Soy pesimista; un poco por instinto, y otro poco por elección.
Vulgar: Pero le estoy diciendo que es un cornudo, mujer. No me haga decirlo tan claro...
Un saludo.
sabe una cosa ?
lo estuve nombrando durante toda mi estadía ne la costa!
bueno..a usted no, pero si a su blog
ASI ME FUE !!
es el primer año que no vuelvo con el trofeo de generala en mi poder
(si, si. organizamos torneito interno con trofeo y todo, OBVIO)
este año me tocó perder
Señor Briks: Bienvenido de vuelta, y muchas gracias por la propaganda. Ya rendirá sus frutos.
A Punta del Este, a buscar a Santipolio voy yo.
Me encanta la generala. Con mis hermanos solíamos jugar una variante a la que llamábamos "generala maratónica". Primero empezó siendo una triple. Es decir, jugábamos tres generalas a la vez, pero una valía un punto, la otra dos y la tercera tres. Y cada uno se anotaba el tiro donde quería.
Después empezamos a hacerla de nueve columnas, y se la jugaba en varias tandas cada vez que volvíamos de la playa. Y también había un trofeo que yo nunca gané, por supuesto.
Y esto formaba parte de una verdadera olimpiada, porque al mismo tiempo jugábamos al 10000, pero a 100000. Y a un juego que se llama básiga, que es igual a la escoba pero con muchos más cantos, y se juega a 54 (nosotros la hacíamos a 540).
Todos estos juegos maratónicos ocurrían solo una vez en el verano, y el campeón se convertía en el hombre más respetado. Y le aclaro que entre los cuatro hermanos y los respectivos amigos eramos como... cien. Más o menos.
Un saludo.
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